Territorios Palestinos Ocupados: “Buscamos brindar el mejor servicio de salud que podamos”

Marcos Moyano es un psicólogo argentino que trabaja con Médicos Sin Fronteras aliviando el sufrimiento de la población de Hebrón, en los Territorios Palestinos Ocupados.

 

Marcos Moyano es un psicólogo argentino que trabaja con Médicos Sin Fronteras aliviando el sufrimiento de la población de Hebrón, en los Territorios Palestinos Ocupados, en donde MSF proporciona desde hace quince años atención en salud mental, debido a que es una de las necesidades que hay en la población y que no está siendo cubierta por otra organización o por el sistema público de salud.

 

¿Cómo llegaste a Médicos Sin Fronteras (MSF)?

La forma de llegar a MSF es bastante simple, o mejor dicho, transparente, ya que es a través de su sitio web. De ahí empezó un proceso de selección que en mi caso llevó un lapso de tres semanas e incluyó entrevistas y algunas evaluaciones, mientras se iba validando toda mi experiencia previa. Mi disponibilidad y mis ganas de  empezar estaban dadas, así que creo que eso también sirvió para permitirme arrancar enseguida.
 

¿Qué te llevó a postularte?

En realidad conocía la organización porque la había escuchado nombrar muchísimas veces, pero nunca me había imaginado que se podía trabajar en ella -y menos como psicólogo. De hecho, tenía en la imaginación lo que creo que asume todo el mundo, y es que sólo se desempeñan médicos en ella. Yo trabajé durante varios años en un hospital en el sur de Argentina, y cuando volví a la provincia de Córdoba empecé a pensar cuáles serían mis próximos pasos. Estaba analizando la posibilidad de estudiar en el exterior, y en medio de esa búsqueda se me ocurrió también la opción de trabajar en otro país, aunque me parecía algo bastante remoto…  Pero cuando pensé en trabajar afuera, MSF fue una de las primeras cosas que se me ocurrió.
 

¿Qué hace un psicólogo en MSF?

Esa es una pregunta un poco compleja. Podemos hablar en realidad de qué hace un psicólogo clínico en MSF, porque los psicólogos pueden ocupar también puestos de coordinación – pero esto es algo que yo aún no he desarrollado, o lo he hecho sólo parcialmente. 
 
La tarea de un psicólogo clínico, básicamente, es tratar a las personas. Brindar tratamiento y apoyo a individuos, a familias o a grupos. Normalmente, debido a la condición de las poblaciones con las que trabajamos, hacemos terapias breves, de diez a doce sesiones. Usualmente con esto obtenemos buenos resultados. También damos charlas psicoeducativas sobre algún tema en particular: por ejemplo, vamos a una escuela y hablamos de lo que es el trauma y sobre las reacciones comunes a éste. El objetivo es que la gente también normalice un poquito lo que puede estar pasándole; que no se sienta tan mal o tan extraña frente a algunas reacciones, o que, llegado al caso, ante reacciones más exageradas que requieran otro tipo de asistencia, las pueda identificar. 
 
También hacemos capacitaciones a personal del ámbito educativo y de la salud. Los preparamos para que proporcionen lo que llamamos primeros auxilios psicológicos, es decir, una primera respuesta a los eventos o las situaciones críticas que se dan en los entornos donde MSF trabaja.
 

Tu primera misión fue en Hebrón, en los Territorios Ocupados Palestinos. ¿Cómo fue esa experiencia?

La experiencia fue muy interesante. No es como uno lo imagina: yo me figuraba una ciudad más pequeña, con menor cantidad de población, pero la verdad que Hebrón, en Cisjordania, es una ciudad muy grande, con muchísima gente, que está intentando llevar una vida bastante normal, si es que se puede decir. Creo que el primer impacto fue ese, sumado a una cultura y valores totalmente diferentes a lo que es Occidente.
 

¿Qué hace MSF ahí y cuál era tu trabajo?

En la ciudad de Hebrón en particular, MSF está brindando desde hace ya quince años atención en salud mental, debido a que es una de las necesidades que hay en la población y que no está siendo cubierta por otra organización o por el sistema público de salud. Hebrón es una ciudad muy peculiar, porque hay asentamientos donde viven colonos israelíes y donde hay normalmente alta interacción entre la población palestina y los colonos y el ejército israelí. Es muy común entonces que haya incursiones nocturnas y controles militares en las carreteras.
 
En ese sentido, vemos que hay muchas víctimas de violencia política de forma directa o indirecta, por lo que hemos decidido brindar apoyo y tratamiento psicológico a las personas que lo requieren. La población que atendemos son los parientes de personas que han fallecido, las personas que han sido heridas y las personas que han sido liberadas luego de un arresto, así como sus familiares. También trabajamos con personas que han visto sus casas ser demolidas, y con personas que han sido testigos de violencia – por ejemplo, niños de 10, 14 años que ven esa violencia y a los que esto les genera un impacto psicológico.
 

¿Cuáles son los desafíos del proyecto de MSF en los Territorios Ocupados Palestinos?

Los desafíos que siempre tenemos consisten en tratar de llegar a la mayor cantidad de gente que podamos, y en cómo llegar a la gente que más nos necesita. Y en llegar más rápido y mejor, con una muy buena calidad técnica. No sólo trabajamos en brindar un servicio, sino en brindar el mejor servicio de salud que podamos.
 

¿Por qué una organización como MSF brinda servicios de salud mental? ¿Cuál es la importancia de esto en los lugares donde trabajamos?

Yo creo que la razón parte de un cambio en cómo se considera el concepto de la salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) empieza a hablar de la salud de modo integral: no sólo de un estado físico, sino de un proceso con multicomponentes en el que se empieza a incluir la salud mental como una parte de lo que se considera la salud en general. MSF toma esta idea, dando cuenta de que a veces no se trata solamente de atender la cuestión física, por ejemplo un herido, sino también el aspecto psicológico. Y es que para el tratamiento, desarrollo o curación de una persona, el estado mental en el que se encuentra es también muy importante.
 

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