Tanzania: la respuesta humanitaria en los campos de refugiados se queda corta

La presión crece en los campos de refugiados de Tanzania a la vez que aumenta la afluencia de refugiados burundeses. En enero se presentó la mayor cantidad de llegadas en un sólo mes desde mayo de 2015: casi 19,000 personas cruzaron la frontera hacia Tanzania, de acuerdo con el ACNUR (Alto Comisionado De Las Naciones Unidas Para Los Refugiados).

La presión crece en los campos de refugiados de Tanzania a medida que aumenta la afluencia de refugiados burundeses. En enero se presentó la mayor cantidad de llegadas en un sólo mes desde mayo de 2015: casi 19,000 personas cruzaron la frontera hacia Tanzania, de acuerdo con el ACNUR (Alto Comisionado De Las Naciones Unidas Para Los Refugiados). 
 
Alrededor de 290,000 refugiados, de los cuales casi tres cuartos son burundeses, están viviendo hacinados en tres campos saturados: Nyarugusu, Mtendeli y Nduta. El campo de Nduta -que sobrepasó su capacidad en noviembre del año pasado- ahora se encuentra sobresaturado y hospeda a alrededor de 117,000 personas, más del doble de su capacidad. Entre 600 y 1,000 personas llegan a diario al campo, y se espera que para mediados de abril llegue a hospedar a 150,000 personas.
 
David Nash, jefe de misión de MSF, hace énfasis en la urgente necesidad por identificar un sitio para establecer inmediatamente un cuarto campo.
 
“Médicos Sin Fronteras ha hecho repetidos llamados para que se establezca un cuarto campo de refugiados, pero aún no hemos visto que se tomen acciones concretas,” declara. "Aunque los actores en la zona han comenzado a aumentar su ayuda, la respuesta humanitaria sigue sin estar a la altura de la cantidad de personas que están llegando. Puesto que no hay suficientes refugios disponibles, las personas se ven obligadas a pasar más tiempo en refugios comunitarios hacinados en los que el riesgo de contraer alguna enfermedad es mayor.”
 

A medida que llegan los refugiados, aumentan las necesidades médicas 

 
En el campo de Nduta, donde MSF es el principal proveedor de atención médica, los equipos médicos han visto un incremento en el número de consultas para pacientes ambulatorios. La malaria es la mayor preocupación, y como la temporada de lluvias supone una presión adicional a las condiciones de vida en los campos, hubo un estallido de casos. Solamente en enero, MSF trató a 17,000 personas con esta enfermedad en los campos de Nduta y Nyaragusu. La diarrea, las infecciones del tracto respiratorio y los problemas de la piel también son muy comunes entre la población de refugiados.
 
 
Los servicios de salud sexual y reproductiva son muy demandados en Nduta. Los partos se duplicaron durante los últimos cuatro meses de 2016, y más de 400 bebés nacieron en enero. Los niños pequeños, las mujeres embarazadas y las madres primerizas son especialmente vulnerables ante las enfermedades.
 
“Tenemos miedo de presenciar una crisis sanitaria si el hacinamiento empeora y las instalaciones no son capaces de hacer frente a las necesidades de las personas que están llegando,” dice Nash. 
 

Estatus de refugiado, bajo amenaza

 
Los esfuerzos para cubrir las necesidades médicas, de higiene y de refugio de las personas también deben tomar en cuenta la reciente decisión del gobierno de Tanzania que revoca en principio el estatus de los refugiados burundeses que llegan al país.
 
Desde que comenzó la emergencia en abril de 2015, todos los burundeses que llegan a Tanzania han recibido automáticamente un estatus de refugiados. La decisión de cambiar este enfoque implica que el estatus de refugiados de las personas que llegan a los campos será determinado de forma individual mediante un proceso que podría afectar la ayuda humanitaria que puede estar a su disposición.
 
 
En los últimos años, Tanzania ha hospedado generosamente a miles de refugiados que huyen de una grave crisis,” afirma Nash. “Los donantes internacionales necesitan aumentar de forma drástica su apoyo para hacer frente a esta crisis. Al mismo tiempo, el gobierno de Tanzania debe asegurarse de continuar respetando las Convenciones sobre el Estatuto de los Refugiados y de seguir proporcionando un refugio seguro mientras las personas sigan huyendo. Nuevamente pedimos que se escale rápidamente la ayuda para apoyar al creciente número de refugiados que siguen llegando a Tanzania.”
 
MSF trabaja en Tanzania desde mayo de 2015. Actualmente los equipos de la organización están trabajando en los campos de Nyarugusu y Nduta. En Nyarugusu, MSF gestiona una sala de estabilización de 40 camas, tres clínicas para atender los casos de malaria y proporciona consultas de salud mental. En Nduta, es el principal proveedor de atención médica, gestiona un hospital de 120 camas y cinco clínicas, y proporciona apoyo en salud mental. 
 

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