Líbano: domar a un asesino silencioso

Los refugiados sirios en el Líbano son particularmente vulnerables a estos “asesinos silenciosos”, ya que muchos no tienen acceso a la asistencia sanitaria, y cuando descubren que tienen hipertensión, diabetes o enfermedades cardiovasculares, puede ser demasiado tarde.

Las enfermedades crónicas comienzan en secreto, con síntomas que suelen tardar años en emerger. En el momento en que se manifiestan, pueden ser mortales – a menos que sean tratadas.
 
Los refugiados sirios en el Líbano son particularmente vulnerables a estos "asesinos silenciosos", ya que muchos no tienen acceso a la asistencia sanitaria, y cuando descubren que tienen hipertensión, diabetes o enfermedades cardiovasculares, puede ser demasiado tarde. Otros saben que tienen enfermedades crónicas, pero no pueden permitirse costear su tratamiento.
 
"Tenemos a un paciente sirio – un hombre de 35 años de edad – que padece diabetes desde su infancia", dice el Dr. Marc Gerhard de MSF, que trabaja en el Valle de Bekaa en Líbano, proporcionando atención médica gratuita a los refugiados sirios. "Durante muchos años, su diabetes fue mal controlada. Como resultado, su pie tuvo que ser amputado, y sus riñones fallaron. Necesitaba diálisis, pero el hospital lo envió porque no podía pagar el tratamiento. Cuando llegó a nuestra clínica en Baalbek, estaba en muy mal estado”.
 
El Dr. Gerhard admite que la historia de este paciente es más dramática que la mayoría de las que atienden. "La mayor parte de nuestros pacientes se encuentran en una condición estable debido al seguimiento regular que han recibido en nuestras clínicas durante los últimos tres años".
 
Unos 365,000 refugiados sirios viven en el valle de Bekaa en Líbano, en su mayoría en asentamientos informales de tiendas de campaña, sin agua corriente ni electricidad. La asistencia sanitaria en el Líbano en su mayoría es privada, y pocos refugiados pueden permitirse el lujo de pagar los honorarios médicos, en particular para atender las enfermedades crónicas que requieren cuidados a largo plazo.
 
 
La clínica donde trabaja el Dr. Gerhard es sólo uno de los cuatro centros de MSF que ofrecen cuidados básicos de salud y maternidad en el Valle de Bekaa, todos gratuitos. "Poco más de la cuarta parte de las consultas son con pacientes que sufren enfermedades crónicas", dice el Dr. Gerhard. Estos incluyen asma, epilepsia, hipotiroidismo y enfermedad pulmonar obstructiva crónica, así como hipertensión, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
 
Muchos pacientes tienen más de una enfermedad crónica. "Soy diabética y también tengo hipertensión", dice Naema, de 50 años, refugiada de la ciudad siria de Homs, y que ahora vive en la aldea de Duris, en el valle de Bekaa. Durante los últimos tres años ha venido regularmente a la clínica de MSF en Baalbek para recibir tratamiento. "Trato de no perder mis citas", dice Naema. "Sé que es importante y que sin medicación podría morir”.
 
Pero para Naema es difícil seguir el consejo de los médicos en su totalidad. Para mantenerse saludable y mantener su enfermedad bajo control necesita una dieta saludable, y obtener la alimentación adecuada puede ser difícil. Los alimentos más baratos y más fácilmente disponibles son los carbohidratos como el pan, el arroz y las papas, mientras que las frutas, las verduras y la carne son comparativamente más caras. "No siempre puedo seguir lo que los médicos me aconsejan comer", dice. "A veces un producto no está disponible o no puedo permitirme comprarlo. Así que como lo que puedo”.
 
 
Muchos de los refugiados luchan por mantener un estilo de vida saludable. "Viven en circunstancias muy difíciles – viven en tiendas sin nada", dice el Dr. Gerhard. "También tienen muchos otros pesares, y puede ser difícil para ellos seguir el tratamiento".
 
El equipo de MSF toma esto en consideración al asesorar a los pacientes. "En circunstancias normales, como médico, uno le dice a sus pacientes que limiten su ingesta de carbohidratos y que hagan ejercicio", dice el Dr. Gerhard. "Pero ¿cómo le dices esto a los refugiados?"
 
 "Tratamos de decirles que no deben comer demasiados carbohidratos y que deben hacer algún deporte", dice el Dr. Gerhard, "a pesar de que es muy difícil para ellos, ya que no tienen ropa adecuada y no se encuentran necesariamente motivados para practicar un deporte".
 
Los equipos de MSF hacen lo que pueden para facilitar el tratamiento de los refugiados. Recientemente han comenzado a proporcionar a los pacientes diabéticos en el Valle de Bekaa de glucómetros, lo que les permite medir el nivel de azúcar en su sangre en casa, sin tener que trasladarse a la clínica. Los pacientes escriben sus registros en un 'pasaporte diabético', y cuando regresan a la clínica de MSF, el médico puede determinar la dosis de insulina que cada paciente necesita.
 
Con el tratamiento regular, las enfermedades crónicas son manejables y no amenazan la vida. Los sirios en el Líbano se enfrentan a todo tipo de problemas, pero las clínicas de MSF en el Valle de Bekaa ofrecen a los refugiados con enfermedades crónicas una cosa menos de qué preocuparse.
 
MSF gestiona 13 clínicas que prestan asistencia sanitaria básica y tres centros de atención materno-infantil en el Líbano. Los equipos de MSF en el Valle de Bekaa proporcionan alrededor de 11,000 consultas ambulatorias por mes.
 
 
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