COVAX, una promesa rota para la equidad de las vacunas

El Centro COVAX es el mecanismo de adquisición a nivel mundial de vacunas, establecido al principio de la pandemia de COVID-19, con el objetivo de brindar un acceso equitativo a las vacunas de COVID-19 en todo el mundo.

Clínicas móviles de MSF en Fortaleza, Brasil, 2021 - COVID-19
Un equipo de MSF visitando la casa de una paciente en el territorio Grande Bom Jardim de Fortaleza, en Brasil, días después de que dieran positivo a COVID-19 en una de las clínicas móviles de MSF. © Mariana Abdalla/MSF
Por Jessica Malter, consultora, y Kate Elder, asesora de políticas de vacunas de la Campaña de Acceso de MSF.
El Centro COVAX es el mecanismo de adquisición a nivel mundial de vacunas, establecido al principio de la pandemia de COVID-19 con el objetivo de brindar un acceso equitativo a las vacunas contra la enfermedad en todo el mundo.

Desde el principio se esperaba que COVAX cumpliera sus objetivos de garantizar que la población de todo el mundo se beneficiara de las nuevas vacunas contra el virus de la COVID-19 y estuviera protegida por ellas.

Sin embargo, las promesas de un acceso justo para todas las personas no se han cumplido. Si bien todos podemos estar de acuerdo en que el acelerado proceso de producción de múltiples vacunas altamente eficaces contra la COVID-19 por parte de las y los científicos ha sido un logro épico para la salud pública, los esfuerzos por distribuir equitativamente esas mismas vacunas que salvan vidas han sido un fracaso épico, y hoy todavía nos enfrentamos a desigualdades inaceptables en el acceso a las vacunas en todo el mundo.
En la actualidad, solo el 10% de las personas en los países de ingresos bajos ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra la COVID-19, en comparación con el 77% en los países de ingresos altos.
Aquí compartimos nuestro análisis de por qué COVAX no ha sido el gran ecualizador que se nos prometió y lo que debe suceder para mejorar la equidad de las vacunas en todo el mundo.
En enero de 2021, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dijo que las disparidades en el acceso a las vacunas estaban poniendo al mundo al borde de un fracaso moral catastrófico”.Un año después, ya no estamos al borde: hemos caído por el precipicio.
Líderes mundiales como el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden; el presidente de Francia, Emmanuel Macron; y el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, han denunciado la reprobable inequidad en el acceso a la vacuna contra la COVID-19. Han prometido miles de millones de dólares en donaciones de dosis de vacunas. Aunque estas donaciones se requieren con urgencia, se necesitará mucho más que esfuerzos caritativos para poner fin a la terrible injusticia que vio a los países ricos acumular vacunas mientras que los países más pobres quedaron relegados al final de la fila.
Como punto de partida, los líderes mundiales deben reconocer clara y abiertamente las razones fundamentales por las que el mecanismo COVAX, que debía garantizar el acceso equitativo a las vacunas, fracasó.
GAVI, que gestiona el mecanismo COVAX, culpa de los malos resultados principalmente a los países ricos por acaparar vacunas y a las empresas farmacéuticas por no vender a COVAX ni cumplir sus compromisos de compra. Si bien es cierto, esta no es toda la historia. COVAX fracasó por varias razones interconectadas, algunas dentro del control de GAVI y otras no.
Para empezar, en lugar de confiar en un proceso legítimo liderado por los gobiernos, para desarrollar una plataforma global de adquisición y asignación equitativa de vacunas, la responsabilidad crítica de COVAX fue asumida por GAVI, una asociación de salud mundial pública-privada. Es cuestionable si GAVI tiene la responsabilidad o supervisión generalizada necesaria para un mecanismo que sirve a todo el mundo.
Si bien era lógico que GAVI desempeñara un papel en la adquisición de vacunas contra la COVID-19 para los países donde ya habían estado haciendo este trabajo, expandir su alcance para cumplir con la respuesta global a la COVID-19 fue mucho más allá de su mandato actual. Esta falta de gobernanza adecuada al comienzo del proceso tuvo efectos perjudiciales en el desempeño del mecanismo COVAX.
En ausencia de una mayor supervisión, GAVI diseñó COVAX con un pequeño grupo de asesores con ideas afines, principalmente filántropos, académicos y consultores del norte del mundo. En particular, faltaron las perspectivas críticas de organismos regionales como los Centros Africanos para el Control y la Prevención de Enfermedades y cualquier representación significativa de los países de ingresos bajos y medios.
Que hubiera una oportunidad mínima para los gobiernos que serían los más dependientes de COVAX para las vacunas para ayudar a dar forma e informar su estructura no solo quitó la propiedad a estos países sino que también socavó la capacidad de éxito de COVAX.
Con solo pensadores de ideas afines en la sala, GAVI se aferró a lo que sabía y estructuró COVAX para que operara en el paradigma actual de la dinámica del mercado, un enfoque inadecuado para una pandemia que requiere compartir los frutos de la innovación médica de manera equitativa en todo el mundo. Por la pandemia de COVID-19, todo el mundo necesitaba vacunas al mismo tiempo. Entonces, además del reto de garantizar una distribución equitativa de las dosis, el problema que COVAX necesitaba abordar era la ‘sobredemanda’.
Para satisfacer esta demanda se debía ampliar la fabricación de vacunas a través de medidas como la transferencia de tecnología de vacunas y las exenciones de propiedad intelectual; sin embargo, COVAX no abordó el problema de la sobredemanda. Se trata de un reto al que GAVI, una asociación público-privada (APP), ya se ha enfrentado antes: lo que sucede inevitablemente en tales acuerdos es que los actores del sector privado farmacéutico tienen la ventaja, y los socios del sector público no están dispuestos a desafiar su poder e impulsar condiciones que puedan garantizar un acceso más amplio.
La exclusividad que caracterizó el proceso de diseño de COVAX también se refleja en sus procesos de toma de decisiones y gobernanza. La naturaleza insular de GAVI y su resistencia a aceptar el asesoramiento de personas externas ha llevado a decisiones políticas cuestionables que socavaron aún más a COVAX.
Lo más notable fue su decisión inicial de confiar en el Serum Institute of India como el principal proveedor de vacunas para los países de bajos ingresos. Esta fue una decisión que volvió a atormentar a GAVI. En marzo de 2021, justo cuando COVAX estaba despegando, India detuvo todas las exportaciones de vacunas para abordar su propio brote abrumador de COVID-19. Las entregas cesaron, dejando a COVAX y a los muchos países que dependen de ellos con las manos vacías.
Al desarrollar COVAX, GAVI tampoco tuvo en cuenta las obvias realidades políticas. La premisa de ‘configuración del mercado’ de COVAX, que agregando la demanda mundial de futuras vacunas COVID-19, serían el cliente más atractivo para la industria, – dependía de que los países de altos ingresos participaran como socios autofinanciados. Esto proporcionaría los fondos necesarios para que COVAX haga acuerdos de compra anticipada con los fabricantes y mitigue el acaparamiento de vacunas por parte de los países de altos ingresos.
Pero no fue así como sucedió. Para agosto de 2020, los países ricos ya habían pedido por adelantado más de dos mil millones de dosis de futuras vacunas COVID-19 en acuerdos bilaterales y tenían pocos incentivos para comprar a través de COVAX. Desde el principio, COVAX se encontró compitiendo en la compra de vacunas contra los mismos países a los que cortejaban, y sin los fondos necesarios para interesar a las corporaciones farmacéuticas. Al competir contra los países más ricos, COVAX perdió. Fue ingenuo en el mejor de los casos e irresponsable en el peor que GAVI vinculara el éxito de COVAX a la suposición de que los países ricos no pondrían las necesidades de sus poblaciones por encima de las demás.
Entonces, ¿hacia dónde vamos desde aquí para corregir las fallas actuales y evitar que se repitan en futuras pandemias?
Hay ajustes inmediatos en el mecanismo que podrían ayudar a mejorar el acceso a las vacunas contra la COVID-19. Esto incluye la reestructuración de los procesos de gobernanza y toma de decisiones de COVAX, de modo que los países de ingresos bajos y medios, los organismos regionales y la sociedad civil tengan una inclusión e influencia significativas en las decisiones de COVAX.
GAVI también debe crear una hoja de ruta clara para 2022 en consulta con los organismos regionales, los expertos en adquisiciones y los fabricantes, y proporcionar de manera transparente actualizaciones continuas sobre el progreso en relación con los objetivos.
Más allá de estas medidas inmediatas, hay cambios sistémicos más amplios que finalmente deben abordarse si el mundo quiere evitar repetir estos errores en el futuro.

El primer paso hacia este cambio es mitigar las limitaciones y debilidades inherentes a los enfoques de la salud mundial basados en la colaboración público-privada, y evitar utilizarlos en la medida de lo posible. Lo que se necesita es volver a equilibrar la dinámica de poder entre el sector privado, impulsado por el mercado, y el interés público, impulsado por la salud, y entre los países de ingresos altos y los de ingresos bajos y medios.

A medida que avanza el trabajo de preparación para la pandemia, la OMS y los gobiernos deben asegurarse de que no repitamos los errores del modelo COVAX en futuras respuestas a la pandemia. La equidad en el acceso a los medicamentos seguirá siendo esquiva durante esta pandemia y más allá hasta que esto suceda.

 

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