El cierre del hotel Capitán Elías en Kos que daba cobijo a los refugiados incrementa su vulnerabilidad

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El pasado 10 de septiembre se produjo el cierre inmediato del campamento establecido en el hotel Capitán Elías, en la isla griega de Kos. Esta instalación constituía un refugio provisional donde las autoridades habían venido dirigiendo a refugiados, migrantes y solicitantes de asilo y donde éstos permanecieran a la espera de su documentación de registro.

El pasado 10 de septiembre se produjo el cierre inmediato del campamento establecido en el hotel Capitán Elías, en la isla griega de Kos. Esta instalación constituía un refugio provisional donde las autoridades habían venido dirigiendo a refugiados, migrantes y solicitantes de asilo y donde éstos permanecieran a la espera de su documentación de registro.
 
Médicos Sin Fronteras (MSF), que había realizado consultas médicas en esta instalación, ha mostrado su profunda preocupación ya que actualmente no existe previsión alguna de abrir un espacio para los recién llegados, a pesar de los reiterados llamamientos por parte de MSF a las autoridades para que creen instalaciones de recepción adecuadas en la isla.
 
Desde marzo, un equipo de MSF ha trabajado tanto en el hotel Capitán Elías como en toda la isla de Kos facilitando más de 4.450 consultas médicas. Los equipos médicos han tratado, fundamentalmente, enfermedades crónicas que requerían seguimiento médico, infecciones en las vías respiratorias superiores y en la piel, dolores musculares y enfermedades gastrointestinales.
 
“Es inaceptable que este cierre no vaya acompañado de una decisión por parte de las autoridades de ofrecer otras instalaciones a los refugiados que llegan a Kos”, denuncia Elisa Galli, coordinadora de MSF en Kos. “El Capitán Elías estaba lejos de ser un sitio ideal, pero ahora la gente no tiene ningún lugar a donde ir. No hay información clara y las autoridades no están asumiendo sus responsabilidades en relación al bienestar de personas tan vulnerables. Como hemos dicho en varias ocasiones, las autoridades deben garantizar que existan instalaciones de recepción adecuadas”.
 
 
El Capitán Elías albergaba a varios cientos de personas. Si bien las condiciones de vida eran de muy precarias, éste era el único lugar donde los recién llegados podían buscar refugio y tener acceso a agua, baños y duchas. Precisamente, para mejorar las condiciones en el hotel abandonado, y ante la ausencia de cualquier gestión por parte de las autoridades, MSF instaló puntos de agua y letrinas y realizó tareas de limpieza diaria en el edificio.
 
En la actualidad, 3.000 personas vagan por la ciudad de Kos esperando recibir el permiso para dejar la isla, lo que de media requiere ocho días.
 
“Sin ningún tipo de cobijo, los refugiados están expuestos a unas condiciones meteorológicas que pronto empeorarán, y tienen poco o ningún acceso a agua y saneamiento”, cuenta Galli. “Además, están expuestos a potenciales agresiones por parte de grupos no identificados que, durante las últimas semanas, han atacado a migrantes y refugiados en la ciudad de Kos. No es seguro que un refugiado esté en las calles”.
 
MSF ha distribuido artículos de primera necesidad como mantas, kits de higiene y barritas energéticas entre los refugiados que siguen llegando a la isla de Kos.
 
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