Gaza: Había otros siete jóvenes conmigo; todos murieron cuando el camión dio reversa

Pacientes en una clínica de MSF en la ciudad de Gaza, junio de 2024.
Pacientes en una clínica de MSF en la ciudad de Gaza, junio de 2024. © MSF

El 30 de julio, cuando la gente se acercaba a los camiones que distribuían ayuda cerca de Zikim en el norte de Gaza, las fuerzas israelíes abrieron fuego contra ellos. Las personas resultaron heridas por los disparos y huyeron en pánico. El personal médico de la clínica Sheikh Radwan, apoyada por Médicos Sin Fronteras (MSF) en el norte de Gaza, atendieron a 77 pacientes con heridas y recibieron a ocho personas, fallecidas a su llegada. A lo largo del norte de Gaza, cerca de 600 personas fueron atendidas por lesiones similares tras la violencia y el caos cerca de Zikim esa noche, mientras pasaban los camiones de comida, según el Ministerio de Salud.

“Estos incidentes mortales se han convertido en una realidad cotidiana en Gaza desde hace ya mucho tiempo. Los métodos actuales de distribución están generando caos y masacres de manera estructurada. La escasez de alimentos sigue siendo crítica y hay pocos indicios de que ayuda suficiente llegue de manera constante. Como consecuencia, cada día, las personas arriesgan su vida en una búsqueda desesperada de alimentos”. Explica Caroline Willemen, coordinadora de proyecto de MSF en Gaza.

 

“El hospital estaba lleno de pacientes por todas partes”

Testimonio de un paciente atendido en la unidad de contención de alimentos apoyada por MSF, junto a nuestra clínica en la ciudad de Gaza, tras resultar herido durante una distribución de alimentos en Zikim el 25 de julio.

El jueves 24 de julio intenté ir a Zikim a buscar harina. Esperé allí toda la noche, pero no conseguí nada.

El viernes decidí volver a intentarlo. Mi padre no quería que fuera porque la última vez que fui vi a mucha gente muerta por los bombardeos y los disparos de los tanques. En mi familia somos 10 personas, así que me fui sin avisarles.

Cuando entraron los camiones, al principio iban muy rápido, pero luego redujeron la velocidad ante la gran multitud. Al girar, algunos sacos de harina de 50 kg se cayeron, hiriendo a las personas. Las fuerzas israelíes obligaron al conductor a seguir adelante, a pesar de que había gente a su alrededor. El conductor intentó dar reversa para salir de la zona, pero estaba tan lleno que atropelló a varias personas. Había otros siete jóvenes conmigo; todos murieron cuando el camión dio reversa. Yo estaba sentado. Con las piernas hacia adelante, me picaba una, así que la retiré, y esa fue la única razón por la que el camión solo me atropelló una pierna.

 

Víctimas de disparos en la clínica Al MawasiEn el sur de Gaza, nuestro equipo en la sala de emergencias del centro de atención primaria Al Mawasi se apresura a estabilizar a dos niños pequeños con heridas de bala sufridas en los puntos de distribución de ayuda estadounidense-israelí en Rafah.
Víctimas de disparos en la clínica Al Mawasi, en el sur de Gaza. © Nour Alsaqqa/MSF

 

Una mujer vino a ayudarme; tomó un chal para detener la hemorragia, pero no pudo cargarme. Vi a un amigo, y ambos me cargaron y me ayudaron a tranquilizarme. En un punto perdí el conocimiento. No pudimos encontrar transporte. La gente pensó que me estaba muriendo y no quisieron llevarme en el automóvil, hasta que encontramos un tuk-tuk para llevarme al puesto médico de Hamad. Me echaron agua en la cara para mantenerme despierto. En el puesto médico, me vendaron la pierna con madera de un palé y la sujetaron con una camisa, ya que no había material disponible. Vi personas con heridas de bala y personas que habían resultado heridas en peleas. Algunas murieron simplemente por el aplastamiento de la multitud. 

Me lesioné a las 5 de la tarde, pero no llegué a Al Shifa hasta las 11 de la noche. El hospital estaba lleno de pacientes por todas partes; tuve que esperar hasta las 3 de la madrugada para la cirugía.

Ahora que estoy lesionado, nuestra familia no tiene muchas opciones. Mi hermano mayor se pasa el día haciendo trabajos esporádicos, ayudando a las personas a cargar cosas, intentando ganar algo de dinero. Mi padre intenta rentar el auto que tenemos para ganar. Algunos días tenemos pan, otros no encontramos nada. Pero ninguno de nosotros volverá a Zikim.

Mi sueño es que todo esto termine y poder reconstruir la casa y el negocio de mi padre, que han quedado destruidos.

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