Nuevas restricciones en Afganistán impiden a mujeres acceder a atención médica sin usar burka

Alertamos de una caída del 28% en las hospitalizaciones pediátricas urgentes y advertimos de las graves consecuencias para mujeres, niños y niñas ya afectadas por múltiples barreras médicas.

Atención pediátrica en Herat, Afganistán.
Desde 2021, las mujeres en Afganistán han sido progresivamente borradas de la vida pública. © Mahab Azizi

Desde el 5 de noviembre, se han implementado restricciones locales en la provincia de Herat, Afganistán, que exigen que las mujeres  (pacientes, acompañantes y trabajadoras) usen burka para poder entrar a los centros de salud públicos, incluyendo el hospital de Herat. 

Esta imposición repentina añade nuevas limitaciones a su participación en la vida cotidiana. Además, genera más obstáculos que afectan la capacidad de las mujeres para acceder a la atención médica esencial. En los dos últimos días bajo esta nueva norma, Médicos Sin Fronteras (MSF), que apoyamos los servicios pediátricos dentro del Hospital Regional de Herat, ya hemos observado una reducción del 28% en los ingresos de pacientes con condiciones urgentes.

“Estas restricciones obstaculizan aún más la vida de las mujeres y limitan su acceso a la atención médica”, afirma Sarah Chateau, responsable de programas d MSF. “Las pacientes y acompañantes femeninas ahora tienen prohibido entrar al hospital si no llevan burka. Lo que significa que el acceso a la atención médica depende de la vestimenta y no de la necesidad médica. Cada restricción impuesta a las mujeres como pacientes se traduce en atención médica retrasada o denegada”, añade Chateau. “Sabemos que esto tendrá graves consecuencias para los niños, niñas y las madres, que ya enfrentan enormes barreras para acceder a los servicios de salud en Afganistán”.

En el cruce fronterizo de Islam Qala, en la frontera con Irán, las organizaciones humanitarias se enfrentan a desafíos similares al intentar brindar asistencia a las personas retornadas expulsadas de Irán. De más de un centenar de trabajadoras que antes trabajaban allí, solo tres -una partera, una médica y una enfermera- tienen actualmente permiso para desempeñar sus funciones. Bajo estrictas condiciones que les obligan a llevar burka en todo momento. Muchas de las mujeres expulsadas de Irán llegan en condiciones de salud frágiles y con acceso limitado a higiene y atención médica. Algunas son cabeza de familia. Contar con personal femenino que pueda trabajar con ellas en la frontera es vital. “El efecto combinado de estas restricciones en Herat y en la frontera es alarmante”, advierte Chateau.

Desde 2021, las mujeres en Afganistán han sido progresivamente borradas de la vida pública. Se les prohíbe acceder a la educación secundaria y superior, trabajar en muchos sectores públicos y humanitarios. Tienen acceso limitado a la atención médica y están excluidas de los espacios públicos.

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