Gaza: Condenamos el ataque israelí contra nuestro centro de distribución de agua

En la tarde del lunes 15 de septiembre, las fuerzas israelíes dispararon contra un camión cisterna de Médicos Sin Fronteras (MSF), claramente identificado, mientras distribuía 10,000 litros de agua potable en el barrio de Sheikh Radwan, al este de la ciudad de Gaza. La ruta y el horario del vehículo se habían comunicado con antelación a las autoridades israelíes, tal como lo hace MSF diariamente.

Este ataque no puede considerarse un error. Fue un intento deliberado de sabotear la distribución de agua a la población civil que no pueden abandonar la zona, en particular a los más pobres, los enfermos y los más vulnerables que viven en tiendas de campaña o entre los escombros de lo que solían ser sus hogares.

Hasta el 12 de septiembre, MSF apoyamos a la sala de urgencias de un centro de atención primaria en Sheikh Radwan. Era la única estructura médica funcional y capacidad de emergencia que quedaba en esa zona de la ciudad, y recibía un promedio de 1,100 pacientes de urgencias por semana. Tras la intensificación de las operaciones militares en la zona, el Ministerio de Salud decidió intentar reubicar la clínica. No se ha encontrado una ubicación adecuada, por lo que la población que permanece en el barrio ya no tiene acceso a los servicios médicos.

Cientos de miles de personas palestinas se están desplazando hacia el sur, pero para la mayoría de las personas atrapadas en la ciudad de Gaza, irse no es una opción viable. No tienen medios para desplazarse, están enfermos o exhaustos, o saben que no hay nada para ellos en el sur; ni la magnitud ni la escala de los servicios brindados son suficientes para apoyar a quienes ya están allí, y mucho menos a los recién llegados.

Obligar a las personas a irse atacando los refugios y la infraestructura restantes, al tiempo que se dificulta cada vez más la prestación de asistencia humanitaria, no solo es brutal, sino también ilegal.

Exigimos a las autoridades israelíes que abran de inmediato un acceso seguro para la entrega de ayuda humanitaria, incluyendo alimentos y agua, y que cesen sus ataques contra el acceso humanitario y contra la población civil. El acceso humanitario a la población civil debe permitirse y protegerse.