Yemen: “Cuando oímos disparos y bombardeos trasladamos a los pacientes a lugares seguros”

Testimonio de Husni Mansoor, supervisor de enfermería de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el hospital de Adén, en Yemen

Husni Mansoor es supervisor de enfermería de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el hospital de Adén

Vivo y trabajo en el hospital de MSF desde que comenzaron los combates en marzo. Sólo he podido salir del hospital dos veces desde entonces. La primera vez fue para trasladar a un paciente a un hospital especializado ya que su vida corría peligro. Afortunadamente, está vivo y recuperado.

La segunda vez que abandoné el hospital fue para participar en el entierro de un buen amigo. Era administrativo en un hospital pero estaba trabajando como voluntario proporcionando primeros auxilios a los heridos. Un día mientras llevaba a un paciente herido al hospital en una ranchera, dado que no había ambulancias disponibles, tuvo un accidente: el vehículo iba muy iba rápido y mi amigo, que iba en la batea de la furgoneta se cayó de la camioneta. Lo trasladaron al hospital donde, tras tres días ingresado, falleció.

Durante el tiempo que estuvo en el hospital me fue imposible visitarle: estábamos recibiendo muchos casos y había mucho trabajo. Cuando recibí la noticia de su muerte, salí fui despedirme de él y participar en su entierro. Era una persona muy agradable, trabajadora y valiente.

Mi familia se ha ido con nuestros vecinos a una zona fuera de Adén donde está más segura. No pude verles ni despedirme. Mi casa no queda lejos del hospital, a unos tres kilómetros, pero la sensación es como si estuviera a miles de kilómetros de distancia. No puedo ir y comprobar si todo está bien. Algunos vecinos me han contado que nuestro barrio ha sido alcanzado por proyectiles. No sé en qué condiciones está mi vivienda. ¿Está cerrada? ¿Las ventanas están rotas? ¿Habrán robado en ella?

Todo lo que hago es trabajar, comer y, cuando puedo, trato de descansar un poco. Sucede a menudo que, cuando intento dormir, mis compañeros tienen que despertarme por una emergencia y tengo que asegurarme de que todo funciona como estaba planeado para recibir a los heridos. Aún estamos recibiendo un número importante de pacientes pese al hecho de que muchos tienen grandes dificultades para llegar al hospital.

Algunos me han dicho que han tenido que pagar diez veces más por el transporte que lo que costaba éste antes de los combates. Y esto lo cuentan quienes consiguen llegar al hospital. Para un viaje que solía valer 500 riales yemenís, (unos 2,24 euros), ahora hay gente que está pagando entre 5.000 (20,8 euros) y 6.000 riales (25 euros) para que les lleven al hospital.

Se trata un precio difícil de afrontar en las circunstancias actuales, sobre todo teniendo en cuenta que mucha gente no ha recibido sus salarios debido a que los bancos, las oficinas de correo y los centros de cambio de divisas están cerrados; a lo que hay que unir la dificultad para moverse por la ciudad.

Conseguir comida y agua también resulta todo un reto, que se suma a la falta de combustible y al hecho de que la situación de seguridad se está deteriorando en Adén. Algunos de mis vecinos dicen solo comen dos veces al día y, hay jornadas en las que solo pueden comer una vez tras pasar mucho tiempo en largas colas para conseguir alimentos.

Pasa lo mismo pasa con el agua. La población tiene que hacer cola con bidones en un momento como el actual de pleno verano y cuando hace mucho calor en Adén. Y cada vez hace más. Aunque solemos tener provisiones para el personal y los pacientes del hospital, a veces nos enfrentamos a periodos de escasez ya que no podemos salir a buscar alimentos. Los restaurantes y tiendas de alimentación están cerrados en las zonas donde hay enfrentamientos.

Nuestro mayor temor es que los combates cerquen el hospital. Muchas veces, cuando los enfrentamientos se intensifican, bajamos al sótano.  Antes, ubicamos a los pacientes que están en camas cerca de las ventanas en zonas seguras. Y esto ha sucedido muchas veces. Oímos los disparos, bombardeos o ataques aéreos y ponemos a todos los pacientes a salvo antes de hacer nosotros lo mismo. Las ventanas del hospital han reventado ya en varias ocasiones y también han impacto balas dentro del hospital, pero nadie ha resultado herido.

Nuestro personal médico en Adén también ha perdido familiares. Han perdido a su padre, a su hermano, a un amigo. A veces los miembros del hospital van a ver a sus familias y no tenemos información de su paradero durante semanas ya que las comunicaciones son muy malas, no pueden moverse a causa de la inseguridad y les obliga a quedarse en casa.

No tengo ni idea cuánto va a durar esta situación. Estoy muy triste viendo lo que ocurrido en  Adén. Un amigo me cuenta que si fuera al distrito Crater de la ciudad no daría crédito a la situación en la que está. Crater es mi zona favorita de Adén y tengo muy buenos recuerdos de cuando estuve allí.

Tenemos que olvidarnos de nuestro dolor y motivarnos para seguir trabajando y facilitando asistencia médica a nuestros pacientes.  Sobre el alto al fuego del que tanto hemos oído hablar aquí no hemos percibido ninguna diferencia.

El testimonio de Husni Mansoor ha sido publicado previamente en The Guardian

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