Apoyamos la reapertura de una importante maternidad en Puerto Príncipe

En Haití, la tasa de mortalidad materna e infantil sigue siendo una de las más altas de la región del Caribe y América Latina. 

Dieuline, de 25 años, con su recién nacido en la maternidad Isaïe Jeanty, apoyada por MSF, en Puerto Príncipe. © Marx Stanley Léveillé/MSF
Dieuline, de 25 años, con su bebé en la maternidad Isaïe Jeanty, apoyada por MSF, en Puerto Príncipe. © Marx Stanley Léveillé/MSF

En colaboración con el Ministerio de Salud y Población, cogestionamos el centro para garantizar unos servicios de salud sexual y reproductiva de calidad, respondiendo así a unas necesidades urgentes y en gran medida insatisfechas.

Entre febrero de 2022 y abril de 2025, la violencia y la inseguridad aumentaron, la proporción de muertes maternas en hospitales pasó de 250 a 350 por cada 100,000 nacidos vivos y los partos en casa se hicieron cada vez más frecuentes.

 

Una enfermera atiende a un paciente en la Maternidad Isaïe Jeanty, apoyada por MSF, en Puerto Príncipe.
Una enfermera atiende a un paciente en la Maternidad Isaïe Jeanty, apoyada por MSF, en Puerto Príncipe. © Marx Stanley Léveillé/MSF

 

En la actualidad, cerca del 60% de los partos en Puerto Príncipe se producen sin asistencia médica, lo que aumenta el riesgo de complicaciones como hemorragias, infecciones e hipertensión arterial, una de las principales causas de mortalidad materna. Demasiadas mujeres y adolescentes embarazadas mueren por falta de atención médica.

“Debido a la creciente inseguridad, varias estructuras médicas han cerrado, lo que ha reducido la oferta de atención médica sexual y reproductiva”, explica Diana Manilla Arroyo, coordinadora de MSF. “Todas las mujeres merecen un lugar seguro para dar a luz, pero este derecho fundamental se vulnera con demasiada frecuencia. Por eso es absolutamente crucial la reapertura de la maternidad Isaïe Jeanty, en una zona tan aislada como Cité Soleil”.

En este contexto, MSF colaboramos con el MSPP en la maternidad Isaïe Jeanty. El centro reabrió progresivamente sus puertas a finales de 2024. Desde entonces, nuestros equipos están rehabilitando la estructura y apoyando la reanudación gradual de las actividades para garantizar partos seguros. Los servicios esenciales incluyen atención prenatal y posnatal, anticoncepción, tratamiento de infecciones de transmisión sexual, cirugía obstétrica y atención esencial en casos de violencia sexual.

 

Dieuline, de 25 años, con su recién nacido en la maternidad Isaïe Jeanty, apoyada por MSF, en Puerto Príncipe. © Marx Stanley Léveillé/MSF
Dieuline, de 25 años, con su bebé en la maternidad Isaïe Jeanty, apoyada por MSF, en Puerto Príncipe. © Marx Stanley Léveillé/MSF

 

El objetivo es mejorar la calidad de la atención médica sexual y reproductiva en una zona donde la oferta médica sigue siendo muy limitada y la población está expuesta a enfrentamientos regulares entre grupos armados y fuerzas policiales. La maternidad es también un lugar de formación indispensable para la próxima generación de profesionales de la salud en obstetricia. Su buen funcionamiento refuerza las capacidades del sistema médico en Puerto Príncipe y contribuye al futuro de la salud materna y reproductiva en todo el país.

Desde principios de año, la afluencia al centro no ha dejado de crecer: el número de consultas prenatales pasó de 56 en enero a 547 en julio, mientras que los partos pasaron de 10 en abril a 134 en agosto y se atendió a cerca de 220 sobrevivientes de violencia sexual entre marzo y septiembre. La apertura de un quirófano temporal permitió realizar 18 intervenciones quirúrgicas en julio, 37 en agosto y 45 en septiembre. Se sigue trabajando para abrir dos quirófanos permanentes.

 

Chrislove, de 26 años, recibe atención médica en la maternidad Isaïe Jeanty de Puerto Príncipe, apoyada por MSF, tras dar a luz por cesárea.
Chrislove, de 26 años, recibe atención médica en la maternidad Isaïe Jeanty de Puerto Príncipe, apoyada por MSF, tras dar a luz por cesárea. © Marx Stanley Léveillé/MSF

 

“Haití se encuentra atrapado en un ciclo devastador de violencia sexual, embarazos no deseados y embarazos de alto riesgo, lo que compromete la decisión más fundamental en materia de salud reproductiva: elegir si tener un hijo, cuándo y con quién. Con una de las tasas de mortalidad materna más altas de la región y un sistema de salud en plena crisis, el acceso a una atención sanitaria segura sigue estando a menudo fuera del alcance de las personas. Las mujeres y las niñas deberían tener derecho a vivir sin violencia y a controlar sus cuerpos, su salud y su futuro”, concluye Diana Manilla Arroyo.

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