Urge priorizar el acceso equitativo a productos médicos que salvan vidas

Actividades de MSF en el Hospital General de Sinuni
Walid Khro, responsable de farmacia de MSF en el hospital general de Sinuni, Irak. © Bawar Mohammed Rasul/MSF

Del 6 al 10 de noviembre se celebra la séptima reunión del Órgano de Negociación Intergubernamental (INB) sobre el acuerdo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre prevención, preparación y respuesta ante pandemias (PPR).

En vistas de este evento, instamos a que todos los países garanticen que los principios de equidad, solidaridad, transparencia, inclusión y responsabilidad estén en el centro de todas las futuras negociaciones y decisiones sobre PPR.

Los líderes no deben tratar la PPR simplemente como una cuestión de seguridad sanitaria. Deben enfocarse en crear normas vinculantes para establecer reservas de suministros internacionales de forma coordinada. A su vez, también deben facilitar una producción y suministro de recursos más independientes y distribuidos globalmente, particularmente en y para los países en desarrollo. Solo de esta manera se garantizará un acceso equitativo a medicamentos, vacunas y diagnósticos asequibles y de calidad para todas las personas.

“El mundo atestiguó una inequidad extrema durante la pandemia de COVID-19, ya que los países ricos acumularon para su propio uso el escaso suministro de vacunas contra la COVID-19, productos terapéuticos y otros equipos y suministros médicos”, asevera el Dr. Christos Christou, nuestro presidente internacional.

“Un almacenamiento estratégico mundial bien coordinado sigue siendo fundamental para garantizar que exista una asignación equitativa de equipos y suministros médicos que salvan vidas; especialmente para las personas que viven en áreas con recursos limitados y en crisis humanitarias en todos los países en desarrollo. Confiar en las asociaciones voluntarias no es suficiente. Es necesario que se establezcan normas vinculantes que garanticen que se realice un suministro confiable de reservas estratégicas mundiales por adelantado para las personas en futuras pandemias y, al mismo tiempo, que se garantice que sea posible satisfacer las necesidades inmediatas para casos de brotes regionales, como por el Ébola y la difteria“, continúa.

“Los líderes no deben olvidar que el éxito para superar futuras pandemias depende de la solidaridad, la transparencia y la responsabilidad a nivel mundial y no de reservar suministros exclusivamente para sus propios fines de seguridad nacional”, concluye Christou.

Durante la pandemia, el acceso a las vacunas y  tratamientos contra la COVID-19 para las personas que se encontraban atravesando crisis humanitarias se tomó en consideración tardíamente. Cuando finalmente se intentaron reservar cantidades específicas de vacunas contra la COVID-19 para contextos humanitarios mediante el establecimiento del amortiguador humanitario de COVAX, nuestra experiencia reveló que este mecanismo no era adecuado para proporcionar un suministro rápido en una situación de emergencia.

Hoy, en Médicos Sin Fronteras seguimos enfrentándonos a desigualdades similares. Por ejemplo, en relación al Ébola, casi todo el suministro de dos tratamientos aprobados recientemente ha sido reservado por el gobierno de EE. UU., con fines de seguridad nacional. Esto ha dejado a los habitantes de los países de África occidental, entre los más susceptibles a brotes futuros, en una situación inaceptable en la que deben depender de donaciones ad hoc y de la buena voluntad de otros gobiernos.

Los países que negocian el acuerdo de PPR deben incluir explícitamente a las personas que viven en contextos humanitarios como parte de la definición de poblaciones vulnerablesen el texto más reciente del INB. La exclusión de personas en situación de crisis humanitaria* puede dar como resultado una mayor marginación de sus necesidades sanitarias cuando se realizan el establecimiento, la gestión y la asignación de reservas mundiales.

Además, las negociaciones del acuerdo sobre PPR deberían dejar de centrarse excesivamente en emergencias futuras. No deberían ignorar cuál es la mejor manera de abordar, en países con recursos limitados, las epidemias regionales y actuales que los afectan, como el sarampión o la difteria, una enfermedad infecciosa reemergente que actualmente azota África occidental debido a la gran escasez mundial del tratamiento con antitoxinas contra la difteria (DAT).

Una y otra vez, el acceso equitativo a los productos médicos que salvan vidas ha sido obstruido por los monopolios de propiedad intelectual (PI) que demoran, limitan o prohíben por completo que otros proveedores independientes provean productos médicos, restringen el alcance geográfico de la producción y fomentan altos precios.

Si bien en el texto más reciente de negociación del INB se destaca la necesidad de establecer exenciones de PI con plazos determinados y el uso de medidas de protección de salud pública, el enfoque general continúa basándose excesivamente en mecanismos voluntarios y en “términos mutuamente acordados” con el sector privado para lograr la producción, la transferencia de tecnología y los conocimientos más diversificados, que fueron ineficaces durante la pandemia de COVID-19.

“A lo largo de 50 años, nuestra lucha por tratar a las personas que tienen enfermedades infecciosas, como VIH/SIDA, tuberculosis, hepatitis C, enfermedad por el virus del Ébola y, más recientemente, la COVID-19, con frecuencia se intensificó debido al acceso limitado a medicamentos, vacunas y diagnósticos esenciales, los altos precios o porque los equipos y suministros médicos necesarios simplemente no existen o no están disponibles en entornos humanitarios y de bajos recursos”, explica Yuanqiong Hu, asesor legal y político sénior de nuestra Campaña de Acceso.

“Los líderes ahora tienen una oportunidad única de establecer nuevas normas internacionales de equidad para la preparación, la prevención y la respuesta ante pandemias y para priorizar el derecho a la salud que tienen las personas en vez de priorizar los monopolios comerciales. Es fundamental abordar las barreras de propiedad intelectual y garantizar la transferencia de tecnología que permita aumentar la producción y el suministro de herramientas médicas esenciales en y desde los países en desarrollo. Los medicamentos y las herramientas médicas no deberían ser un lujo para nadie, sin importar donde viva”, afirma Hu.

Para lograr un acceso más justo y equitativo a herramientas médicas en futuras pandemias, los gobiernos deben exigir de manera proactiva que se realice la transferencia de tecnología. Esto facilitaría capacidades de producción diversas e independientes y para garantizar el suministro de productos médicos esenciales en y para los países en desarrollo.

Cada gobierno debería utilizar también todas las opciones legales y políticas, medidas sanitarias y flexibilidades de salud pública, incluidas las licencias obligatorias, para facilitar la rapidez de la producción, el suministro, la exportación y la importación de herramientas médicas esenciales para todas las personas. 

 

 

 

* Como se reconoce en la resolución 2565 (2021) del Consejo de Seguridad de la ONU, las pandemias pueden exacerbar el impacto humanitario negativo de los conflictos armados e incrementar las inequidades.

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