República Democrática del Congo: “Necesitamos ir hacia allá inmediatamente.”

Emily Gilbert es coordinadora de proyecto de MSF en la República Democrática del Congo. Ella nos habla de su misión junto a la organización.

“20,000 personas desplazadas de la zona este se dirigen hacia acá…necesitamos investigar esto y hacerlo una prioridad.’’ 
Estoy mirando la pantalla de mi computadora, intentando entender la lista de ciudades y aldeas entre las que se está trasladando la gente. Sólo he estado en la República Democrática del Congo durante dos semanas y los nombres están cargados de vocales y de letras ‘k’. Estoy buscando los lugares en el horrible mapa que es una impresión en tamaño carta con sucias marcas de pulgares y la clásica mancha de té. Incluso en el centro del continente africano, un británico es capaz de reproducir este común sello de un oficinista.
 
En una provincia como Kivú del Norte, que la gente sea forzada a huir de sus hogares y lugares de trabajo para escapar de la violencia es una ocurrencia común. Con aproximadamente 70 grupos armados en la provincia, hay un ciclo constante de enfrentamientos, desplazamientos, tranquilidad, repatriación, más enfrentamientos y más desplazamientos. 
 
La gente que huye de la violencia puede resultar herida por los combatientes durante su escape. A veces, entre estas personas se incluyen grupos vulnerables como mujeres embarazadas, niños y ancianos. Y pueden ser personas con enfermedades crónicas, como la tuberculosis o el VIH, que necesitan poder tener acceso a sus medicamentos de rutina. Además, sea cual sea el lugar en el que terminan, no tienen acceso a comida, refugio o condiciones de saneamiento adecuadas. Necesitamos saber qué pasó y hacia dónde van para poder evaluar sus necesidades médicas y la situación de seguridad.
 
Kikuku…no está por ningún lado. Kanyabayonga …nada. Katsiru…de nuevo, nada. 
 
¡Ya sé! ¡Google Maps me ayudará a encontrar estos lugares!
 
Escribo ‘Kikuku’ en la computadora y espero a que el internet satelital defina un pedazo de tierra, un pixel a la vez. ¿Alemania? No. Estoy bastante segura de que no es ese lugar. 
 
Kanyabayonga’: Sin resultados.
 
OK, entonces ‘Katsiru’. Sin conección a la red. ¿Cancelar? ¿Intentar otra vez?
 
Camino por la oficina de madera que me recuerda a una especie de cabaña cerca de algún lago de Nueva Inglaterra y toco en la puerta del asistente del coordinador de proyecto. Me pregunto si me puede señalar estos lugares en un mapa. Resulta que sí puede hacerlo, y de paso, hace mi vida mucho más fácil. 
 
Esta no es mi oficina. Como coordinadora de proyecto de la unidad de respuesta de emergencia de MSF para Kivú del Norte (que la mayoría de la gente de aquí conoce como NKERU), todavía no tengo una base de tiempo completo. Nuestro equipo va hacia los lugares de la provincia en donde hay necesidades y en donde puede responder a las mismas; instalamos bases temporales en donde sea necesario. 
 
Llegué a la República democrática del Congo hace un par de semanas y me mandaron casi inmediatamente aquí, a Mweso, una ciudad en donde MSF apoya a un hospital y cinco clínicas en las zonas rurales cercanas. En cualquier otra situación, me pudieron haber enviado a una parte de la provincia en donde no existe ninguna instalación de MSF. Nuestro equipo siempre está preparado para esa situación, listo con artículos de primera necesidad para pasar la noche como kits médicos de emergencia, mosquiteros, comida, agua potable y bolsas para dormir. Esta vez, no son necesarios. 
 
Afortunadamente, al personal de este lugar no le molesta hospedarnos y, desde nuestro lado, tener un equipo que ya está instalado en el lugar hace las cosas más fáciles, ya que tienen una gran cantidad de conocimiento y de contactos en el área a los que no tendríamos acceso en otras situaciones. 
 
La situación de emergencia que nos trajo hasta Mweso no es precisamente referente a personas desplazadas, aunque sí puede afectar a esta población. La región ha estado experimentando niveles muy elevados de malaria, llevando a nuestras clínicas al límite. Kashuga, al norte de Mweso, ha estado recibiendo alrededor de 2,000 casos semanales y durante mucho más tiempo que lo que dura el pico de malaria. 
 
La temporada de sequía normalmente es la época en la que disminuyen los casos de malaria, pero la gente ha estado diciéndome que, por algún motivo, esta vez no hubo una temporada de sequía. Esto implica que los mosquitos siguen causando estragos, enfermando a adultos y a niños por igual, a veces de forma fatal, en áreas en donde el acceso a la atención médica es extremadamente limitado. 
 

“Necesitamos ir hacia allá inmediatamente.” 

 
La última semana la hemos pasado atendiendo a pacientes que ya contrajeron la enfermedad y preparando una intervención para recolectar más información. Y ahora, justo cuando estamos poniendo en práctica nuestros planes, estallaron enfrentamientos al noreste de Mweso, lo que implica que miles de personas están huyendo hacia donde nos encontramos. 
 

Inmediatamente convoco a una reunión de equipo. Necesitamos entender mejor los detalles de la situación para tomar una decisión sobre cómo actuaremos. No podemos simplemente adentrarnos en estos lugares, ya que podría poner a todo el equipo en riesgo. Los robos armados, ataques violentos y secuestros son comunes en esta área, especialmente en las carreteras. De hecho, el proyecto en Mweso acaba de volver a abrirse hace dos meses después de haber sido forzado a cerrar durante cuatro meses debido a un crítico incidente de seguridad. 

 

Trabajando con el equipo que está establecido en Mweso, comenzamos a hacer una lista extensiva de todos los contactos que ya tenemos en la región: personal del ministerio de salud, líderes locales, presidentes de campos de personas desplazadas, amigos del personal, comerciantes locales, líderes religiosos y, por supuesto, líderes de grupos armados. 
 
En MSF siempre hacemos una amplia red de contactos en todas las áreas en las que trabajamos para asegurarnos de que estamos al tanto de la situación humanitaria y de seguridad. Es importante que los miembros de la comunidad, las autoridades gubernamentales y los grupos armados entiendan nuestra forma imparcial y neutral de trabajar y nos garanticen acceso seguro a la zona para permitirnos seguir proporcionando atención médica gratuita a cualquier persona que lo necesite. 
 
Divido la lista y asigno varios contactos a cada miembro del equipo. Nos ponemos a trabajar, llamando a una persona a la vez y anotando la información que nos proporcionan. 
 
Tengo un amigo que huyó hacia uno de los campos de personas desplazadas y planea regresar a su ciudad de origen para ver si es lo suficientemente seguro trasladar a su familia de regreso,” anunció el médico del equipo en su forma tranquila y práctica de hablar. “Ella me hablará después y me dará una actualización de la situación.” 
 Anoto lo que me dijo.
 
 “Hablé con alguien en el hospital. Me dio una lista de personas que viven en áreas en donde hay enfrentamientos y a las que podemos contactar,” agrega otro miembro del equipo. “Algunos huyeron, pero también hay otras personas que siguen en el lugar.”
 
Poco a poco, juntamos toda la información en el transcurso de la tarde. No podemos contactar a algunas personas porque son inalcanzables debido a la mala señal del teléfono. Por esta misma razón, otros contactos no pueden terminan de contarnos sus historias. Esa es la realidad en este lugar. La comunicación puede ser impredecible y, aunque la red celular normalmente funciona en Mweso, en muchos de los lugares remotos a los que estamos intentando hablar la red es muy inestable o inexistente. El otro día, un colega me contó que una persona caminó cinco horas para llegar a una colina en la que había señal. Todo porque quería realizar una actualización sobre la situación en el área. 
 
 

Cuando terminamos de hacer las llamadas telefónicas y el panorama comienza a aclararse, decido intentar otras formas de recolectar información. Es vital que tengamos el contexto general tan claro como sea posible para saber qué nivel de respuesta será necesario. ¿Necesitaremos más enfermeras? ¿Más kits quirúrgicos? ¿Es seguro que nuestro personal se quede en este lugar? Uno de los conductores del proyecto accedió a acompañarnos y actuar como traductor, así que salgo a la ciudad con él y con el coordinador de proyecto en Mweso y vamos en busca de las personas desplazadas. 

 
“Miren la puerta,” exclama el conductor, dos minutos después de que salimos de la base del proyecto en Mweso. Está apuntando a lo que parece ser una escuela vacía, y no termino de comprender lo que me quiere decir. “Está abierta. Creo que hay gente adentro.”
 
Caminamos a través del patio de la escuela. El edificio es una estructura rectangular hecha de cemento, con paredes que se están derrumbando y la pintura está saltada. Seguimos al conductor. El lugar parece estar vacío. Habla para que se escuche su voz dentro del lugar y escuchamos movimiento, pero seguimos sin ver a nadie. Unos cuantos minutos después, sale un hombre anciano, apoyándose en un palo que probablmente encontró en el camino. Señala hacia su rodilla, se inclina para sentarse en un escalón, y comienza a hablar en Swahili. 
 
“Nos persiguieron con armas y huimos,” nos cuenta, mientras el conductor traduce. “Me caí y me lastimé mi rodilla. Ahora me es difícil caminar.” 
 
Le pregunto sobre la situación general en el área, y confío en que el conductor, al ser alguien de la localidad, encontrará la manera más apropiada de preguntar sobre el tema sin decir nada delicado. 
 
“18 personas fueron asesinadas. Tiraron sus cuerpos dentro de las letrinas,” nos cuenta el hombre. Nosotros asentimos, para mostrarle que sí estamos prestando atención y que estamos listos para escuchar cualquier otra cosa que tenga que decir. “Hay muchas familias que han huido,” continúa, enlistando los nombres de las ciudades y aldeas que actualmente están llenándose de personas desplazadas que intentan llevar a sus familias a un lugar seguro. Lo que él está diciendo concuerda con lo que hemos escuchado de los reportes y de los contactos a los que estábamos contactando antes, así que esto nos permite verificar al menos hacia qué lugares está huyendo la gente. 
 
El hombre, que ahora está otra vez de pie y se apoya en su bastón improvisado, mira a las personas congregadas alrededor de él, con sus ojos fijos en nosotros. Nos pregunta si tenemos comida. 
 
Siempre encuentro difícil responder a peticiones de personas desesperadas por cualquier tipo de ayuda adicional a la atención médica. Siempre que pasa, me recuerdo a mi misma que, dado que MSF está enfocada en proporcionar atención médica, esto implica que podemos concentrarnos en proporcionar servicios de calidad que salvan muchas vidas. Por mucho que lo queramos, no tenemos los recursos para hacer todo lo que se necesita. El coordinador del proyecto de Mweso reitera nuestro papel como una organización médica y explica a las 15 o 20 personas congregadas alrededor de nosotros cómo pueden acceder a atención médica gratuita en esta ciudad. Las personas escuchan atentamente, asienten colectivamente, y el hombre nos agradece y nos asegura que usarán nuestros servicios. 
 
El resto del día lo pasamos buscando más información sobre la situación en el noreste de Mweso y sobre las personas desplazadas que llegan aquí. Vamos a campos para personas desplazadas que ya están establecidos, visitamos al jefe de la localidad y hablamos con la gente en la calle y con los integrantes del personal que hospedan a personas que han huido. “Están llegando muchas personas aquí pero, hasta el momento, todo va bien,” nos comentan.
 
La gente nos explica que la comunidad en Mweso está apoyando a los recién llegados con alimentos y refugio. Algunos son parientes de quienes están huyendo de la violencia. Otros están hospedando a la gente en sus hogares para que puedan tener un techo sobre su cabeza. 
 
Después de un tiempo, logramos construir un contexto amplio sobre lo que está sucediendo en el área de los enfrentamientos y en Mweso. Lo que aún está por saberse es cuánto tiempo más permanecerá desplazada la gente. La mayoría quiere regresar a sus hogares cuando sea seguro. 
 
Con tantos grupos armados en la región, los desplazamientos son un suceso normal aquí. A veces, la gente huye sólo durante una noche antes de regresar a sus hogares. Duermen en los arbustos o en la montañas, o buscan refugio con familiares que viven en lugares más seguros. En otras ocasiones están lejos de sus hogares durante más tiempo, viviendo con familias que los hospedan, en campos, o en sus propios refugios improvisados en áreas que les parecen seguras. Algunas personas han sido desplazadas en múltiples ocasiones, ya que el conflicto va de ciudad en ciudad. En algunos casos, la gente nunca regresa a sus hogares. 
 
Con toda la información que tenemos ahora, sólo el tiempo dirá con qué escenario nos enfrentamos actualmente y si las necesidades humanitarias justifican una intervención de la unidad de respuesta de emergencia de MSF para Kivú del Norte (MSF NKERU), además de los servicios de atención médica gratuita que proporciona MSF en Mweso y en los alrededores. Así que, por ahora, todo lo que podemos hacer es monitorear la situación, recolectar información y decidir cuándo y cómo vamos a intervenir. 
 

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