Doscientas familias ven quemadas sus casas tras choques armados en el este de la República Democrática de Congo

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Un equipo de emergencia de MSF ha llevado asistencia a más de 200 familias que han perdido en las últimas semanas sus hogares y todas sus pertenencias a causa de combates entre milicias y grupos armados en la zona de Ziralo, en el este de la República Democrática del Congo (RDC).

Un equipo de emergencia de Médicos Sin Fronteras (MSF) ha llevado asistencia a más de 200 familias que han perdido en las últimas semanas sus hogares y todas sus pertenencias a causa de combates entre milicias y grupos armados en la zona de Ziralo, en el este de la República Democrática del Congo (RDC).
 
La llegada del equipo permitió llevar artículos de primera necesidad y apoyo psicosocial, y también facilitó puestos de agua potable. La intervención, iniciada a mediados de marzo, se centró en varias aldeas remotas a las que los afectados tuvieron que huir para alejarse de los grupos armados.
 
Tras recibir la alerta, los miembros de MSF llegaron primero a la aldea de Bunyangungu, donde encontraron que casi todas las casas habían sido quemadas.
 
“Nos tuvimos que ir todos al bosque cuando vimos que hombres armados bajaban de las montañas de alrededor”, afirmó el jefe del pueblo tras haberse refugiado en una localidad vecina. Los milicianos también destrozaron numerosas casas de los cercanos pueblos de Ndumba y Bohole, pero los habitantes han empezado a volver lentamente. Según el cálculo del equipo de MSF, en los tres pueblos fueron quemadas 207 casas en total.
 
 
Una vecina de Bohole, Lea Nandundo, recordaba que un día al volver de trabajar en el campo, vio cómo las casas estaban ardiendo y la aldea se había vaciado. “Por fortuna, una vecina se había llevado a mis cuatro hijos y me pude reunir luego con ellos”, afirmó esta madre de 25 años, que ahora teme por su futuro. “Lo he perdido todo, mi casa, el grano para sembrar y mis herramientas de trabajo”, lamentó.
 
Los combates registrados desde principios de 2016 constituyen el quinto brote de violencia en apenas dos años en el área de Ziralo, un enclave aislado donde prácticamente no hay acceso a los servicios de salud básicos, de forma que la población está en una situación de vulnerabilidad extrema.
 
Para ayudar a paliar la situación, MSF inició en 2014 la gestión del centro de salud de Tushunguti y reforzó su presencia el año pasado con la puesta en marcha de dos centros de tratamiento de malaria en aldeas de la zona.
 
La provincia oriental de Kivu del Sur -sobre todo en sus áreas de Kalehe, Shabunda, Maisis y Walikale– es escenario habitual de choques entre grupos étnicos o enfrentamientos entre grupos armados y las fuerzas de seguridad. Los combates suelen provocar movimientos de población que dificultan aún más el acceso a los servicios de salud y acentúan la situación vulnerable de los habitantes de la zona.
 
MSF trabaja en RDC desde 1981. En la actualidad, cerca de 3.000 congoleses y 200 expatriados trabajan en la veintena de proyectos que MSF desarrolla en el país para proveer asistencia sanitaria a la población.
 
 
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