Afganistán: La pobreza, las restricciones y un sistema disfuncional privan a las personas de la atención médica

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Centro de trauma de MSF en Kunduz, Afganistán
Bibi Mariam y su madre, Moslemeh, en el Centro de Trauma de MSF en Kunduz.© Nava Jamshidi

Un sistema de salud disfuncional, la pobreza generalizada y el aumento de las restricciones impuestas a las mujeres están en el centro de la actual crisis humanitaria en Afganistán.  

Los responsables políticos, los donantes y las autoridades locales deben centrarse urgentemente en fortalecer la atención médica básica a nivel de distrito para mejorar el acceso de las personas a la atención sanitaria. Paralelamente, las organizaciones internacionales deben abordar los problemas que contribuyen a la crisis económica; y se debe permitir que las mujeres obtengan más oportunidades de educación y empleo, para aumentar los ingresos de sus familias y garantizar que haya suficientes trabajadoras de la salud en el país para satisfacer las necesidades de la población

En nuestro reporte más reciente sobre el acceso a la atención médica en Afganistán, titulado Barreras persistentes para acceder a la atención médica en Afganistán: el efecto dominó de una crisis prolongada y una situación económica precaria, el 91,2 por ciento de las personas encuestadas reportaron una disminución en sus ingresos durante el año pasado, un 15 por ciento más que en 2021.  

Un 95 por ciento de las personas dijeron haber enfrentado dificultades para comprar alimentos en los últimos 12 meses, principalmente como resultado de las crecientes tasas de desempleo y el estancamiento de los salarios acompañado del aumento de los precios, especialmente para los alimentos básicos.  

Esto se produce cuando las sanciones impuestas por la comunidad internacional siguen paralizando la economía y 7,000 millones de dólares de los activos del banco central afgano siguen congelados en el extranjero. 

“A veces las madres tienen una desnutrición tan severa que no pueden producir leche para sus bebés. Las vemos poniendo té en biberones para dárselo a bebés recién nacidos de solo siete u ocho días, lo que puede ser muy peligroso”, explica Hadia*, integrante de MSF en el Hospital Regional de Herat. 

Centro de Trauma de MSF en Kunduz, Afganistán
Shokrieh junto a su nieto Sayed en el Centro de Trauma de MSF en Kunduz. © Nava Jamshidi

 

Muchas personas en Afganistán se han visto obligadas a adoptar mecanismos de sobrevivencia negativos en medio de su difícil situación económica. Entre todas las personas encuestadas para el informe, el 88 por ciento mencionó haber retrasado, suspendido o decidido no buscar atención médica durante 2022, un aumento del 14,3 por ciento en comparación con el año anterior.  

“Cuando mi hijo se enfermó, fuimos a una de las clínicas privadas y recibimos una receta de medicamentos que costaban 1,000 AFG [unos 12 dólares estadounidenses]. No ayudaron”, dice Marieh*, paciente de MSF en el Hospital Regional de Herat. 

 “También probamos ir a un hospital público cercano, pero el personal médico allí solo nos dio media pastilla, no era todo el medicamento que necesitábamos… ahora estamos aquí. Mi bebé está peor y debo mucho dinero que pedimos prestado para el transporte”, dice Marieh, una paciente en el Hospital Regional de MSF en Herat. 

“Uno de los principales problemas en Afganistán es que las instalaciones de salud periféricas no están bien equipadas, no cuentan con los recursos adecuados ni con el personal adecuado. Esto significa que las personas de las zonas rurales necesitan viajar grandes distancias para recibir un tratamiento de calidad, aunque a menudo no pueden permitirse esos viajes sin endeudarse”, dice Filipe Ribeiro, representante de MSF en Afganistán.  

“Las esperanzas de que el final de la guerra reduciría significativamente los obstáculos para acceder a la atención médica se vieron frustradas por nuevas barreras y temores. El viaje a los hospitales puede ser menos peligroso después de la guerra, pero ciertamente se ha vuelto más difícil de costear”, concluye Ribeiro. 

Más del 60 por ciento de las personas encuestadas dijeron que las mujeres ya enfrentan obstáculos más importantes cuando intentan acceder a la atención médica en comparación con los hombres, principalmente en términos de restricciones de movimiento relacionadas con la práctica sociocultural conocida como mahram.  

Este requisito obliga a las mujeres que salen de casa a estar acompañadas por un pariente varón, situación que puede impedirles llegar a un hospital, ya sea como pacientes, cuidadoras o trabajadoras humanitarias. Como es el caso cuando no hay un pariente masculino disponible para acompañarlas, o cuando un viaje que ya es difícil de pagar para una persona se vuelve inasequible cuando se paga para dos. 

En diciembre de 2022, el gobierno de Afganistán anunció su decisión de prohibir a las mujeres el acceso a trabajos en organizaciones no gubernamentales y a la educación universitaria. Esto probablemente empeorará el acceso de las mujeres a la atención médica. 

“Ya es difícil en algunos de nuestros proyectos cubrir los puestos necesarios, incluidos los de ginecología. Si a las mujeres no se les permite estudiar, ¿de dónde vendrá la próxima generación de médicas, parteras y enfermeras? cuestiona Ribeiro. 

Nuestros equipos en nuestros proyectos de maternidad en Afganistán asistieron más de 42,000 partos el año pasado y más de 8,000 de ellos estuvieron acompañados de complicaciones obstétricas directas. Prohibir que las mujeres aprendan y trabajen pondrá en mayor riesgo la vida de las madres y las de sus hijos e hijas. 

*Los nombres fueron cambiados para proteger la identidad de las personas. 

 

Lee nuestro reporte sobre el acceso a la atención médica en Afganistán haciendo click aquí 

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