Burkina Faso: luchamos contra la malaria y las enfermedades transmitidas por el agua durante la temporada de lluvias

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Burkina Faso: tackling malaria and waterborne diseases in rainy season

En Burkina Faso, el cambio climático agrava una situación profundamente preocupante para la población, cuyas condiciones precarias de vida se deterioran debido a una crisis humanitaria y de seguridad en curso.

En Burkina Faso, el cambio climático agrava una situación profundamente preocupante para la población, cuyas condiciones precarias de vida se deterioran debido a una crisis humanitaria y de seguridad en curso.
 
El país experimenta fuertes lluvias, acompañadas de torbellinos o tornados, que causan daños e inundaciones incluso en las regiones más secas. Durante la temporada de lluvias, el agua estancada es un caldo de cultivo para los mosquitos que transmiten la malaria.

Cómo respondemos a la malaria

Entre enero y agosto de 2021, tratamos más de 128,000 casos de malaria en unas pocas zonas de intervención, lo que muestra el impacto que tiene la enfermedad en las comunidades durante la temporada de lluvias. El pico de infecciones por Plasmodium -el parásito que causa la malaria en los seres humanos-, suele producirse durante el período de julio-agosto. “Los casos de malaria permanecen hasta octubre, e incluso por más tiempo, en algunos lugares la epidemia solo comienza a disminuir en febrero o marzo”, dice el Dr. Ousmane Ouedraogo, apoyo médico de MSF en las regiones del Norte y Boucle du Mouhoun.
 
En 2020, se registraron más de 11 millones de casos de malaria en los centros de salud del país, y cerca de 4,000 muertes, según el Programa Nacional de Control de la Malaria. A esto se suma el riesgo del dengue, también conocido como “gripe tropical” (enfermedad transmitida por la picadura del mosquito tigre), hacia finales de año. A mediados de septiembre, el Ministerio de Salud había registrado 2,506 casos sospechosos y 1,265 casos probables de dengue.
 
Nuestros equipos despliegan una respuesta de emergencia proactiva ante los picos de salud estacionales. “Con la llegada de las lluvias, las personas viven un periodo difícil. Todos los años nos preparamos para la temporada alta de malaria”, afirma el Dr. Michel Madika, coordinador médico de MSF en Burkina Faso.
 
“Nuestros equipos trabajan tanto como sea posible para apoyar las actividades de quimioprofilaxis estacional implementadas por el Ministerio de Salud, o para ayudar en la distribución de mosquiteros, además de atender a las personas enfermas”, dice la Dra. Madika.
 
 
 
 
En la ciudad de Djibo, en la región del Sahel, las lluvias llegaron tarde este año. Por ello, nos preparamos para ampliar nuestra respuesta para brindar apoyo en dos puestos de salud avanzados, que se suman a los dos que ya apoyamos. Con más de 228,000 personas desplazadas en Djibo, cerca de una quinta parte de ellas son menores de cinco años. Ahora la ciudad tiene más personas desplazadas que población local.
 
La inseguridad circundante y la presión demográfica sobre la ciudad limitan cada vez más el acceso a la atención sanitaria. Sin embargo, hace unos meses, una encuesta de mortalidad realizada entre enero y febrero de 2021 en las aldeas del distrito de Djibo mostró que la malaria es la principal causa de muerte de las personas desplazadas e indígenas de la zona. Representó casi una cuarta parte de las muertes infantiles menores de cinco años registradas en los 12 meses anteriores y una décima parte entre mayores de cinco años.
 

"El agua sucia es peligrosa, pero no tenemos otra opción"

Además de la amenaza por la malaria y el dengue, la población está expuesta a enfermedades transmitidas por el agua debido a los daños causados ​​por las inclemencias del tiempo y las dificultades en el acceso al agua potable.
 
"Sabemos que el agua sucia es peligrosa, pero ¿qué debemos hacer?" dice Aïbata, madre de cuatro hijos, que vive en uno de los tres sitios para personas desplazadas internamente en la ciudad de Barsalogho.
 
“Podemos recoger el agua de la lluvia que cae de las mantas para limpiar y beber. Después de tres lluvias, las mantas están limpias”, dice Ouedraogo Assèta, residente de Barsalogho. “De esta forma me ahorro tener que caminar cinco kilómetros para conseguir agua potable”.
 
 
 
 
Según el Clúster WASH en Burkina Faso, en junio de 2021, el número de personas con acceso a un nivel de agua aceptable era de 264,149 personas de un total de 1,235,000, es decir, solo el 21%. Como resultado, en zonas afectadas por las crisis humanitarias y de seguridad, algunas personas desplazadas utilizan puntos de agua contaminados por la defecación al aire libre, letrinas arrastradas por el mal tiempo y otros tipos de agua sucia. Los datos del Grupo Sectorial WASH también muestran que solo el 16% de la población en Burkina Faso tiene acceso seguro y adecuado a letrinas funcionales y seguras.
 
Para Seko Ouedraogo, supervisor de promoción de la salud de MSF en Barsalogho, aunque las personas están informadas de los riesgos, se ven limitadas por la escasez de agua. “Estamos educando a la población sobre higiene y los riesgos asociados con el uso de agua sucia para las tareas domésticas. Son conscientes de los peligros, pero no tienen otra opción".
 
Estos riesgos generalizados crean las condiciones perfectas para las enfermedades transmitidas por el agua como la diarrea, hepatitis E y cólera, además de las enfermedades pulmonares y dérmicas causadas por el hacinamiento y la alta humedad en algunos refugios.
 
 
 
 
Desde 2015, Burkina Faso está sumida en una crisis humanitaria y de seguridad que ha provocado un deterioro dramático de las condiciones de vida básicas de las personas, en particular en el Sahel, el oriente, el centro-norte y el norte, las regiones más afectadas del país. Como resultado, el país se ve sacudido por constantes olas de desplazamiento interno, lo que convierte a esta crisis en la de mayor crecimiento del mundo. En agosto de 2021, más de 1,4 millones de personas fueron desplazadas internamente en Burkina Faso.
 
Los equipos de MSF operan actualmente en cinco regiones de Burkina Faso, proporcionando atención médica primaria y secundaria a las personas desplazadas y las comunidades de acogida. Estos equipos también apoyan el sistema de derivación médica para los casos más críticos y brindan atención psicológica. En algunas zonas, los equipos de logística de MSF proporcionan agua potable gratuita a las personas mediante la rehabilitación de antiguos pozos o la construcción de nuevos.
 
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