Nigeria: “Estamos tratando a niños desnutridos mayores de cinco años en nuestros centros”

Marco Olla es un especialista en pediatría que recientemente trabajó en los proyectos de desnutrición de MSF en Maiduguri, la capital del estado de Borno, en el noreste de Nigeria. En esta entrevista, nos describe el alcance de la crisis en Maiduguri, el impacto médico de la desnutrición en los niños y el tratamiento proporcionado por los equipos de MSF.

Marco Olla es un especialista en pediatría que recientemente trabajó en los proyectos de desnutrición de MSF en Maiduguri, la capital del estado de Borno, en el noreste de Nigeria. En esta entrevista, nos describe el alcance de la crisis en Maiduguri, el impacto médico de la desnutrición en los niños y el tratamiento proporcionado por los equipos de MSF.
 

Como pediatra, ¿cómo puedes describir la emergencia actual en Borno?

En Borno, aparte del elevado número de pacientes, hemos visto señales médicas de alarma, que son un indicador de la dimensión de esta crisis. En las crisis de desnutrición, generalmente tratamos a niños entre seis meses y cinco años de edad. Son más vulnerables a esta edad, y dependen directamente de sus madres y padres para sobrevivir. Pero cuando ves a muchos niños desnutridos de más de cinco años de edad, entonces sabes que la situación es realmente mala y una grave crisis nutricional se está desarrollando. Y este es el caso en Maiduguri.
 
En Maiduguri, en el departamento de pacientes hospitalizados que tenemos en el distrito de Maimusari, hemos estado admitiendo a niños de más de 5 años de edad, que padecen malaria, neumonía u otras infecciones, y nos hemos dado cuenta de que muchos estaban desnutridos. He visto a niños de 7 o 10 años presentándose con formas de desnutrición aguda, lo cual es bastante inusual.
 
Por ejemplo, recientemente vino una madre a uno de nuestros centros de salud con su hija de siete años. La niña estaba muy desnutrida y tenía diarrea. Inmediatamente la hospitalizamos en nuestro centro de alimentación para pacientes internos. Cuando la mirabas, no se reía, no sonreía. La madre nos dijo que huían de un pueblo al este de Maiduguri, sin el padre. Se instalaron en Muna Garage, un campamento improvisado en las afueras de la ciudad. Se quedaron allí por más de un mes, pero las raciones de mijo y arroz que recibieron eran demasiado pequeñas, y no tenían dinero para acudir a las instalaciones de salud estatales.
 

 

¿Cuál es la respuesta de MSF a esta situación de emergencia?

En los centros de salud de MSF en Bolori y Maimusari, en Maiduguri, estamos evaluando la desnutrición de todos los niños de hasta 15 años que vienen a consulta médica. Si detectamos que están afectados por la desnutrición aguda, ya sea de forma moderada o severa, los tratamos en nuestros centros de alimentación terapéutica. Por lo general, sólo tratamos a los niños pequeños con desnutrición severa en nuestros programas, pero debido a la falta de alimentos, hemos tenido que ampliar los criterios de admisión y comenzar también a tratar a niños menores de cinco años que sufren de desnutrición aguda moderada, para evitar que caigan en la forma severa de desnutrición.
 
Para el tratamiento de la desnutrición, nos estamos enfocando no sólo en los niños. También nos ocupamos de mujeres embarazadas que a menudo no reciben suficiente comida, ya que corren el riesgo de morir durante el parto o son propensas a dar a luz a bebés débiles expuestos a la desnutrición. Por eso distribuimos alimentos para las mujeres embarazadas durante las consultas prenatales y también cuando acuden a las consultas posnatales, y examinamos a sus bebés para detectar si padecen algún grado de desnutrición.
 

 ¿Qué sucede exactamente cuando un niño no tiene suficiente para comer?

Todo el sistema del cuerpo se ve afectado y el metabolismo se altera totalmente. Hay dos manifestaciones principales de la desnutrición en los niños: el marasmo y el kwashiorkor. Un niño con marasmo se ve demacrado, sólo piel y huesos. El kwashiorkor se caracteriza por edemas (hinchazón). Ambas formas están relacionadas con la deficiencia de nutrientes esenciales como proteínas, vitaminas y minerales. El sistema inmunológico se ve particularmente afectado. Esta es la razón por la que son susceptibles a desarrollar infecciones.
 
Cuando los niños desnutridos mueren, la mayoría de las veces mueren por una infección. Su cuerpo ya no es capaz de combatirlas. La desnutrición y las infecciones forman un círculo vicioso. Un niño desnutrido está más propenso a caer enfermo, y las enfermedades agravan la desnutrición. Las complicaciones médicas mortales van desde neumonía, meningitis o malaria, hasta diarrea y sepsis.
 

 

¿Cómo tratan a los niños desnutridos?

Los niños con desnutrición aguda severa y con complicaciones son hospitalizados y les proporcionamos un tratamiento nutricional y tratamiento médico. Para la alimentación, utilizamos leche terapéutica para estabilizar su metabolismo. Algunos de ellos están tan débiles que se niegan a comer. En este caso, los alimentamos a través de un tubo nasogástrico (nariz a estómago). Después de esta fase de estabilización, les damos alimentos terapéuticos listos para usarse, que son una pasta a base de maní. El tratamiento médico consiste en el tratamiento de otras enfermedades – comorbilidades, en términos médicos – como la neumonía, la diarrea y la malaria.
 
Los niños con desnutrición aguda severa pero sin complicaciones y los niños con una forma moderada de desnutrición son tratados en sus hogares y se les da seguimiento en nuestras instalaciones ambulatorias. Proveemos a sus madres con alimentos terapéuticos listos para usarse. La duración del tratamiento suele ser de cuatro a seis semanas.
 

Para ti personalmente, ¿qué ha sido lo más notable en esta crisis?

Lo que es realmente difícil aquí son las historias de los pacientes. Recuerdo a una madre que vino con un niño de dos años a nuestro centro de alimentación. La familia había huido del conflicto, su casa fue destruida, el padre murió. La mujer perdió a uno de sus cuatro hijos en disturbios durante el conflicto, otros dos murieron de sarampión, y ahora estaba aquí con su último hijo, que sufría de desnutrición severa. Cuando ella terminó de contarnos su historia, comenzó a llorar. Muchas personas realmente han pasado por cosas muy difíciles, están traumatizadas. Están luchando para sobrevivir, y muchos niños están luchando para sobrevivir. Afortunadamente, este chico no murió.
 
Al mismo tiempo, es bueno ver el cambio en el comportamiento de los niños conforme se recuperan. De repente empiezan a interactuar contigo, empiezan a reír. Como la niña de siete años que mencioné. Tratamos su infección, le dimos antibióticos, empezó a comer de nuevo. Siempre trato de acercarme a los niños para ver cómo reaccionan, trato de estrechar sus manos. Cuando están débiles, a menudo se niegan y se irritan. Pero ayer, esa niña me dio su mano por primera vez.
 
 
 

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