Guinea-Bissau: “Muchos niños se salvarían si llegaran antes al hospital”

Jana Brandt ha coordinado durante nueve meses los proyectos de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Guinea-Bissau. Al finalizar su misión, repasa los retos a los que se enfrenta la organización en el país

Jana Brandt ha coordinado durante nueve meses los proyectos de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Guinea-Bissau. Al finalizar su misión, repasa los retos a los que se enfrenta la organización en el país.
 
En Guinea-Bissau estamos trabajando en pediatría. En la región de Bafata, en el noreste del país, trabajamos en el hospital regional y en varios centros de salud en la zona rural. Además, tenemos 200 agentes de salud comunitaria para detectar rápidamente a los niños enfermos, y 40 de ellos han sido formados para tratar diarrea, malaria e infecciones respiratorias agudas que necesiten antibióticos. 
 
El año pasado, vimos un aumento muy importante de enfermos de malaria entre agosto y noviembre, cuando el número de casos se duplica o triplica. Para prepararnos para el pico de este año, hemos construido una estructura semipermanente con unas 30 camas que nos permitirá aumentar considerablemente la capacidad del hospital. También vamos a hacer por primera vez en el país la quimioprevención de la malaria estacional (SMC por sus siglas en inglés), una estrategia preventiva que consiste en administrar un tratamiento completo a los niños durante el periodo de más incidencia de malaria y prevenir la enfermedad. El SMC empezará en agosto y llegará a 25,000 niños en las áreas de salud de Bafata, donde estamos trabajando. 
 
La malaria es una de las principales causas de enfermedad en Guinea-Bissau, pero no la única. Sin embargo en el país, como en muchas otras zonas de África, se suele tratar de malaria a todos los niños con fiebre. Precisamente para evitar esta práctica, vamos a hacer un estudio en Bafata para poder saber cuál es el perfil epidemiológico en la zona y después, crear un árbol de diagnóstico sencillo que permita al personal sanitario con una mínima formación diagnosticar la enfermedad que sufre el niño y tratarla adecuadamente. 
 

Nuevo proyecto en la capital del país

 
Por otro lado, desde hace cuatro meses trabajamos en el hospital nacional de Bissau. Ahora estamos en la unidad de cuidados intensivos pediátricos (UCIP) 24 horas al día, 7 días a la semana. También nos estamos preparando para trabajar en la unidad de urgencias y para responder al pico de malaria. Es un reto trabajar aquí porque aunque es el último hospital de referencia del país, nos encontramos con los mismo problemas que vemos en otros niveles más bajos del sistema sanitario: falta de personal y material, personal sanitario con muy pocos conocimientos técnicos y corrupción. 
 
Pero lo más complicado de todo son los casos que atendemos. Hasta el hospital llegan los casos más difíciles que no tienen solución en otro sitio y hay casos que no se pueden tratar en Guinea-Bissau. Estos niños o mueren porque no hay ningún tratamiento posible, o algunos pocos son sacados del país para recibir tratamiento en el exterior, después de pasar por una junta médica y gracias a otras organizaciones. 
 
 
En la UCIP la mortalidad es altísima. En enero, el primer mes que pudimos recoger datos, hubo una mortalidad del 75%, una locura. Hemos conseguido bajarla considerablemente, pero aún así, en junio fue de más del 38%, que es muchísimo. También es verdad que en la UCIP tenemos muchos neonatos. lo cual dispara la tasa de mortalidad global, porque la unidad de neonatología del hospital no funciona bien. Por eso estamos mejorando nuestra colaboración con los servicios de maternidad y neonatología para que los niños no lleguen demasiado tarde con nosotros. 
 
Ahora mismo la UCIP tiene 22 camas y no son suficientes. Pero al ser un servicio tan especializado, para aumentar el número de camas también necesitas aumentar la cantidad de personal, y el porcentaje que tenemos ahora está muy por debajo del de cualquier país europeo. Pero como no hay técnicos en el país, contratar médicos es muy difícil. 
 
La mayoría de los pacientes que vemos son de Bissau, la capital, donde vive casi una tercera parte de la población, pero del resto de las regiones llegan muy pocos. Es una señal clara de que el sistema de referencia no funciona. 
 
Sin embargo, vemos importantes avances. Cuando llegamos, había enfermos de malaria que morían y ahora, en la UCIP ya nadie muere de malaria, básicamente gracias a la introducción del tratamiento de artesunato. La situación también mejorará cuando estemos en la unidad de urgencia y nos encarguemos de hacer el triage.
 

Un periodo marcado por la inestabilidad política

 

 
En los nueve meses que he estado en Guinea-Bissau he visto tres gobiernos diferentes. El último se constituyó en junio y ya ha presentado un programa y unos presupuestos en el parlamento para que se aprueben. Mientras tanto, las instituciones internacionales no liberan fondos y Guinea-Bissau es muy dependiente de la ayuda externa. 
 
La inestabilidad política tiene un impacto en la salud. Durante un mes y medio, el personal sanitario ha estado en huelga porque no recibían salarios. Los servicios mínimos durante la huelga no eran suficientes. En el hospital de Bissau, por ejemplo, con 160 camas de pediatría, sólo había un médico y una enfermera. Así que mandan a la mayoría de los niños a casa y solo atienden a los que están realmente graves. Y en la comunidad, la población va otra vez a los curanderos tradicionales o a los hospitales privados si pueden. Entonces llegan menos niños pero más graves, y más difícil atenderlos.  
 
En Guinea-Bissau hay un problema general de falta de acceso a la salud por muchas razones. En primer lugar, porque es un sistema de pago y una gran parte de población vive con menos de dos dólares al día, por debajo del umbral de la pobreza. También hay un problema de acceso físico a las estructuras de salud para las personas que viven en la zona rural. Por otra parte, la medicina tradicional está muy presente y muchas veces es la primera opción para las familias, seguramente porque tampoco tienen medios para ir al centro de salud. Por otro lado, la capacidad técnica del personal es muy baja y los medicamentos y material no siempre están disponibles. En nuestros dos proyectos vemos que muchos de los niños se salvarían si llegaran antes al hospital.  
 

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