La identidad tras la tortura: Proyecto de rehabilitación en Palermo, Italia

Un nuevo informe de MSF, publicado el Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, muestra cómo la tortura es un elemento estructural y generalizado en la ruta migratria del Mediterráneo.

"La flor más grande es para mi hija Edvige: me gustaría volver a verla". Veronique lleva un pañuelo blanco en la cabeza con bordados dorados, se ve elegante.
En Palermo, MSF Italia ha lanzado un proyecto dedicado a la atención y rehabilitación de migrantes que sobrevivieron a la tortura y la violencia intencional. © Valentina Tamborra

Kalifa sobrevivió a la tortura, la detención y la violencia. Llegó a Italia en estado crítico tras un largo viaje que comenzó en Gambia y continuó por Senegal, Mali, Argelia y Libia, donde pasó meses atrapado y torturado, pasando de una prisión a otra. Hoy, tras un trasplante de corazón, construye su nueva vida en Palermo, Italia.

“Doy gracias a Dios porque sigo vivo, pero algunas personas murieron delante de mí. Atravesamos el desierto y Libia. En las cárceles libias vi cómo mataban a gente y violaban a mujeres delante de mí. En Italia me dieron otro corazón porque el mío no funcionaba. Todavía hay muchas cosas que no puedo hacer, pero estoy vivo: puedo trabajar, ver lugares hermosos y disfrutar de cada instante”, dice Kalifa, quien ahora asiste a un curso de costura, compone canciones y aspira a convertirse en mediador cultural. “Hay muchas personas que pasaron por lo que yo pasé y no lo lograron. Ahora sé lo afortunado que soy: sigo vivo”.

 

Kalifa, llegó a Italia al borde de la muerte, después de un viaje que lo llevó de Gambia a Senegal, Mali, Argelia y finalmente Libia.
Kalifa, llegó a Italia al borde de la muerte, después de un viaje que lo llevó de Gambia a Senegal, Mali, Argelia y finalmente Libia. © Valentina Tamborra

 

Kalifa es uno de las cientos de personas asistidas por Médicos Sin Fronteras (MSF) a través de un proyecto de rehabilitación para sobrevivientes de tortura en Palermo. La violencia intencionada, los tratos inhumanos y la tortura no son episodios aislados en las travesías migratorias, incluyendo la ruta del Mediterráneo. A pesar de estar prohibidas por el derecho internacional en todas las circunstancias, estas prácticas siguen siendo generalizadas y, en gran medida, impunes, impulsadas por la ausencia de vías legales y seguras para buscar protección y por políticas migratorias cada vez más restrictivas.

El nuevo informe de MSF: Inhumano. La tortura a lo largo de la ruta migratoria del Mediterráneo y el apoyo a los sobrevivientes en un sistema frágil, publicado el Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, muestra cómo la tortura es un elemento estructural y generalizado en esta ruta. Una práctica con consecuencias devastadoras para la salud física y mental, que no solo deja marcas físicas, sino también profundas cicatrices psicológicas persistentes y debilitantes, afectando a menudo todos los aspectos de la vida de una persona: desde la capacidad de forjar relaciones interpersonales hasta el logro de objetivos profesionales e incluso el desarrollo personal continuo.

Tortura, una práctica sistémica en la ruta del Mediterráneo: más del 60% de las torturas ocurrieron en Libia.

De enero de 2023 a febrero de 2025, el proyecto de MSF en Palermo asistió a 160 sobrevivientes de tortura, la mayoría hombres (75%) con una edad promedio de 25 años. En el 82% de los casos, la tortura se produjo en países de tránsito, siendo Libia la que registró la mayor incidencia (108 casos), seguida de Túnez (41). Además, el 36,5 % de los episodios se produjeron en nueve países considerados por el gobierno italiano y la Comisión Europea como países de origen seguros para la repatriación: Argelia, Bangladesh, Costa de Marfil, Egipto, Gambia, Ghana, Marruecos, Túnez y Senegal.

 

Maka lleva las marcas del viaje en su cuerpo.Un brazo con cicatrices de tortura, aunque no las peores. Maka ha sufrido profundamente, en todas las formas en que un ser humano puede sufrir.
Maka lleva las marcas del viaje en su cuerpo. Un brazo con cicatrices, aunque no las peores. Maka ha sufrido profundamente, en todas las formas en que un ser humano puede sufrir. © Valentina Tamborra

 

Los pacientes informaron que, en más del 60% de los casos de tortura, los perpetradores eran contrabandistas, mientras que en el 30% de los casos, eran agentes del orden. Los episodios de tortura a menudo ocurrieron en prisiones formales e informales, en centros de detención dirigidos por milicias o inmediatamente después de intentos fallidos de fuga por mar.
Las mujeres, a lo largo de su viaje en busca de seguridad en Europa, suelen ser víctimas de violencia sexual y de género: el 80% de las pacientes del proyecto de MSF sufrieron violencia sexual y de género, a menudo combinada con otras formas de tortura, y el 70% sufrió violencia sexual en su país de origen. Los hombres no están exentos de esta forma de violencia: algunos pacientes de MSF informaron haber sido víctimas de violencia sexual o haber sido obligados a presenciar violencia sexual perpetrada contra sus esposas o hermanas.

 

Heridas duraderas: más que dolor físico

“La tortura intenta aniquilar la identidad. El cuerpo recuerda el dolor. La mente queda atrapada en él. Nuestro trabajo consiste en reconstruir lo roto, en ayudar a las personas a sentirse humanas de nuevo a través de un proceso de rehabilitación interdisciplinario”, afirma Monica Rugari, psicóloga de MSF en Palermo. “Iniciamos el proceso terapéutico con los pacientes, creando una relación de confianza: un espacio seguro donde el paciente puede volver a sentirse humano, libre de elegir y decidir por sí mismo”.

Palizas, azotes, quemaduras, extracción de uñas, electrocución, violencia sexual o asfixia son algunos de los actos de tortura y malos tratos que sufren los pacientes de MSF. Sus efectos en los seres humanos son numerosos y profundos, impactando las dimensiones físicas, psicológicas, culturales y sociales. Pueden dejar cicatrices físicas visibles y derivar en enfermedades crónicas y dolor crónico, o permanecer invisibles, causando daños psicológicos duraderos.

 

Olivier llegó a la clínica de Palermo en octubre de 2023.Actualmente vive en un centro de acogida, asiste a la escuela secundaria y es muy activo en campañas de sensibilización sobre los derechos humanos y la ciudadanía.
Olivier llegó a la clínica de Palermo en octubre de 2023. Actualmente vive en un centro de acogida, asiste a la escuela secundaria y es muy activo en campañas de sensibilización sobre los derechos humanos y la ciudadanía. © Valentina Tamborra

 

En efecto, más allá de las condiciones físicas (el 15% de los pacientes refiere síntomas musculoesqueléticos, el 12% síntomas relacionados con el sistema digestivo, más del 9% presenta síntomas neurológicos), los efectos más duraderos son psicológicos: el 67% de los pacientes padecen trastorno de estrés postraumático (TEPT), a menudo acompañado de ansiedad, depresión, pesadillas, insensibilidad emocional y aislamiento.

Entre las sobrevivientes de tortura, violación y explotación sexual por razón de género, los datos muestran que los síntomas y afecciones ginecológicas son más prevalentes que otros problemas médicos, afectando al 6% de las pacientes, junto con la ansiedad, la depresión y trastorno de estrés postraumático.

 

Reconstruyendo la vida y sanando la identidad

A pesar de las terribles consecuencias de la tortura, la rehabilitación ofrece un camino para sanar la identidad y reconstruir la vida de las sobrevivientes de tortura y violencia intencional. Desde 2021, el servicio de rehabilitación para sobrevivientes de tortura, actualmente gestionado por Médicos Sin Fronteras en colaboración con el Hospital Universitario Paolo Giaccone, el Departamento ProMISE, CLEDU y la Universidad de Palermo, brinda atención y apoyo específicos a sobrevivientes de tortura en Palermo, Italia, a través de un proyecto de rehabilitación especializado que aborda las necesidades médicas, psicológicas, sociales y legales, incluyendo siempre la mediación intercultural.

“Cuando te torturan, tu sentido del tiempo se quiebra. No hay un antes ni un después, solo el momento de la violencia, que nunca termina”, afirma Grazia Armenia, psicóloga de MSF en Palermo. Como parte del equipo de salud mental, suele utilizar un enfoque terapéutico que combina el tratamiento clínico con herramientas basadas en la narración, conocidas como ‘Línea de Vida’. Se les pide a los pacientes que marquen los eventos de su vida usando piedras para el trauma, flores para los buenos recuerdos y velas para la pérdida. “Siempre hay flores entre las piedras, porque mientras estemos vivos, todavía hay una historia que escribir”, continúa Grazia.

 

"La flor más grande es para mi hija Edvige: me gustaría volver a verla".Veronique lleva un pañuelo blanco en la cabeza con bordados dorados, se ve elegante.
En Palermo, MSF Italia ha lanzado un proyecto dedicado a la atención y rehabilitación de migrantes que sobrevivieron a la tortura y la violencia intencional. © Valentina Tamborra

 

La mayoría de los pacientes del proyecto de MSF en Palermo están reconstruyendo sus vidas en Italia, reconstruyendo lo que se ha derrumbado y recuperando su identidad a pesar de la violencia que sufrieron. “Me costó mucho volver a confiar en la gente. A veces siento que no estoy viviendo realmente, solo sobreviviendo. Cuando llegué a Italia, lloré, tenía miedo. Pero ahora me siento mejor. La terapia es importante para mí; me ayuda a reconstruir mi visión del futuro”, dice Olivier, un paciente de MSF de Costa de Marfil que sufrió tortura en su país de origen y durante su viaje. Hoy, Olivier vive en Palermo, donde estudia y es activista por los derechos humanos.

 

Asistencia de MSF a sobrevivientes de tortura

En 2024, MSF asistimos a 653 personas que sobrevivieron a la tortura en sus proyectos en todo el mundo. Los principales países donde trabajamos con sobrevivientes de tortura son: República Democrática del Congo, México, Italia, Sudán del Sur, Níger y Nigeria.

 

Mamady, sobreviviente de tortura. Llegó a la clínica de Palermo en octubre de 2023 y completó su camino terapéutico un año después.
Una camiseta de fútbol francesa y sandalias de plástico: eso es lo que Mamady conservó del viaje por el desierto y el Mediterráneo. Eso, y las pesadillas que lo acompañaron durante mucho tiempo. © Valentina Tamborra

 

Médicos Sin Fronteras trabajamos en Italia desde 1999, asistiendo a personas migrantes y refugiadas que llegan por mar, en centros de acogida y asentamientos informales, brindándoles asistencia médica, humanitaria y psicológica en colaboración con las autoridades italianas.

 

Consulta el informe Inhumano. La tortura a lo largo de la ruta migratoria del Mediterráneo y el apoyo a los sobrevivientes en un sistema frágil.

Compartir