Mozambique: Cinco cosas que debes saber sobre el conflicto en Cabo Delgado

Cabo Delgado: Nangua IDP camp

La provincia de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, es una de las regiones más pobres del país. Desde octubre de 2017, la población de Cabo Delgado ha sufrido ataques violentos por parte de un grupo armado no estatal. A lo largo del año pasado, el conflicto con las fuerzas armadas mozambiqueñas se ha intensificado y estos ataques han cobrado fuerza y brutalidad, como demuestra el reciente asalto a Palma a finales de marzo.

La provincia de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, es una de las regiones más pobres del país. Desde octubre de 2017, la población de Cabo Delgado ha sufrido ataques violentos por parte de un grupo armado no estatal. A lo largo del año pasado, el conflicto con las fuerzas armadas mozambiqueñas se ha intensificado y estos ataques han cobrado fuerza y brutalidad, como demuestra el reciente asalto a Palma a finales de marzo.
 
Unas 700,000 personas han sido desplazadas de sus hogares y viven con miedo e inseguridad, mientras luchan por acceder a recursos esenciales como alimentos, agua, refugio y atención médica.
 
Aquí contamos cinco cosas que hay que saber sobre cómo el conflicto está afectando a las personas:
 

1. Cientos de miles han tenido que huir de sus hogares

En marzo de 2020, se estimaba que 156,000 personas habían huido de sus hogares en la provincia de Cabo Delgado. Poco más de un año después, esta cifra se ha cuadruplicado, con casi 700,000 personas  desplazadas debido a la escalada de violencia. Aldeas enteras han sido quemadas o arrasadas por completo, muchos han visto con sus propios ojos cómo sus familiares eran asesinados, otros han perdido el contacto con seres queridos y desconocen si podrán volver a verlos.
 
Escapando de la violencia, miles de personas han caminado durante días por el bosque con temor a ser descubiertos y sin tener comida ni agua. Tanto las comunidades de acogida como los campos de reasentamiento están sobrepoblados y las personas desplazadas viven a menudo en condiciones de extrema pobreza e insalubridad.
 
 
 

2. Las personas huyen con lo puesto y necesitan hasta lo más básico  

Las personas huyen de sus casas a menudo deprisa y corriendo, sin apenas tiempo para reunir provisiones para el viaje que les espera. Cuando llegan a poblaciones grandes como Pemba o Montepuez, tras días caminando por el bosque se encuentran en una condición física precaria. Como huyeron con lo puesto hombres, mujeres, niñas, niños, adolescentes y adultos mayores necesitan todo lo esencial: un lugar donde dormir por la noche, una tienda o materiales para poder construir una choza, mosquiteras para protegerse de la malaria, ropa, mantas, comida, agua y asistencia médica.
 
La población deja atrás una vida entera, pero el viaje de huida es solo es el primer obstáculo en la búsqueda de una seguridad y estabilidad, pues el conflicto en Cabo Delgado no parece tener un final cercano. 
 
 
 
 

3. Trauma psicológico a causa de las experiencias sufridas

Tras huir de la violencia y sobrevivir a un viaje largo y difícil, las personas afrontan otro desafío: lidiar con el trauma psicológico. Mientras se esfuerzan por conseguir comida, agua o ropa y acceder a la atención médica, también deben de adaptarse a la nueva situación. Cada aspecto de su día a día es una auténtica lucha, en la que los sentimientos de desesperanza y frustración son comunes.
 
Muchas personas sufren trastornos de estrés postraumático, tienen problemas para dormir o pesadillas. Algunas pierden el apetito a pesar de no haber comido durante días. Separarse de sus seres queridos y no tener noticias de su paradero les causa ansiedad. Muchas personas viven con el temor constante a sufrir otro ataque. Dado que el proyecto de salud mental de Mozambique no está muy desarrollado, ofrecer atención en salud mental es una de nuestras prioridades en Médicos Sin Fronteras.
 
 
 
 

4. El frágil sistema de salud de la región se ha visto muy afectado

Según datos de las Naciones Unidas, más de un tercio de las estructuras de salud en la provincia de Cabo Delgado han sido dañadas o destruidas por la violencia. A fines de 2020, no había clínicas funcionales en los distritos más afectados de Mocimboa da Praia, Macomia, Muidumbe y Quissanga.
 
Desde los ataques de finales de marzo, Palma se ha sumado a esta lista. En algunas áreas, la inseguridad impide que el gobierno y las organizaciones de ayuda proporcionen servicios médicos, incluida la vacunación, atención en salud sexual y reproductiva, o el tratamiento y medicación para el VIH y la tuberculosis, enfermedades que tienen una alta prevalencia en Mozambique.
 
 
 
 

5. Las necesidades de las personas superan con creces la respuesta humanitaria actual

A medida que sigue aumentando el número de personas desplazadas, las necesidades básicas de los que buscan un refugio seguro y de las comunidades que los acogen continúan sin estar suficientemente cubiertas. Los esfuerzos de las autoridades de Mozambique para responder a la situación no bastan y aunque las agencias de la ONU y algunas organizaciones internacionales tienen equipos en la provincia, todavía hay mucho por hacer.
 
En Médicos Sin Fronteras hemos ampliado nuestras actividades médicas en los últimos meses, lanzando clínicas móviles en varios distritos, realizando labores de agua y saneamiento para garantizar que las personas tengan acceso a agua potable y ofreciendo apoyo psicosocial. Las principales enfermedades tratadas por nuestros equipos son malaria, diarrea e infecciones respiratorias. Planeamos seguir trabajando en Cabo Delgado, pero este trabajo se ve algo limitado por algunos obstáculos y restricciones administrativas. Es necesario ampliar de manera urgente la respuesta a esta crisis con un mayor despliegue de personal y suministros.
 
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