Haití: El sistema médico y la población civil, atrapados en una creciente violencia

Impacto causado por una bala perdida en una ventana del centro de emergencias de MSF en Turgeau, Haití.
Impacto causado por una bala perdida en una ventana del centro de emergencias de MSF en Turgeau, Haití. © Kristen Poels/MSF

Desde Médicos Sin Fronteras (MSF) informamos de un aumento en el número de víctimas civiles que llegan a nuestras instalaciones y destacamos el impacto de esta violencia en la disponibilidad de atención médica en Puerto Príncipe en un momento en el que la capital de Haití se hunde cada vez más en una creciente crisis marcada por violentos enfrentamientos entre grupos armados y fuerzas policiales.

 

El 25 de noviembre de 2023, Alexandra, esteticista y madre de dos hijos, recibió un impacto de proyectil en el muslo. Se sometió a dos intervenciones quirúrgicas en el hospital de Tabarre, incluyendo la colocación de un fijador externo para estabilizar su pierna.
El 25 de noviembre de 2023, Alexandra, recibió un impacto de proyectil en el muslo. Se sometió a dos intervenciones quirúrgicas en el hospital de Tabarre. © MSF

 

En un contexto en el que cerca de dos de cada cinco haitianos necesitan atención médica urgente debido a la inseguridad y la violencia generalizadas, entre el 60% y el 80% de los centros de salud de Puerto Príncipe están cerrados o no funcionan tras haber sido atacados, saqueados, incendiados o amenazados.

Entre enero y junio de 2025, los equipos de MSF tratamos y atendimos a 2,600 sobrevivientes de violencia sexual, ingresaron a 13,300 pacientes en urgencias y a 2,267 víctimas de violencia. De estas últimas, el 26% eran menores de edad, frente al 11% en 2024. La mayoría de los menores tenían menos de 15 años y un tercio eran niñas. Uno de cada tres menores ingresados por lesiones relacionadas con la violencia sufría heridas de bala.

“Estas cifras reflejan el alarmante deterioro de la situación en Haití, donde la población civil, incluyendo mujeres, niñas y niños, están cada día más expuestos al peligro”, afirma Mumuza Muhindo Musubaho, coordinador general de MSF en Haití. “Las partes en conflicto deben respetar a los civiles”, recalca Musubaho.

El 20 de septiembre, 17 personas heridas fueron atendidas en el hospital de MSF en Drouillard tras un ataque con drones llevado a cabo ese mismo día en el barrio de Cité Soleil. Entre estos pacientes se encontraban dos hombres que ya habían fallecido a su llegada, otro hombre que murió durante el traslado, diez mujeres —una de ellas murió de camino al Hospital de traumatología de MSF en Tabarre— y tres niños que, trágicamente, no sobrevivieron a sus heridas. Otras dos mujeres heridas en este ataque fallecieron en el cercano hospital materno Isaïe Jeanty, donde también trabaja MSF.

 

Impacto causado por una bala perdida en una ventana del centro de emergencias de MSF en Turgeau, Haití.
Impacto causado por una bala perdida en una ventana del centro de emergencias de MSF en Turgeau, Haití. © Kristen Poels/MSF

 

Esta violencia se produce en el contexto de un conflicto territorial en el que la población se encuentra expuesta en primera línea, atrapada entre la amenaza de los drones explosivos y la brutal violencia de los grupos armados que saquean y queman casas, destruyen barrios, aterrorizan a las comunidades y utilizan cada vez más la violencia sexual como arma de control, castigo y extorsión.

En promedio, alrededor del 18% de los pacientes atendidos por el proyecto de atención primaria de salud de MSF en los barrios controlados por grupos armados afirman que evitan utilizar el transporte público para acudir a centros médicos fuera de estas zonas, por temor a ser blanco de ataques.

La restricción de la movilidad de los residentes, junto con el cierre generalizado de hospitales desde 2024 debido a los ataques armados, los asaltos, el éxodo del personal médico y las dificultades para suministrar medicamentos, ha reducido y centralizado de forma drástica la disponibilidad de la atención médica, dejando a una gran parte de la población sin acceso a servicios vitales.

Esta situación también ejerce una presión extrema sobre los centros que siguen funcionando, en particular el Hospital de traumatología de MSF en Tabarre, que ha aumentado su capacidad en un 50%, con un 26% de los casos de traumatismos relacionados con la violencia. Solo un gran hospital público sigue funcionando en la capital, el Hospital Universitario La Paz, centro que se ve desbordado con frecuencia.

“Este contexto devastador alimenta una profunda sensación de abandono entre la población. Y hay que decir que el grave deterioro de la disponibilidad de atención médica —una crisis dentro de la crisis— también deja a los pocos actores humanitarios y médicos que quedan con la impresión de estar desbordados por unas necesidades cada vez mayores”, añade Musubaho.

En Médicos Sin Fronteras mantenemos nuestro compromiso total con el apoyo a la población haitiana y colaboramos de forma estrecha con el Ministerio de Salud Pública y Población. Es imperativo proteger a la población civil, al personal médico y a las instalaciones médicas.

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