Me iré de este proyecto con recuerdos increíbles

Durante siete meses, Margaret, una especialista estadounidense en salud mental, ha estado brindando apoyo a las personas que viven en Bentiu, un sitio de Protección de Civiles en Sudán del Sur. El campo ofrece protección a quienes huyen de conflictos violentos en la región y es hogar de más de 100,000 personas y de un hospital de MSF. En esta entrada de blog, Margaret reflexiona sobre su primera misión con MSF.

Durante siete meses, Margaret, una especialista estadounidense en salud mental, ha estado brindando apoyo a las personas que viven en Bentiu, un sitio de Protección de Civiles en Sudán del Sur. El campo ofrece protección a quienes huyen de conflictos violentos en la región y es hogar de más de 100,000 personas y de un hospital de MSF. En esta entrada de blog, Margaret reflexiona sobre su primera misión con MSF. 
 
“He disfrutado mi estancia aquí en el proyecto y estoy agradecida por las maravillosas experiencias de aprendizaje que me brindaron mis pacientes y mi equipo de asesores, médicos, enfermeras, auxiliares de enfermería, cirujanos, anestesistas y todas las personas que conocí en mi estancia en el hospital de MSF en Bentiu. 
 
Me sorprendió la capacidad de resiliencia mostrada por los pacientes y cuidadores que se enfrentan traumas complejos debido a conflictos prolongados y desplazamientos internos. A pesar de todas las situaciones a las que se han enfrentado, siempre tienen una sonrisa en sus rostros cuando  interactuamos con ellos en el hospital. 
 

 Las alegrías y los desafíos del trabajo 

 
Uno de los desafíos de este proyecto fue la traducción. Los asesores de salud mental suelen traducir las sesiones críticas pero, en ocasiones, tienen que trabajar aún más duro para no perder la esencia de las sesiones en la traducción. 
 
Entre todos los casos que vi, hay uno que sobresale. Conocí a un paciente joven que había estado involucrado en un accidente automovilístico grave y fue trasladado al hospital de MSF con una lesión en la pierna. 
 
Sus padres estaban divididos y no sabían si sería mejor mantenerlo en el hospital o darle de alta y llevarlo a un curandero tradicional para tratar su hueso roto. Estaban muy ansiosos y el padre del chico quiso dejar la carga de la decisión sobre su hijo. 
 
Cuando llegó el momento de que el componente de salud mental revisara el caso, la familia se encontraba callada y retraída. Súbitamente todos, incluyendo a las enfermeras, comenzaron a discutir cómo sería mejor tratar la pierna sin tener en cuenta la opinión de nuestro joven paciente.  Después de intentar, sin éxito, revisar el caso gracias a la traducción del asesor, decidí establecer algunos límites terapéuticos. 
 
Les pedí a todos que no respondieran a las preguntas que se le hacían al joven paciente y que tampoco hicieran ningún comentario. Al establecer estos límites, lo ayudamos a comprender las opciones de tratamiento, a sentirse más cómodo con el proceso y expresar sus sentimientos. 
 
 

Fortaleciendo al equipo 

 
En mi papel como asesora de actividades de salud mental, he seguido desarrollando y fortaleciendo las actividades del departamento de salud mental dentro del hospital. Hacemos rondas matutinas, inscribimos a nuevos pacientes y brindamos asesoramiento a pacientes internos y externos. Además, brindamos educación psicosocial sobre salud mental. 
 
También facilitamos terapia musical y de movimiento, grupos clínicos, actividades psicosociales y noches de cine los viernes. 
 
Desde que se unió al hospital de Bentiu, el departamento de salud mental se ha vuelto mucho más activo y colaborativo, trabajando con todo el equipo médico durante las consultas interdisciplinarias del equipo sobre casos de violencia psiquiátrica, sexual y basada en género, ayudando con la adherencia al tratamiento en algunos casos, y ayudando a los pacientes y cuidadores a lidiar con la pérdida. 
 

Una despedida  

 
Me iré de este proyecto con recuerdos maravillosos de la gente hermosa de Sudán del Sur, de sus rostros sonrientes, tanto de jóvenes como de personas mayores, que me saludaban en el pasillo del hospital todas las mañanas. 
 
Me han enseñado todo lo que sé sobre la cultura de su país.  Me voy agradecida con los habitantes del sitio de Protección de Civiles de Bentiu y con el personal internacional de MSF, que provienen de diferentes culturas y me han dado la oportunidad de aprender y crecer todos los días. 
 
Deseo que todos ellos y ellas sigan tocando la vida de las personas que atienden a través del fenomenal trabajo que hacen."
 
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