República Democrática del Congo: Asistencia médica para la comunidad por la comunidad

La colaboración con la comunidad no se limita a actividades de sensibilización ni al manejo de pacientes con malaria, diarrea y desnutrición. También implica la construcción de instalaciones e infraestructura, incluyendo los sitios de salud comunitarios, letrinas y pozos, la distribución de artículos esenciales, como jabón y mosquiteros, y el manejo de medicamentos en los centros de salud comunitarios.

Angumu es una zona montañosa en la provincia de Ituri, al noreste de la República Democrática del Congo (RDC), cerca de la frontera con Uganda. Es un lugar remoto y llegar a las comunidades que viven allí puede ser todo un desafío. Los pocos caminos que atraviesan el bosque montañoso se parecen a los cauces secos de los ríos: son irregulares y están llenos de piedras sueltas que dificultan y desaceleran la conducción, especialmente durante la temporada de lluvias, cuando el espeso barro vuelve intransitables algunos de estos caminos. 
 
En 2018, la violencia y los desastres naturales en las regiones vecinas hicieron que decenas de miles de personas se trasladaran a Angumu. Encontraron refugio en áreas cercanas a los pueblos y junto a las carreteras, y crearon numerosos campos para personas desplazadas, cada uno de ellos albergando a varios miles de personas.
 
En ese momento, nuestros equipos estimaron que más de 42,000 personas se habían visto obligadas a abandonar sus hogares en busca de seguridad, por lo que decidieron iniciar una respuesta de emergencia. Desde entonces, el número de personas desplazadas en Angumu ha aumentado drásticamente, y actualmente asciende a casi 80,000.
 
 
 

Si las personas no pueden acceder a la atención médica, la atención debe llegar hasta ellas

“Una vez que llegamos, vimos inmediatamente que había un número muy alto de personas con malaria, con tasas de mortalidad muy altas”, dice Frederic Manantsoa, ​​jefe de misión de MSF en la República Democrática del Congo. “También notamos que era muy difícil para las personas acceder a los servicios sanitarios necesarios porque la región es muy remota y montañosa".
 
“Pensamos que si la población no puede llegar a las instalaciones de salud, entonces debemos revertir la situación y llevar los servicios de salud a las personas”, dice Manantsoa. Para hacerlo de manera sostenible, nuestros equipos trabajaron con el Ministerio de Salud para poner en marcha un proyecto basado en un fuerte compromiso comunitario.
 
“El proyecto tiene un enfoque comunitario avanzado cuyo objetivo es que los miembros de la comunidad se encarguen de sus propias necesidades de salud”, dice Manantsoa. 
 
“Existe una amplia participación tanto del Ministerio de Salud como de la comunidad. Son nuestros socios, no personas que reciben asistencia. Son responsables de su propia salud y, como socios, comparten la responsabilidad en el proyecto”.
 
Esta configuración se basa en tres componentes fundamentales. El primero está formado por relevos comunitarios (RECO, por sus siglas en inglés). Su función es educar a integrantes de la comunidad sobre diversos temas de salud, como la buena higiene y la planificación familiar; cómo prevenir enfermedades y qué hacer en caso de que alguien enferme; así como los servicios médicos a su disposición en la zona.
 
Si alguien necesita atención médica, se le anima a que acuda a los relevos de los centros de salud comunitarios (RECOSITES por sus siglas en inglés), el segundo componente. El equipo de RECOSITES ha sido capacitado para responder a los casos de malaria, desnutrición y diarrea, y pueden administrar un tratamiento básico in situ o derivar a las personas a un centro de salud más avanzado.
 
El tercer componente está integrado por los comités de gestión de los centros de salud (COGESITES por sus siglas en inglés). Estos comités coordinan todos los aspectos prácticos y administrativos en torno a los sitios de salud comunitarios. Todos los trabajadores y trabajadoras de salud comunitaria son personas voluntarias elegidas por sus comunidades. Reciben capacitación, seguimiento y apoyo de MSF, en cooperación con el Ministerio de Salud.
 
“Cuando llegamos, nos enfrentamos a un gran número de casos graves porque las personas llegaban al hospital cuando ya estaban muy enfermas”, dice David Mahomou Nyankoye, director de actividades de enfermería de MSF en Angumu. 
 
“Ahora, las y los integrantes de la comunidad están más conscientes y buscan atención de forma más rápida Actúan oportunamente, antes de que la enfermedad avance, y esto ha llevado a una clara reducción en el número de muertes”. 
 

Enfocarse en la prevención

En un entorno donde la malaria es endémica y las condiciones de vida son precarias, la prevención es sumamente importante. 
 
Pascal vive en el asentamiento para personas desplazadas de Ugudo Zii y fue elegido por su comunidad como RECO. “Voy de puerta en puerta y le muestro a las personas buenas prácticas que pueden ayudarles a prevenir enfermedades”, dice. “Muchos problemas provienen del agua que no se almacena correctamente y luego se convierte en un caldo de cultivo para los mosquitos, que puede contaminarse y causar diarrea y otros problemas de salud". 
 
“A veces reunimos a las personas y les hablamos sobre las vacunas, la planificación familiar y los criterios de admisión en los centros de salud. Estoy orgulloso de lo que hago y mi comunidad lo aprecia. Las prácticas de higiene adecuadasy los conocimientos correctos marcan una gran diferencia”, dice Pascal. 
 
El trabajo del equipo de RECOs es apoyado por nuestras y nuestros promotores de salud , quienes les capacitan y supervisan su trabajo. Otro valor agregado de este enfoque es que permite a nuestros equipos observar la propagación de enfermedades a nivel comunitario.
 
“Esto nos permite tener una vigilancia y alertas tempranas, de modo que podamos actuar a tiempo para prevenir brotes y otras emergencias, o al menos minimizar tanto como podamos la necesidad de respuestas de emergencia”, dice Manantsoa. 
 
 
 

Apoyo a los centros de salud

En los centros de salud y el hospital regional general de Angumu, nuestros equipos médicos representan alrededor del 35 por ciento del personal y apoyan al personal médico local del Ministerio de Salud en su trabajo. Ofrecemos tratamiento contra la malaria para todos los grupos de edad, servicios de salud mental y salud reproductiva, incluyendo la planificación familiar y la gestión de casos de desnutrición moderada.
 
Además, ofrecemos apoyo a sobrevivientes de violencia sexual en colaboración con los comités de protección presentes en cada sitio para personas desplazadas, que apoyan a estas personas.  Virginie huyó del conflicto en el área de Musongwa y llegó a Ugudo Zii hace siete meses y es integrante del comité de protección del lugar. “En un campo para personas desplazadas densamente poblado, las mujeres son muy vulnerables y los incidentes de violencia sexual son frecuentes”, dice.
 
“Trabajamos en estrecha colaboración con las y los RECO y juntos dirigimos a las sobrevivientes al equipo de RECOSITES, quienes a su vez se ponen en contacto con MSF para que la persona pueda recibir atención médica y apoyo de salud mental. Todo se hace de manera confidencial y es muy importante porque las sobrevivientes tienden a sufrir vergüenza y estigmatización”.
 
 
 

La colaboración con la comunidad debe brindarse en todos los niveles

La colaboración con la comunidad no se limita a actividades de sensibilización ni al manejo de pacientes con malaria, diarrea y desnutrición. También implica la construcción de instalaciones e infraestructura, incluyendo los sitios de salud comunitarios, letrinas y pozos, la distribución de artículos esenciales, como jabón y mosquiteros, y el manejo de medicamentos en los centros de salud comunitarios. 
 
“Cuando comenzamos nuestra respuesta, MSF lo hacía todo, incluso se encargaba del transporte de agua en la comunidad”, dice Abdurakhman Bodian, gestor de promoción de la salud de MSF en Angumu. “Hoy hemos logrado empoderar a la comunidad y llegamos al punto en que toda la construcción y otros esfuerzos logísticos se realizan en cooperación con ellos y ellas”, dice concluye. 
 
Actualmente, en Médicos Sin Fronteras trabajamos para desarrollar aún más la resiliencia de la comunidad y ayudarles a ser más independientes en lo que respecta a la gestión de todos los aspectos de su salud.
 
“Cuando comparamos los datos que recopilamos al principio sobre el número de muertes en Angumu con los datos más recientes, realmente vemos una diferencia”, dice Frederic Manantsoa. “Si no fuera por este sistema que implementamos, la situación no habría cambiado".
 
“La colaboración entre MSF, el Ministerio de Salud y la comunidad de Angumu se ha vuelto muy estrecha y estable. Creo que este tipo de proyectos tiene futuro. Necesitamos desarrollarlo y aprovechar todo lo que aprendimos porque creo que es uno de los mejores enfoques de MSF en la República Democrática del Congo”, dice Manantsoa.
 
“No debemos olvidar que alrededor del 80 por ciento de la población vive en áreas rurales con un acceso muy limitado a la atención médica. Por lo tanto, este tipo de enfoque comunitario parece el más adecuado para abordar las necesidades de salud de las personas”.
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