Violencia sexual en el este de RDC: una emergencia persistente 

MSF asegura que la respuesta a esta peligrosa situación sigue siendo inadecuada y que muchas personas aún no pueden recibir atención 

En el departamento de triaje, los trabajadores comunitarios de MSF imparten sesiones de sensibilización para las mujeres que acuden a consultas en el centro de salud Mungunga 3. MSF trabaja allí para atender a víctimas de violencia sexual. RDC 2025.
En el departamento de triaje, los trabajadores comunitarios de MSF imparten sesiones de sensibilización para las mujeres que acuden a consultas en el centro de salud Mungunga 3. MSF trabaja allí para atender a víctimas de violencia sexual. RDC 2025. © Lamine Keita/MSF

Un año más, el número de víctimas y sobrevivientes de violencia sexual atendidas por los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el este de la República Democrática del Congo (RDC) se mantiene en un nivel alarmante. Desde MSF hacemos un llamado a todas las partes en el conflicto para que procuren por la seguridad de la población civil y el acceso a la atención para todas las personas del país. También instamos a la comunidad internacional a mantener la atención a los sobrevivientes como una prioridad, a pesar de los actuales recortes de financiación. 

 

Sobrevivientes de violencia sexual en consulta en el centro de salud CCLK de Goma, RDC.
Sobrevivientes de violencia sexual en consulta en el centro de salud CCLK de Goma. En MSF brindamos un servicio integral a las sobrevivientes de violencia sexual. RDC 2025. © Lamine Keita/MSF

 

Durante años, los equipos de MSF han advertido repetidamente sobre el alarmante nivel de violencia sexual en el este de la República Democrática del Congo. El número de sobrevivientes tratadas por MSF ha aumentado en los últimos tres años, desde que se reanudaron los combates entre el ejército congoleño, el grupo armado M23/AFC (Alliance Fleuve Congo) y sus respectivos aliados. La crisis es particularmente aguda en Kivu Norte, donde los equipos de MSF trataron a un número sin precedentes de víctimas y sobrevivientes, casi 40,000 personas, en 2024.

Esta preocupante tendencia se ha mantenido en 2025. Desde enero, los equipos de MSF han atendido a un número alarmantemente alto de sobrevivientes en las instalaciones que apoyan en Kivu Norte y Kivu Sur. “El contexto en esta región ha cambiado, pero no así el problema de la violencia sexual, de la cual las mujeres son las principales víctimas”, explica François Calas, responsable de los programas de MSF en Kivu Norte. “La violencia sexual sigue siendo una emergencia médica que requiere atención inmediata”.

Los campos de Goma, que albergan a más de 650,000 personas desplazadas, fueron desmantelados en febrero de 2025 tras la captura de la ciudad por el M23/AFC. Sin embargo, los equipos de MSF siguen tratando a nuevas víctimas de violencia sexual cada día en las instalaciones de la ciudad y sus alrededores, con cerca de 7,400 pacientes entre enero y abril de 2025. Veinte kilómetros al oeste de Goma, en la pequeña ciudad de Saké, más de 2,400 personas sobrevivientes fueron tratadas durante el mismo período.

 

En el centro de salud Mungunga 3, MSF atiende a víctimas de violencia sexual desde enero de 2025. Brindamos atención médica y psicosocial.
En el centro de salud Mungunga 3, MSF atiende a víctimas de violencia sexual desde enero de 2025. Brindamos atención médica y psicosocial. © Lamine Keita/MSF

 

Desde que se desmantelaron los campos, muchas mujeres desplazadas no han podido o no han querido regresar a sus aldeas y a menudo se quedan solas con sus hijos en el lugar donde se refugian. “Recibimos a muchas mujeres que han sido maltratadas cerca o dentro de las casas de las familias anfitrionas o en los centros comunitarios donde se alojan”, afirma Calas. “Muy a menudo, son obligadas a realizar actos sexuales a cambio de alojamiento. Dondequiera que estén, no parecen estar seguras en ninguna parte”. 

Como ha sido el caso durante años, la mayoría de las agresiones reportadas por las víctimas en 2025 se cometieron bajo la amenaza o la fuerza de un arma por parte de individuos que no pudieron ser identificados debido a la gran cantidad de personas que portan armas, tanto civiles como militares, pues la proliferación de armas y la inseguridad es persistente.

“En Goma, muchas pacientes denuncian que son violadas por la noche durante períodos de alta inseguridad, durante robos que a menudo van acompañados del secuestro o incluso el asesinato de sus esposos”, dijo Calas. “Pero en algunos barrios, estos ataques se cometen incluso durante el día”. 

“Hombres armados entraron en nuestra casa alrededor de las 22:30 horas”, explica Nasha*, una mujer que construyó un refugio en el patio de una escuela después de ser desplazada. “Algunos hombres fueron asesinados y algunas mujeres, incluyéndome a mí, fuimos violadas. Tres hombres querían violarme delante de mi esposo y mis ocho hijos. Mi esposo se resistió. . . Y lo mataron”. 

 

Consulta médica en el centro de salud de Makombo (a 45 km de Goma), apoyado por MSF. Trabajamos allí entre febrero y mayo de 2025, atendiendo especialmente a víctimas de violencia sexual.
Consulta médica en el centro de salud de Makombo (a 45 km de Goma), apoyado por MSF. Trabajamos allí entre febrero y mayo de 2025, atendiendo especialmente a víctimas de violencia sexual. © Lamine Keita/MSF

 

En las afueras de Goma y Saké, muchas víctimas dicen haber sido atacadas en las carreteras o en los campos. “Me pidieron que eligiera entre entregar mi cuerpo o que me mataran”, dice Rika*, residente de una aldea a unos cuarenta kilómetros al oeste de Goma. “Me violaron, uno tras otro”. 

En Kivu Sur, la situación también es preocupante. En los territorios de Kalehe y Uvira, los equipos de MSF han tratado a cerca de 700 víctimas y sobrevivientes de violencia sexual desde principios de 2025. La mayoría de los relatos recopilados describen actos cometidos a punta de pistola.

“Sufrimos en los campos donde nos refugiamos”, dice una mujer de una aldea en las colinas que rodean Kamanyola, en Kivu Sur. “Los hombres armados no nos dejaron cruzar los pueblos. Algunas mujeres incluso fueron violadas cuando intentaron cruzar para llegar a los centros de salud”. 

“Las cifras están subestimadas porque hay muchos obstáculos para acceder a la atención: miedo a las represalias, estigma, lejanía geográfica y falta de capacidad de tratamiento en las instalaciones“, explica Luders Leriche, responsable de actividades médicas de MSF en Kivu Sur. “El mayor o menor número de casos en ciertas áreas refleja la capacidad de tratamiento disponible más que la magnitud del problema en esa región”. 

 

Una emergencia persistenteUna promotora de salud de MSF habla con pacientes en la sala de espera de la clínica Tumaini, que ofrece atención médica y psicológica gratuita y confidencial, especialmente a sobrevivientes de violencia sexual.
Una promotora de salud de MSF habla con pacientes en la sala de espera de la clínica Tumaini. Brinda atención médica y psicológica gratuita y confidencial a sobrevivientes de violencia sexual. © Laora Vigourt/MSF

 

Servicios esenciales amenazados

El impacto de la violencia sexual, que afecta principalmente a las mujeres, incluyendo niños y niñas, se conoce y documenta desde hace mucho tiempo. El número de hombres que son víctimas, aunque mucho menor, también es motivo de preocupación. Más allá del impacto sanitario y psicológico, las consecuencias sociales son devastadoras: rechazo familiar y social, estigma, divorcio, pensamientos suicidas y una inmensa dificultad para que las personas sobrevivientes sigan viviendo en los lugares donde fueron agredidos.

La situación es aún más preocupante porque el acceso a los servicios de tratamiento es cada vez más difícil. Varios centros de salud de las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur ya se han quedado sin los medicamentos y botiquines que necesitan para tratar a las sobrevivientes de la violencia sexual. “Además de la interrupción de las cadenas de suministro y la entrega de medicamentos debido al conflicto en curso, los recortes globales en la financiación humanitaria están suscitando serias preocupaciones sobre el futuro”, dijo Calas. “A pesar de los desafíos actuales, no debemos abandonar a estas mujeres, ni a los niños y las niñas. Su cuidado debe ser una prioridad absoluta”. 

Además de apoyar la atención a las víctimas y sobrevivientes, Médicos Sin Fronteras también hace un llamado a todas las partes interesadas para que hagan todo lo posible y garanticen aún más la protección de la población civil y su acceso a la atención médica.

Los equipos de MSF brindan atención médica y psicológica integral a sobrevivientes de violencia sexual en Goma, Rutshuru, Masisi y Walikale en Kivu Norte, Kalehe y Uvira en Kivu Sur. La atención médica incluye apoyo médico y psicológico, tratamiento preventivo contra las infecciones de transmisión sexual, anticoncepción de emergencia, vacunas y servicios de aborto seguro. Los casos más graves se derivan a hospitales especializados.

 

*Los nombres fueron cambiados para proteger el anonimato de las personas.

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