Diez años después del brote de Ébola más mortífero

El hecho de que solo un tercio de los pacientes recibieran alguno de los dos tratamientos en cinco brotes desde 2020 se debe, en gran parte, a que estos no están fácilmente disponibles en donde más se necesitan.

MSF responde al brote de Ébola en la provincia de Equateur, en la República Democrática del Congo
Personal médico dentro del centro de tratamiento del Ébola apoyado por MSF. © MSF/Franck Ngonga

Diez años después de que se presentara el brote más mortífero de la enfermedad producida por el virus del Ébola, murieron más de 11,000 personas en África Occidental. En Médicos Sin Fronteras (MSF) lamentamos que, aunque ya existen dos tratamientos aprobados contra el Ébola, estos no estén disponibles en una reserva de emergencia para su uso en lugares en donde se podrían necesitar en un futuro brote.  

Los tratamientos siguen estando bajo el control exclusivo de sólo dos empresas farmacéuticas estadounidenses, Regeneron y Ridgeback Biotherapeutics. Casi todos los tratamientos disponibles en el mundo se mantienen en una reserva de seguridad nacional y biodefensa para uso de Estados Unidos.

Por lo tanto, es necesario crear una reserva internacional de emergencia de estos tratamientos suministrados por Regeneron y Ridgeback y gestionada por el Grupo Internacional de Coordinación (ICG) para el Suministro de Vacunas, con el fin de garantizar que los tratamientos siempre puedan suministrarse en un corto plazo a cualquier persona, en cualquier lugar y a quien los necesite.

“Hace diez años, el mundo no estaba preparado para el brote de la enfermedad por el virus del Ébola en África Occidental. No había tratamientos antivirales, no había vacunas y por ello la protección de las personas se limitaba a convencerlas de que cambiaran de comportamiento, algo que llevaba tiempo y que dificultó el control del brote”, afirmó el Dr. Armand Sprecher, especialista en salud pública de MSF. “Ahora que existen tratamientos antivirales y vacunas eficaces, podemos aportar herramientas importantes para salvar vidas, prevenir enfermedades y controlar brotes, pero eso solo es posible si están plenamente disponibles para las personas que las necesitan. Por eso pedimos una reserva de emergencia”.

MSF responde al brote de Ébola en Uganda
En 2022, MSF respondió a un nuevo brote de Ébola, en Uganda. ©Pierre Fromentin/MSF

 

Después de casi medio siglo sin tratamientos específicos, los países más ricos financiaron investigaciones para el desarrollo de tratamientos y vacunas contra el Ébola. La razón: en 2014 estos países se vieron amenazados con la posibilidad de que el brote llegara a sus fronteras. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos aprobó dos tratamientos en 2020, tras una inversión de más de 800 millones de dólares provenientes de financiación pública y contribuciones esenciales, incluyendo las de los gobiernos de los países afectados. ONGs e instituciones académicas que acogieron o facilitaron ensayos clínicos, así como pacientes y sobrevivivientes que participaron directamente en las pruebas de los tratamientos.

Estos tratamientos fueron recomendados por la Organización Mundial de la Salud en 2022 y ahora están incluidos en la Lista Modelo OMS de Medicamentos Esenciales. También existen dos vacunas que, junto con el tratamiento, son esenciales para prevenir y responder a un brote de Ébola. Aunque se trata de una importante adición al conjunto de herramientas de respuesta al Ébola, estas solo responden al virus Zaire. La especie de virus más común que causó el brote de 2014*.

Los tratamientos – RegN-EB3 (atoltivimab/maftivimab/odesivimab), comercializado por Regeneron como Inmazeb, y mAb114 (ansuvimab), comercializado por Ridgeback como Ebanga – son en gran medida inaccesibles para las personas que los necesitan durante los brotes. Aunque el despliegue rápido de los tratamientos en un brote de Ébola plantea muchos desafíos, el hecho de que solo un tercio de los pacientes recibieran alguno de los dos tratamientos en cinco brotes desde 2020 se debe, en gran parte, a que estos no están fácilmente disponibles en los lugares en donde se producen los brotes con más frecuencia. Regeneron y Ridgeback conservan el control privado de estos tratamientos a través de patentes y licencias. Casi todos los tratamientos disponibles están en manos y bajo el control de EE. UU.

“Una clara lección aprendida de los últimos diez años es que confiar en la buena voluntad de las empresas privadas o de los gobiernos no es la solución al problema del acceso a los medicamentos”, afirmó el Dr. Márcio da Fonseca, Asesor de Enfermedades Infecciosas de la Campaña de Acceso de MSF. “Para que los tratamientos contra el Ébola y las herramientas preventivas de hoy y de mañana estén ampliamente disponibles, deben establecerse condiciones de acceso mundial en una fase temprana del proceso de investigación y desarrollo de las herramientas médicas desarrolladas con dinero público”.

Brote de Ébola en la provincia de Ecuador en la República Democrática del Congo
Personal en el centro de aislamiento Boso Modomba, apoyado por MSF. Estaban en la primera línea de atención al brote de Ébola en la provincia de Ecuador en RDC en 2020. © Franck Ngonga/MSF

 

“Adicionalmente, debe garantizarse legalmente el acceso a los tratamientos a las comunidades que los probaron. Tenemos que prepararnos para el próximo brote y debemos asegurarnos de que no haya lagunas en el acceso a las herramientas médicas adecuadas. Incluso para otras especies de Ébola, para evitar así la catastrófica pérdida de vidas que vimos hace una década”.

Médicos Sin Fronteras instó a todos los titulares de patentes de tratamientos contra el Ébola a conceder licencias y transferir la tecnología a fabricantes capaces. De modo que más productores puedan elaborar tratamientos contra el Ébola, ya que esto ayudará a aumentar su disponibilidad en el futuro.

 *El brote en Uganda en 2022 fue causado por la especie Sudán.

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