Continúan las atrocidades masivas contra civiles en El Fasher, Sudán

Expresamos nuestra extrema preocupación ante la amenaza de una ofensiva total sobre los cientos de miles de personas que permanecen en la capital regional de El Fasher, lo que podría provocar aún más derramamiento de sangre.

Imágenes de desplazamiento en Tawila y sus alrededores.
Imágenes de desplazamiento en Tawila y sus alrededores. © Jérôme Tubiana
  • Los enfrentamientos entre las partes en conflicto están creando una situación desesperada con atrocidades masivas hacia la población civil en El Fasher, Sudán, y sus alrededores.
  • El nuevo informe de MSF expone patrones sistemáticos de violencia en la zona, que incluyen saqueos, asesinatos masivos, violencia sexual, secuestros y hambruna.
  • MSF instamos a las partes beligerantes a que perdonen la vida a los civiles y permitan el acceso de las organizaciones humanitarias para brindar ayuda crítica a las personas necesitadas.

 

Personas desplazadas por los combates en los campamentos de El Fasher y Zamzam, en Darfur del Norte, llegan a Tawila, Sudán, abril de 2025.
Personas desplazadas por los combates en los campamentos de El Fasher y Zamzam, en Darfur del Norte, llegan a Tawila, Sudán, abril de 2025. © Jérôme Tubiana

 

En la región de Darfur Norte, en Sudán, se están cometiendo atrocidades masivas, advertimos en un nuevo informe, en el que urgimos a las partes enfrentadas a poner fin a la violencia indiscriminada y de carácter étnico, y a facilitar de inmediato una respuesta humanitaria a gran escala. Expresamos nuestra extrema preocupación ante la amenaza de una ofensiva total sobre los cientos de miles de personas que permanecen en la capital regional de El Fasher, lo que podría provocar aún más derramamiento de sangre.

Desde el recrudecimiento del conflicto en la zona en mayo de 2024, la población civil ha seguido siendo la principal víctima. El informe ‘Asediados, Atacados, Hambrientos’, describe una situación desesperada para la población civil en El Fasher y sus alrededores, que requiere atención y respuesta urgentes. “La población no solo se ve atrapada por los intensos combates entre las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) y sus respectivos aliados, sino que también está siendo objeto de ataques deliberados por parte de las FAR y sus aliados, especialmente por motivos étnicos”, afirma Michel Olivier Lacharité, responsable de Emergencias de MSF.

Basado en nuestros datos, observaciones directas y más de 80 entrevistas realizadas entre mayo de 2024 y mayo de 2025 con pacientes y personas desplazadas de El Fasher y del cercano campo de Zamzam, el informe expone patrones sistemáticos de violencia, que incluyen saqueos, matanzas, violencia sexual, secuestros, hambre y ataques contra mercados, centros de salud y otras infraestructuras civiles.

 

Imágenes de desplazamiento en Tawila y sus alrededores.
Imágenes de desplazamiento en Tawila y sus alrededores. © Jérôme Tubiana

 

“Pacientes y miembros de la comunidad nos han contado sus historias y nos han pedido que alcemos la voz ya que su sufrimiento apenas figura en la agenda internacional. Nos vimos en la obligación de documentar estos patrones de violencia implacable que han destruido innumerables vidas ante la indiferencia y la inacción generalizadas durante el último año”, explica Mathilde Simon, nuestra asesora de Asuntos Humanitarios.

‘Asediados, Atacados, Hambrientos’ también detalla cómo las FAR y sus aliados lanzaron en abril una ofensiva terrestre a gran escala contra el campo de personas desplazadas de Zamzam, a las afueras de El Fasher, lo que obligó a unas 400,000 personas a huir en menos de tres semanas en condiciones extremas. Una gran parte de la población del campo se refugió en El Fasher, donde permanece atrapada, sin acceso a ayuda humanitaria y expuesta a ataques y nueva violencia masiva. Decenas de miles más huyeron a Tawila, a unos 60 kilómetros, y a campos del otro lado de la frontera con Chad, donde cientos de sobrevivientes recibieron atención de equipos de MSF.

“A la luz de las atrocidades masivas de motivación étnica cometidas contra la comunidad masalit en Darfur Oeste en junio de 2023, y de las masacres perpetradas en el campo de Zamzam en Darfur Norte, tememos que un escenario similar se repita en El Fasher. Esta oleada de violencia debe cesar”, advierte Simon.

Varios testigos afirman que miembros de las FAR hablaban de “limpiar El Fasher” de su población no árabe. Desde mayo de 2024, las FAR y sus aliados han sitiado El Fasher, el campo de Zamzam y otras localidades cercanas, cortando el acceso a alimentos, agua y atención médica, lo que ha agravado la hambruna y paralizado la respuesta humanitaria.

 

Personas desplazadas por los combates llegan a Tawila, Sudán, abril de 2025.
Personas desplazadas por los combates llegan a Tawila, Sudán, abril de 2025. © Jérôme Tubiana

 

Los repetidos ataques a instalaciones sanitarias nos obligaron a cesar nuestras actividades médicas en El Fasher en agosto de 2024 y en el campo de Zamzam en febrero de 2025. Solo en mayo de 2024, los centros de salud que apoyamos en El Fasher sufrieron al menos siete incidentes, incluyendo bombardeos, ataques con proyectiles o disparos por parte de todos los bandos enfrentados. Los bombardeos indiscriminados llevados a cabo por las FAS tuvieron consecuencias devastadoras, como relata una mujer de 50 años: “Las FAS bombardearon nuestro barrio por error y luego vinieron a disculparse. A veces bombardeaban zonas civiles sin presencia de las FAR, lo vi en distintos lugares”.

El nivel extremo de violencia en las rutas de salida de El Fasher y Zamzam hace que muchas personas queden atrapadas o asuman riesgos mortales al intentar huir. Hombres y niños corren un alto riesgo de ser asesinados o secuestrados, mientras que mujeres y niñas son víctimas de violencia sexual generalizada. Muchos testigos señalan también un aumento del riesgo para las comunidades zagawa. “Nadie podía salir [de El Fasher] si decía que era zagawa”, explica una mujer desplazada. Otro testigo cuenta que las RSF y sus aliados “preguntaban a las personas si eran zagawa y, si lo eran, los mataban”.

“Solo dejaban pasar a madres con hijos menores de 5 años”, recuerda otra mujer sobre su huida hacia el este de Chad. “Los demás niños y los hombres adultos no podían pasar. Los hombres mayores de 15 apenas logran cruzar la frontera. Se los llevan, los apartan y luego solo se oye un ruido, disparos, lo que indica que los han matado. […] 50 familias salieron conmigo. Ni un solo niño mayor de 15 años estaba entre nosotros”.

La situación nutricional, ya catastrófica, siguió deteriorándose a medida que se endurecía el asedio: “[Hace tres meses], en Zamzam, a veces pasábamos tres días a la semana sin comer”, cuenta un hombre a nuestros equipos. “Los niños morían de desnutrición. Comíamos ambaz [residuo de maní tras la extracción de aceite], como todos, aunque normalmente es alimento para animales”, explica una mujer desplazada. “Zamzam estaba completamente bloqueado”, añade otra persona desplazada. “Los pozos de agua funcionan con combustible y no había acceso al combustible, así que dejaron de funcionar. El agua era muy limitada y muy cara”.

 

Hitham, enfermero de MSF, revisa los signos vitales de una mujer mayor mientras se recupera en el puesto de salud de MSF en Tawila Umda. Sudán, abril de 2025.
Hitham, enfermero de MSF, revisa los signos vitales de una mujer mayor mientras se recupera en el puesto de salud de MSF en Tawila Umda. Sudán, abril de 2025. © Thibault Fendler/MSF

 

Instamos a todas las partes en conflicto a proteger a la población civil y respetar sus obligaciones conforme al derecho internacional humanitario. Las FAR y sus aliados deben cesar de inmediato la violencia étnica contra comunidades no árabes, levantar el asedio de El Fasher y garantizar rutas seguras para quienes huyen de la violencia.

Es imprescindible que las organizaciones humanitarias tengan acceso libre y sin restricciones a El Fasher y sus alrededores para poder proporcionar la asistencia crítica que se necesita. Los actores internacionales –incluyendo las instituciones de la ONU, los Estados miembros y aquellos que brindan apoyo a las partes en conflicto– deben movilizarse urgentemente y ejercer presión para evitar nuevas matanzas y permitir la entrega de ayuda de emergencia.

Las recientes declaraciones unilaterales sobre un posible alto al fuego local aún no se han traducido en cambios concretos sobre el terreno, y el tiempo se agota.

Consulta el informe (en inglés)  ‘Asediados, Atacados, Hambrientos’ 

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