Convirtiendo las heridas en cicatrices: brindamos apoyo psicosocial al personal sanitario en el noroeste de Siria

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Brindamos apoyo psicosocial a nuestro personal sanitario en el noroeste de Siria. ©Rami Alsayed

El Dr. Bashar Ghassan gestiona la unidad de atención de apoyo psicosocial (PSCU por sus siglas en inglés) de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Amman, Jordania.  

Como psiquiatra, el Dr. Ghassan ha trabajado con MSF en todo el mundo desde 2008, brindando apoyo al personal y a pacientes. La PSCU es la principal responsable de brindar apoyo a aproximadamente 10,000 integrantes del personal que trabajan en 28 de los proyectos de MSF en la región de Medio Oriente y África del Norte (MENA).  

Ofrecen una línea de atención telefónica las 24 horas del día, los 7 días de la semana para el personal que busca apoyo de salud mental, capacitaciones relacionadas con el bienestar del personal (por ejemplo, primeros auxilios psicológicos, manejo del estrés y habilidades de comunicación) y sesiones clínicas individuales y grupales. 

En este texto, el Dr. Ghassan habla sobre brindar atención psicológica después de un evento traumático y cómo su equipo está apoyando a aproximadamente 500 personas que trabajan en MSF y 300 que trabajan con organizaciones apoyadas por MSF en Siria después de los terremotos del 6 de febrero. 

“El terremoto fue lo que llamamos un incidente crítico, una situación que requiere una intervención psicológica totalmente diferente y un enfoque distinto al de nuestro apoyo regular. Cumplía con todos los criterios de un evento traumático: amenazaba la vida de las personas, era inesperado e impensable. La respuesta natural de nuestro personal fue el miedo y el pánico.  

Lo primero que hicimos fue brindar primeros auxilios psicológicos, una capacitación muy simple para cualquier persona, incluso si no tiene antecedentes médicos. El objetivo es estabilizar a las personas y atender sus necesidades básicas: trasladarlas a un lugar seguro para evitar que sufran más daños y garantizar que tengan alimentos, agua, refugio y los medicamentos que necesitan. Capacitamos a varios de nuestros equipos en Siria para ayudar al personal a estabilizarse de esta manera. 

Después nos enfocamos en el trauma. Las personas responden de manera diferente a un mismo evento traumático según su experiencia y su estado de salud mental. Por ejemplo, nuestro personal en Siria se ve afectado en diferentes niveles en función de si estuvieron expuestos directamente al trauma (es decir, estaban en su casa cuando fue dañada durante el terremoto) o indirectamente (es decir, fueron testigos o escucharon que alguien cercano a ellos sufrió el suceso que puso en peligro su vida). 

La principal respuesta a ambas situaciones es el miedo. Las personas pueden comenzar a desarrollar flashbacks, donde el escenario se repite en sus recuerdos con un elemento desencadenante, como un sonido o una imagen, o sin él.  

La otra respuesta es la evitación: evitar el área donde ocurrió el evento traumático. Todavía tenemos personal que no quiere volver a sus hogares un mes después del terremoto, aunque las autoridades digan que es seguro hacerlo. 

Las personas también pueden desarrollar hipervigilancia, lo que significa estar constantemente en alerta máxima y extremadamente ansiosas. Esto puede afectar su capacidad para concentrarse y organizar su día y puede afectar su desempeño en el trabajo o su vida en el hogar.  

Entonces, ¿qué hacemos como unidad de apoyo psicosocial en una situación así? Tenemos varias herramientas diferentes. La más común es la terapia cognitiva conductual (TCC), una intervención psicosocial destinada a reducir la angustia mediante el cambio de patrones de pensamiento inadaptados. 

Empezamos por hablar de esos pensamientos persistentes y poco útiles, y comenzamos a cuestionarlos para que tengan menos impacto. Para ello, relacionamos los pensamientos con algunos de los comportamientos que están tratando de abordar.  

Cuando las personas pueden vincular estos síntomas físicos (por ejemplo, la hipervigilancia) con el trauma mental, comienzan a reconocer que sí pueden controlar los pensamientos, los síntomas físicos también comenzarán a ser controlables.  

La otra cosa que hacemos, y quizás la más importante, es una sesión de difusión entre los grupos afectados por el mismo incidente. Por ejemplo, un grupo que estaba trabajando en cierto hospital o viviendo en una determinada área cuando ocurrió el terremoto. Creamos un ambiente seguro para que nos cuenten lo que sucedió.  

Uno de los objetivos es crear solidaridad entre las personas. La otra es reducir el impacto del trauma. Al principio es muy doloroso, la herida está fresca. Pero al permitir que la gente hable sobre su experiencia, tratamos de convertirla en una cicatriz.  

En el futuro planeamos implementar la terapia de exposición. Es una técnica que puede ayudar a las personas a superar sus miedos exponiéndolas al estímulo que les causa ansiedad. Pero sólo podemos hacerlo si podemos garantizar un internet fiable, o estar cara a cara, porque si abres esta puerta a su miedo, necesitas poder cerrarla.    

Desde que ocurrieron los terremotos, hemos facilitado primeros auxilios psicológicos, difusión y varias sesiones individuales. Pero sabemos lo importante que es el apoyo cara a cara. Cuando podemos estar en el mismo espacio físico que el paciente, nuestra intervención es mucho más impactante.  

Planeo visitar el área a finales de este mes para brindar terapia de trauma y planificar los próximos pasos sobre cómo podemos apoyar mejor a nuestros colegas que viven en el noroeste de Siria. Lamentablemente, las dificultades que viven no comienzan ni terminan con este terremoto. 

 

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