Tanzania: “La gente lidia con estas condiciones de vida porque no conoce nada más”

El Dr. Alfonso Apolinar, de México, fue parte del equipo de emergencia de MSF que está respondiendo a la crisis de refugiados en Tanzania, en donde más de 118,000 burundeses han huido para establecerse en campamentos a lo largo de la frontera.

El Dr. Alfonso Apolinar, de México, fue parte del equipo de emergencia de MSF que está respondiendo a la crisis de refugiados en Tanzania, en donde más de 118,000 burundeses han huido para establecerse en campamentos a lo largo de la frontera.
 
“He estado en Tanzania desde mayo (de 2015), cuando los refugiados de Burundi comenzaron a cruzar la frontera para poder escapar de la inestabilidad política y la violencia en su país. En el transcurso de tan sólo 3 meses, llegaron 100,000 personas.
 
Los primeros en llegar fueron quienes tenían el suficiente dinero para poder huir fácilmente cuando estalló el conflicto. Principalmente eran mujeres y niños, traían con ellos unas cuantas posesiones -ropa y algunas herramientas para cocinar- y se refugiaron en escuelas, mismas que tuvieron que cancelar sus clases.
 
Cuando ya no había espacio en las escuelas, la segunda ola de personas se trasladó a refugios masivos en el campo de Nyarugusu, que ya hospedaba a refugiados de la República Democrática del Congo.
 
Hubo algunos casos de cólera en la frontera asi que, para prevenir que la enfermedad se esparciera por el campo, comenzamos a vacunar a la gente rápidamente.
 
Nuestros esfuerzos para detener la transmisión de la enfermedad fueron exitosos, y no hubo ningún brote dentro del campo. También tratamos a niños que sufrían de malnutrición e implementamos clínicas móviles para brindar atención médica básica a los refugiados.
 
 
 
Es una región hermosa, el campo está rodeado por montañas cubiertas de árboles y una gran cantidad de vegetación. Actualmente es la temporada de lluvias, llueve a diario y los pobladores de la localidad están trabajando en sus cultivos; todo se está volviendo más verde. Pero a pesar de la belleza, las condiciones de vida en el campo de Nyarugusu son bastante complicadas.
 
Los refugios masivos están hechos de troncos de madera cubiertos de plástico, cada uno de alrededor de 40 x 10 metros. Doscientas personas comparten un solo refugio, muchas personas para el espacio disponible. La realidad es que las personas viven al aire libre durante el día y llegan a dormir a los refugios durante la noche en colchonetas que se encuentran esparcidas por el suelo. Es muy difícil utilizar mosquiteros en estas condiciones, y la malaria es un gran problema.
 
Nuestros equipos médicos también encuentran a muchas personas con infecciones respiratorias. Cuando llegué aquí, era la temporada seca y el campo estaba cubierto por una gran nube de polvo. Fue difícil para los refugiados, y también para nuestros equipos que trabajan allí.
 
Atendimos a varios pacientes con diarrea provocada por las condiciones antihigiénicas. Las letrinas son un problema para el campo y, como varias personas las usan, se ensucian rápidamente y huelen mal. Algunas personas sufren problemas en la piel, y vemos a bastantes mujeres embarazadas.
 
Al volverse mucho más poblado, el agua y la comida se volvieron un problema en el campo de Nyarugusu, y hubo tensiones entre los burundeses, que acababan de llegar, y los congoleses, que llevaban ya tres años en el lugar.
 
A principios de octubre, se abrió un nuevo campo llamado Nduta a dos horas de camino y, para finales de diciembre, debería haber otro campo más.
 
 
Nduta es ahora el refugio para la tercera ola de refugiados. Ahora estamos viendo a más y más madres solteras cuyos maridos han sido atrapados o asesinados en Burundi. Se está volviendo más complicado viajar, así que son pocas las personas mayores que se atreven a realizar el viaje. 
 
Las condiciones en Nduta son ligeramente mejores que en Nyarugusu, ya que hay más tiendas de campaña y la gente tiene más espacio. Actualmente hay 30,000 personas aquí, pero esperamos tener unas 50,000.
 
MSF es la única organización médica que trabaja den Nduta. Hemos instalado clínicas móviles y estamos construyendo un hospital. Hasta el momento, tiene un departamento para pacientes externos, una sala de emergencias y una sala con 14 camas y dos camas de cuidado intensivo; ya está todo completamente ocupado.
 
La mayoría de los pacientes internados tiene pulmonía severa, malaria o deshidratación, pero también hay mujeres embarazadas con infecciones. Hemos abierto también un departamento de maternidad y la sala para mujeres, y pronto se abrirán las salas para hombres y niños. Cuando esté terminado, el hospital tendrá 50 camas y el espacio suficiente para almacenar 80 de ser necesario.
 
La semana pasada, un bebé de dos meses fue traído por una posible neumonía. Descubrimos que también tiene un problema en el corazón que requiere cirugía. En Europa, este sería un procedimiento relativamente menor, pero aquí no tenemos el equipamiento necesario o capacidad quirúrgica, así que estamos tratando de encontrar un hospital que pueda tratarlo.
 
También estamos vacunando a los niños y haciendo actividades de saneamiento y suministro de agua dentro del campamento. Instalamos un sistema de purificación del agua para hacer que el agua del río sea consumible y asegurarnos de que haya suficiente agua potable para todos.
 
El campo de Nduta no se construyó de la nada, solía ser un campo de refugiados que fue cerrado hace 10 años. Lo triste es que muchas de estas personas han sido refugiados durante un largo tiempo de sus vidas, moviéndose de un lado a otro en los países de la región. Algunos de los recién llegados a Nduta me han dicho que nacieron aquí. La gente lidia con estas difíciles condiciones porque, a menudo, no conocen nada más.
 
 
 
MSF comenzó a trabajar en el campo de Nyarugusu en mayo de 2015 para responder ante el flujo masivo de refugiados provenientes de Burundi. MSF actualmente trabaja en conjunto con la Cruz Roja de Tanzania en el campo Nyarugusu, administrando un centro de alimentación terapéutica para pacientes internos, un proyecto de nutrición para pacientes externos y, además, tiene clínicas móviles en todo el campo. MSF también provee unos 500 metros cúbicos de agua al campo diariamente.
 
En Nduta, MSF tiene clínicas móviles, administra un hospital y ha proporcionado 2,000 tiendas de campaña. La semana pasada, MSF realizó 1,670 consultas a pacientes externos y admitió a 78 pacientes a su hospital. Los equipos también proveen 200 metros cúbicos de agua diariamente. 
 
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