Sudán: Colocando a las personas refugiadas en el mapa

En una crisis, la situación puede cambiar con rapidez, y los mapas que nuestros equipos necesitan para llegar a las poblaciones más vulnerables a menudo no existen o rápidamente quedan desactualizados. En esta entrada de blog, Andries Heyns, quien regresó recientemente después de diez semanas en Sudán, habla sobre la situación en un lugar donde la crisis de personas refugiadas evoluciona vertiginosamente.

En una crisis, la situación puede cambiar con rapidez, y los mapas que nuestros equipos necesitan para llegar a las poblaciones más vulnerables a menudo no existen o rápidamente quedan desactualizados. En esta entrada de blog, Andries Heyns, quien regresó recientemente después de diez semanas en Sudán, habla sobre la situación en un lugar donde la crisis de personas refugiadas evoluciona vertiginosamente.
 
"A principios de noviembre de 2020, estalló el conflicto en la región de Tigray, en el norte de Etiopía, y las personas refugiadas comenzaron a huir masivamente hacia el vecino Sudán. El viaje requiere cruzar hasta 350 km de terreno montañoso durante días y semanas, en condiciones de sequía y con temperaturas que superan regularmente los 35 grados centígrados. 
 
Carentes de recursos básicos como alimentos y agua, cargan solo lo que pueden, cargando a sus hijos e hijas, y a quienes están demasiado débiles para caminar. Llegan a Sudán con agotamiento y deshidratación. Como si esto no fuera suficiente desafío, también soportan el trauma de ver a sus familias asesinadas, sus medios de vida destruidos y sus futuros truncados. 
 
Sin una solución a corto plazo para la situación, estas personas refugiadas se instalan en entornos desafiantes y con escasos recursos, sin tener idea de lo que les depara el futuro.
 
 
 

Uniéndome al equipo

A finales de noviembre de 2020 me uní al equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) en los campos para personas refugiadas de Sudán, brindando apoyo como especialista en sistemas de información geográfica (SIG).
 
Llegué a Sudán a principios de diciembre de 2020, me quedé diez semanas, y regresé a mediados de febrero de 2021. Mi base estaba en Gedaref, desde donde visité los campos para personas refugiadas en Hamdayet, Al-Hashaba, Umm Rakouba y Al-Tanideba. 
 
Hamdayet y Al-Hashaba son, en teoría, campos de tránsito: las personas refugiadas llegan aquí primero, se registran y permanecen temporalmente, después son reubicadas en los campos permanentes como Umm Rakouba y Al-Tanideba. Sin embargo, en realidad las personas se vieron obligadas a quedarse mucho más tiempo.
   

¿Por qué es importante la información geográfica?

Cuando sabemos dónde se encuentran las personas y en qué lugares las necesidades inmediatas son más urgentes, los equipos médicos de MSF pueden hacer una planificación más eficaz asegurándose de llegar a las personas con la atención y los servicios adecuados. 
 
Un mapa puede contar una historia visual, proporcionar un contexto y una magnitud dentro en una sola imagen. La comparación de mapas en diferentes períodos de tiempo permite conocer el progreso de las actividades de ayuda humanitaria y el crecimiento de los campos. Esto significa que son una excelente manera para que los planificadores y responsables de la toma de decisiones que no están activamente sobre el terreno se mantengan informados sobre cómo evoluciona la situación.
 
Los mapas detallados y actualizados pueden proporcionar un resumen conciso del panorama general. Sin embargo, con la llegada diaria de personas refugiadas, el panorama en Sudán cambia constantemente y necesita una actualización periódica para disponer de una imagen actualizada en todo momento. Por esta razón, pasé mucho tiempo cruzando los campos de refugiados a pie, con una mochila llena de agua en la espalda, dos teléfonos inteligentes para la recopilación de datos (uno de repuesto por si acaso), protector solar y algunos bocadillos.
 

Mi misión

Como especialista en SIG, mi principal responsabilidad era recopilar datos espaciales que nuestros equipos pudieran utilizar para monitorear la situación en los campos y gestionar eficazmente las actividades de MSF. Recorriendo los campos, recogía las coordenadas GPS de los puntos de interés, como la ubicación y el estado de las instalaciones de agua y saneamiento, las ubicaciones de otras agencias (ACNUR, Programa Mundial de Alimentos, Cruz Roja, etcétera), y la extensión de los límites del campo, que cambiaban con rapidez. A veces dibujaba mini mapas y tomaba fotos que podía consultar más tarde. Al final de cada día, transfería y procesaba todos estos datos para colocarlos en mapas que nuestros equipos pudieran utilizar.
 
 
 

Manos amigas

Durante el tiempo que estuve allí, campos como Umm Rakouba y Al-Tanideba recibían a personas refugiadas de Hamdayet y Al-Hashaba y evolucionaban a un ritmo sorprendente. Por eso tenía que visitarlos con más regularidad, haciendo constantes adiciones y actualizaciones a los puntos de datos para mantener los mapas actualizados.
 
Realizar este trabajo fue físicamente agotador. Por lo general, caminaba alrededor de ocho kilómetros cada vez que iba a los campos, con temperaturas que normalmente superaban los 35 grados y sin sombra. En total recorrí 94,5 km a pie en todas mis visitas. Sin embargo, las y los refugiados que llegaban a los campos caminaban más del doble de esta distancia y sin descanso, comida o agua, y temiendo por sus vidas y la de sus familias.
 
Si bien el trabajo era exigente, a menudo mis colegas lo facilitaban. Recibía regularmente coordenadas GPS de otros miembros del equipo de los distintos campos, que luego convertía en mapas y se los enviaba. 
 
La amplia red de especialistas en SIG de MSF también me ayudó, por ejemplo, con la obtención de datos satelitales y análisis de la densidad de viviendas en los campos. Estos análisis ayudaron a los miembros del equipo sobre el terreno a estimar el tamaño de la población refugiada y su distribución, lo que supone una verdadera diferencia a la hora de determinar los puntos de encuentro en actividades como la vacunación. 
 
 
 

Dificultades técnicas

De regreso a la base de Gedaref, los cortes de energía iban y venían inesperadamente, por lo general de dos o tres horas, a veces duraban más de cuatro horas. La conexión a Internet era muy débil o inexistente la mayor parte del tiempo, lo que era muy difícil de manejar porque necesito del internet para realizar mi trabajo. 
 
Sin embargo, al haber trabajado antes en contextos humanitarios, esto no fue inesperado y no me molestó demasiado; siempre pude hacer el trabajo, solo con algunos retrasos aquí y allá.
 
Llegar a los campos exigía largos viajes, a través de paisajes únicos. Recuerdo que pasé por cientos de camellos que eran conducidos por niños pequeños y crucé un río en ferry para llegar a Al-Hashaba. Cuando llegas al ferry, no hay certeza de si subirás al siguiente o si tendrás que esperar más, pero todo el mundo parece aceptarlo. Así son las cosas, el ritmo de vida es diferente y simplemente te dejas llevar por lo que suceda.
 
 
 
 
Con el tiempo que pasé en Sudán pude darme cuenta de que quiero hacer más trabajo humanitario práctico y participar de forma más directa en la planificación y coordinación de la respuesta de emergencia. Recientemente comencé una nueva función como coordinador de SIG en la oficina de MSF en Reino Unido, brindando apoyo a su equipo de políticas y prácticas de salud."
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