Bombardeos mortíferos en Darfur dejan casi 100 heridos atendidos en centros apoyados por MSF

Drones golpean múltiples localizaciones de la región sudanesa con ataques simultáneos perpetrados por las Fuerzas de Apoyo Rápido y las Fuerzas Armadas Sudanesas

Adil se incorpora en la cama del pabellón pediátrico del hospital de Tawila, mientras su madre, Nawal, y su hermano, Musa, se sientan a su lado.
Adil recibió un disparo al escapar del campo de Zamzam. Darfur, Sudán, abril de 2025. © Thibault Frendler/MSF

Tras una serie de ataques perpetrados por las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) y las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF), el 10 de septiembre llegaron 99 personas heridas, entre ellas mujeres, niños y niñas, a los centros de salud apoyados por Médicos Sin Fronteras (MSF) en el norte, centro y sur de Darfur. Cuatro personas fueron declaradas muertas a su llegada a los centros.

“Instamos a todas las partes beligerantes a que respeten inmediatamente a la población civil, protejan al personal y las instalaciones médicas y garanticen un acceso seguro y sin obstáculos a la ayuda humanitaria, empezando por El Fasher y otras zonas sitiadas”, clama Marwan Taher, coordinador general de MSF en Darfur.

 

Pacientes esperan atención médica a la entrada de la unidad de urgencias del hospital de Tawila.
Pacientes esperan atención médica a la entrada de la unidad de urgencias del hospital de Tawila. © Thibault Frendler/MSF

 

“La crisis humanitaria se está agravando y el mundo no puede seguir mirando hacia otro lado”. Marwan Taher, coordinador general de MSF en Darfur.

 

En Tawila, en Darfur Norte, el personal de MSF atendió ayer a 50 pacientes heridos. Desde mediados de agosto, más de 650 personas heridas han llegado al hospital apoyado por MSF situado a 60 kilómetros de la ciudad sitiada de El Fasher. Esto representa solo una fracción de las víctimas, ya que los sobrevivientes han descrito haber visto muchos cadáveres en las carreteras y haber tenido que dejar atrás a las personas enfermas y heridas más graves, personas que simplemente no habrían sobrevivido al viaje a Tawila.

“Algunos han caminado 60 kilómetros a pie, sangrando por heridas de bala y latigazos, pero son los pocos afortunados que han sobrevivido a los horrores de El Fasher y al viaje para escapar de allí”, explica Sylvain Penicaud, coordinador de proyectos de MSF en Tawila. “Llegan agotados, destrozados y en un estado de angustia extremo”, añade Sylvain.

Quienes llegan, también relatan cómo la vida se ha vuelto insoportable en El Fasher y sus alrededores. Las RSF y sus aliados han sitiado y bombardeado la ciudad durante más de un año, dejando a cientos de miles de personas atrapadas, prácticamente sin alimentos, medicinas, agua ni ayuda humanitaria. Las personas que intentan escapar de El Fasher se enfrentan a asesinatos, torturas, agresiones sexuales y otras formas extremas de violencia a lo largo de la ruta hacia Tawila, que ahora acoge a 800,000 personas internamente desplazadas.

 

El Dr. Abubaker Abdalla, reajusta el vendaje de un paciente herido de bala, en lo que solía ser la sala de aislamiento del hospital de Tawila. © Thibault Frendler/MSF

 

Mientras la guerra en Sudán vive su tercer año, la población se enfrenta a una violencia implacable sin ningún lugar al que huir. El 10 de septiembre, varios drones atacaron múltiples lugares de Darfur, dejando cientos de heridos. Ni siquiera las comunidades alejadas del frente están a salvo, ya que los ataques se intensifican simultáneamente en toda la región.

Un ataque con drones de las SAF cayó a solo cuatro kilómetros del Hospital Universitario de Zalingei, en Darfur Central, al que brinda apoyo MSF.

“Desde el hospital, nuestros equipos oyeron el ataque con drones”, relata Marwan Taher. “Momentos después, a plena luz del día, tuvimos que activar nuestro plan para víctimas múltiples al llegar una avalancha de heridos de guerra, entre ellos seis mujeres y cuatro niños. Nadie está a salvo”, alerta el coordinador general de MSF en Darfur.

Ese mismo día, en Nyala, en Darfur Sur, dos drones de las Fuerzas Armadas de Sudán atacaron la ciudad. El Hospital Universitario de Nyala, que cuenta con el apoyo de MSF, recibió a 12 pacientes; cuatro personas, entre ellas un niño, llegaron ya fallecidas. Este fue el octavo ataque mortal con drones contra la ciudad en solo 11 días, tras los ataques del 30 de agosto y del 1 y 3 de septiembre, cuando el hospital atendió a 44 heridos de guerra.

La situación en Darfur es grave, con las instalaciones médicas sometidas a una presión extrema y luchando por hacer frente a la afluencia masiva de pacientes, la grave escasez de suministros y la amenaza constante de nuevos ataques.

Estos ataques simultáneos se produjeron justo un día después de que los ataques aéreos de las RSF alcanzaran Jartum, la capital sudanesa, el 9 de septiembre, y las esquirlas hirieran a dos personas que llegaron al Hospital Al-Nao, apoyado por MSF, en Omdurman. Los mismos bombardeos aéreos también destruyeron una central eléctrica, lo que provocó un apagón en algunas partes de la ciudad y obligó a los hospitales pediátricos Al-Nao y Al-Buluk, apoyados por MSF, a depender de generadores o fuentes de electricidad poco estables. Sin electricidad constante, los equipos médicos vitales y el aire acondicionado dejan de funcionar, lo que expone a los niños y niñas prematuros y gravemente enfermos en peligro por las altas temperaturas y las infecciones y aumenta el riesgo de averías en los equipos.

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