Ampliamos nuestras actividades en Chad en respuesta al conflicto en Sudán

Médicos Sin Fronteras ampliamos nuestras actividades en Chad
Ousseina es una de las refugiadas recién llegadas de Sudán, no pudo encontrar un sitio en la escuela de Andressa y tuvo que hacer una cama bajo este árbol para ella y sus hijos. En el centro de Andressa, en el este de Chad, hay muchas familias esperando a ser trasladadas a campos de refugiados más grandes y lejos de las inseguras zonas fronterizas. © Johnny Vianney Bissakonou/MSF

En el hospital de Adré, al este de Chad, Médicos Sin Fronteras (MSF), en colaboración con las autoridades sanitarias locales, atendimos a un total de 72 personas originarias de Sudán.  

Resultaron heridas por la violencia y los combates que se han desatado en Darfur y otras regiones de Sudán durante más de seis semanas. Esta situación ha llevado a cerca de cien mil personas a huir a Chad desde el 15 de abril.  

“Las personas heridas empezaron a llegar a cuentagotas desde mediados de mayo. En los últimos días han llegado alrededor de cincuenta”, explica Christophe Garnier, nuestro coordinador de emergencias. “La mayoría de ellas han sufrido heridas de bala en enfrentamientos y ataques al sur de El Geneina en Masterei. Esta es una ciudad fronteriza de unos  80,000 habitantes, entre quienes se incluyen muchas personas desplazadas de las aldeas de los alrededores”. 

Desde MSF ampliamos nuestras actividades en Chad en respuesta al conflicto en Sudán
La población refugiada intentan recoger agua del único pozo de la zona para saciar su sed. El emplazamiento de la escuela de Andréssa carece de agua potable, alimentos y un refugio adecuado. © Johnny Vianney Bissakonou/MSF

 

Las personas heridas llegan a la ciudad de Goungour, en Chad, a unos diez kilómetros de Masterei. Desde allí, el Ministerio de Salud y los equipos de MSF las derivan al hospital de Adré. El paciente más joven que recibimos tenía tres años.  

Se dice que muchas de las que se encuentran en estado crítico se quedaron atrás, sin poder viajar a Chad ni acceder a la atención médica en el oeste de Darfur, incluida la capital, El Geneina, donde la violencia es particularmente intensa. 

“Las personas refugiadas de Darfur Occidental informan de escenas de violencia muy inquietantes. Hablan de hombres armados disparando a las personas que intentan huir a pie, aldeas saqueadas y heridos muriendo. Los hospitales sobre el terreno carecen de personal, equipamiento y electricidad. Esto afecta su capacidad de funcionamiento, si es que no han quedado ya fuera de servicio por la destrucción y los saqueos”, advierte Christophe Garnier. 

Médicos Sin Fronteras trabajamos en Adré desde 2021. Junto a las autoridades sanitarias de Chad, atendemos las crecientes necesidades de las personas refugiadas sudaneses y de la población de acogida.  

En los centros de salud de Adré, Hilouta y Mahamata, que apoyamos desde MSF, hemos visto un aumento de alrededor del 40 % en las consultas pediátricas en la última semana. Esto está vinculado, en parte, a la llegada de nuevas personas refugiadas a la zona.  

Nuestros  equipos también se desplazan hacia los lugares donde se concentran las personas refugiadas, como Goungour. Allí brindan consultas médicas y realizan campañas de vacunación para proteger a las niñas y niños contra el sarampión. Más de 30,000 menores han sido vacunados contra el sarampión en Koufroun, Diza, Midjiguilta y Goungour.  

Actividades de MSF en el este de Chad
El Dr. Bertin es farmacéutico de la clínica móvil de MSF. Se ubica en la escuela de Andressa para brindar atención médica a las personas refugiadas de Sudán y las comunidades de acogida en el este de Chad. © Johnny Vianney Bissakonou/MSF

 

Desde MSF también brindamos atención médica a personas refugiadas y comunidades de acogida en la provincia de Sila.  

“Con el inicio de la temporada de lluvias, las condiciones de vida que ya eran extremadamente precarias en los campos improvisados, empeorarán. Y la crecida de los ríos complicará las posibilidades de movimiento y suministro”, explica Christophe Garnier. “Y más aún, teniendo en cuenta que este periodo va acompañado cada año de una prevalencia muy elevada de malaria y corresponde a los meses más difíciles en términos de inseguridad alimentaria y desnutrición infantil en la región”. 

El cese del comercio con El Geneina, motor económico de la región, también puede agravar el aumento de los precios de los alimentos básicos en una zona muy vulnerable a la inseguridad alimentaria.  

La respuesta a las necesidades urgentes de las personas que han huido recientemente de Darfur también debe considerar a las comunidades locales y de los cerca de 400,000 personas refugiadas de Sudán que llevan varios años viviendo hacinadas en campos insalubres en el este de Chad. 

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