Gadzi, RCA: MSF vacuna a 10,000 niños contra el sarampión y el neumococo

Los equipos de emergencia de Médicos Sin Fronteras han vacunado a cerca de 10,000 niños en la zona de Gadzi, unos 300 kilómetros al oeste de Bangui, tras la aparición de diversos casos de sarampión que fueron objeto de la alerta de las autoridades locales.

Los equipos de emergencia de Médicos Sin Fronteras han vacunado a cerca de 10,000 niños en la zona de Gadzi, unos 300 kilómetros al oeste de Bangui, tras la aparición de diversos casos de sarampión que fueron objeto de la alerta de las autoridades locales.
 
Los equipos de vacunación tuvieron que hacer frente a importantes problemas de acceso por el mal estado de las rutas y la dispersión de la población de la zona, donde más de 70,000 personas viven prácticamente sin asistencia sanitaria básica.
 
Tras dos semanas de campaña fueron vacunados un total de 9,717 niños. Recibieron inmunización contra el sarampión unos 9,000 niños de entre 6 meses y cinco años. De entre ellos, casi un millar recibieron también inmunización contra el neumococo, bacteria responsable de diversas infecciones, sobre todo respiratorias. Adicionalmente, unos 700 bebés menores de seis meses fueron vacunados solo contra el neumococo.
 
La campaña empezó tras la alerta de una autoridad local de Gadzi, que a finales de septiembre nos avisó de que había casos de sarampión en la zona. Unos primeros análisis de laboratorio dieron negativos, a pesar de lo cual se hizo una primera distribución de medicamentos”, relata Montse Pubill, coordinadora médica del equipo de emergencia.
 
 
“La intervención se complicó por la violencia que se desató en el país en octubre (que provocó decenas de muertos en la capital), pero en noviembre seguían los avisos desde Gadzi y una segunda ronda de análisis confirmó la presencia de sarampión, por lo que se lanzó la vacunación de emergencia”, explica Pubill, especialista en medicina familiar y que ya había trabajado en la República Centroafricana en 2012.
 
La inmunización se lanzó a finales de noviembre desde la aldea de Djomo, cercana a Gadzi, y durante más de dos semanas cubrió una docena de puestos, algunos de ellos muy alejados por la enorme dispersión de la población.
 
“El acceso a algunos de los puestos designados para la vacunación era muy difícil para nosotros y a veces también para la población, por lo que tuvimos que enviar a equipos sobre la marcha para buscar a la gente con puestos móviles. Los 13 puntos iniciales acabaron siendo unos 30”, detalla Pubill. En total, participaron en la campaña más de 300 personas, en su mayoría miembros de la comunidad y personal del Ministerio de la Salud.
 
Para concienciar a la población sobre los peligros de la enfermedad y la conveniencia de vacunar a los pequeños, grupos de sensibilizadores recorrían las áreas a vacunar dos días antes de la llegada de los equipos sanitarios.
 
 
“En algunos lugares, como el mismo poblado de Gadzi, algunas personas tenían prejuicios contra las vacunas, así que la labor de los sensibilizadores fue muy importante, como de costumbre”, destaca la coordinadora médica. “En muchos casos tuvieron que ir puerta por puerta buscando a los niños y recuerdo un día que el propio sensibilizador llegó con dos niños de la mano y sus padres detrás”, recuerda entre sonrisas Pubill.
 
La región de Gadzi ya ha sido escenario de otras intervenciones de emergencia de MSF.
 
“A pesar de tener una importante actividad minera, es una zona con enormes carencias, donde la mayoría de puestos de salud son solo habitaciones vacías y no hay capacidad de dar asistencia a la población”, afirma Pubill. “Se da la paradoja de que en la región hay áreas de explotación de minas de diamantes, y eso genera ingresos para algunos pero no genera ni un mínimo bienestar en el grueso de la población”, prosigue.
 
“Hay hombres que consiguen algo de dinero en las minas, pero suelen irse a gastarlo a Carnot”, ciudad situada al oeste. Así, muchas familias no tienen ni lo mínimo para poder pagar tratamientos básicos y, aunque MSF les da servicio gratuito en el hospital de Carnot, “los 100 kilómetros de distancia hasta ahí son una barrera difícil de superar porque casi nadie tiene recursos para poder pagar una mototaxi en caso de enfermedad”, lamenta la integrante de MSF.
 
 
 
MSF trabaja en República Centroafricana desde 1997 y, actualmente, cuenta con más de 300 trabajadores internacionales y más de 2,000 trabajadores centroafricanos en el país. Desde diciembre de 2013, MSF ha doblado su nivel de asistencia médica como respuesta a la crisis. Actualmente desarrolla una veintena de proyectos, incluidos varios para atender a los refugiados centroafricanos en los países vecinos de Chad, Camerún y la República Democrática del Congo.
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