COP30: pedimos medidas concretas ante el impacto de la crisis climática en la salud de poblaciones vulnerables

Millones de personas en todo el mundo ya se enfrentan a graves efectos de la emergencia climática sobre la salud, pero la carga más pesada recae sobre las poblaciones en riesgo.

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Vehículos de MSF en Hidalgo, Sierra, lodo. Los vehículos de Médicos Sin Fronteras (MSF) atraviesan deslizamientos de tierra y caminos fangosos para llegar a comunidades aisladas en las montañas de Hidalgo.
Los vehículos de MSF atraviesan deslizamientos de tierra y caminos fangosos para llegar a comunidades aisladas en las montañas de Hidalgo. © Carlos Aguilar

El impacto de la crisis climática se siente con mayor intensidad en las poblaciones en situación de vulnerabilidad, cuyas voces deben ser escuchadas durante la próxima conferencia de la ONU en Brasil.

Aunque los efectos de la emergencia climática sobre la salud son cada vez más evidentes, los debates sobre salud han quedado históricamente relegados a un segundo plano en las conferencias de alto nivel de la ONU sobre el clima. La COP30, que se celebrará del 10 al 21 de noviembre en Belém (Brasil), ofrece una oportunidad crucial para concientizar a la población mundial sobre las consecuencias del cambio climático para la salud y promover estrategias eficaces de adaptación y resiliencia ante los retos relacionados con el clima. 

 

Las inundaciones masivas por lacrisis climática en Chad han devastado la ciudad de Koukou. Miles de personas se encuentran aisladas con escasez de alimentos, refugio y agua potable.
Las inundaciones masivas por la crisis climática en Chad han devastado la ciudad de Koukou. Miles de personas se encuentran aisladas con escasez de alimentos, refugio y agua potable. © Iban Colon

 

Millones de personas en todo el mundo ya se enfrentan a graves efectos de la emergencia climática sobre la salud, pero la carga más pesada recae sobre las poblaciones en riesgo. Médicos Sin Fronteras (MSF) ayudamos a las comunidades que sufren de primera mano las consecuencias de la crisis climática sobre su salud. 

“Vemos el impacto todos los días en los diferentes lugares donde trabajamos, y las personas que viven en situaciones de vulnerabilidad son las más afectadas, precisamente aquellas que menos contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero. Estas comunidades están pagando con sus vidas y su salud una crisis que no han creado”. 

-Dra. María Guevara, secretaria médica de MSF. 

 

Somos testigos directos del costo humano de la emergencia climática 

La realidad que observan los equipos de MSF es que los fenómenos meteorológicos extremos repetidos y superpuestos, como inundaciones, sequías y tormentas, están aumentando a un ritmo vertiginoso en muchas zonas. Las comunidades se ven afectadas de nuevo antes de tener tiempo o capacidad para recuperarse del desastre anterior. 

Estos fenómenos intensifican los riesgos físicos y dañan las infraestructuras, pero también erosionan la resiliencia psicológica y emocional, causando traumas complejos, no solo por el impacto inmediato, sino también por la separación familiar, la inseguridad alimentaria y el desplazamiento. 

Eso es lo que ocurrió recientemente en Brasil, cuando una serie de lluvias torrenciales, inundaciones y deslizamientos de tierra afectaron al estado sureño de Rio Grande do Sul en 2023 y 2024, causando cientos de muertes y dejando a cientos de miles de personas desplazadas. MSF pusimos en marcha una respuesta centrada en apoyar a las poblaciones vulnerables con clínicas móviles, asistencia médica y de salud mental en los refugios y formación de profesionales locales en primeros auxilios psicológicos. 

Los más afectados suelen ser aquellos que ya carecen de acceso a la atención médica básica o están excluidos de ella, como las personas que viven en zonas afectadas por conflictos, las familias desplazadas, las poblaciones rurales, las personas que viven en la pobreza y las comunidades indígenas. La emergencia climática agrava las desigualdades médicas y sociales existentes, lo que agrava las vulnerabilidades preexistentes. 

Algunos de nuestros otros proyectos responden a fenómenos meteorológicos extremos, como ciclones e inundaciones extremas, que se han vuelto más frecuentes e intensos, concretamente los que tuvieron lugar el año pasado en Mozambique y este año en Madagascar. 

Los patrones de precipitaciones son menos regulares, lo que facilita la propagación de enfermedades transmitidas por mosquitos, como la malaria y el dengue. Estas y otras enfermedades pueden volverse más letales si se combinan con la desnutrición, como vimos el año pasado en el norte de Nigeria. 

Las sequías pueden ser más prolongadas, lo que limita el acceso al agua, como es el caso de Mozambique, y las olas de calor son cada vez más frecuentes. En Zimbabue, la sequía provocó malas cosechas, lo que en los últimos años llevó a los agricultores a dedicarse a la minería informal. Entonces, el acceso al agua potable se convirtió en un problema importante para los mineros, y MSF intervino para localizar las fuentes de agua contaminadas y empezar a aplicar soluciones. 

 

En Aboutengue, MSF instaló inicialmente sistemas de agua de emergencia, que posteriormente fueron transferidos a organizaciones asociadas.
En Aboutengue, MSF instaló inicialmente sistemas de agua de emergencia, que posteriormente fueron transferidos a organizaciones asociadas. © Gabriella Bianchi/MSF

 

Las consecuencias de la crisis climática son claramente más graves para las personas que viven en entornos vulnerables al clima. Y para algunas poblaciones, incluso la recomendación de mantenerse hidratadas puede ser imposible de seguir debido a la falta de una fuente de agua potable segura. Una inundación en una ciudad puede causar daños; lo que es peor, una inundación en una zona con un sistema de alcantarillado precario puede propagar enfermedades como el cólera y la diarrea, como ocurrió en Haití. 

“Es importante comprender que muchos de estos impactos son acumulativos y recaen sobre comunidades que, por lo general, cuentan con recursos limitados para reaccionar de manera eficaz”, afirma la Dra. María Guevara. Explica que MSF en estamos trabajando para adaptar nuestras operaciones con el fin de que la respuesta a los problemas causados por la crisis climática sea más eficaz. “Necesitamos más sistemas de detección temprana que tengan en cuenta no solo los patrones climáticos, sino también los epidemiológicos, para comprender mejor esta interrelación y reaccionar de manera más rápida y eficaz”. 

 

De los compromisos a la acción 

La COP30 necesita que los países presenten objetivos climáticos más ambiciosos. Hasta ahora, el incumplimiento de los compromisos para reducir las emisiones ha dado lugar a un calentamiento global continuo. Si el cambio climático se acelera sin cesar, las condiciones de vida de algunas personas en el mundo se volverán aún más inaceptables. 

Además de objetivos climáticos más ambiciosos, es urgente actuar. “Los países y las comunidades más afectados no están recibiendo el apoyo que necesitan, que es un apoyo financiero y técnico concreto que pueda traducirse en mejoras reales en la salud de las personas y en los sistemas de salud sobre el terreno”, explica el Dr. Guevara. 

MSF aboga por integrar una perspectiva médica y humanitaria más sólida en la agenda de la conferencia y por movilizar acciones concretas para salvaguardar la salud de las comunidades más expuestas, especialmente aquellas en situaciones de vulnerabilidad. Otro punto importante es garantizar un amplio acceso a las estrategias de adaptación al clima, a fin de no perpetuar mecanismos que aumentan las desigualdades y privilegian a los países ricos. Esto supone un reto especial si se tiene en cuenta que la financiación para la adaptación es claramente insuficiente para cubrir las necesidades, lo que aumenta la brecha de desigualdad. 

A pesar del difícil panorama, un aspecto prometedor de la conferencia de Belém es el papel más destacado que se espera que desempeñen las poblaciones locales e indígenas en la elaboración y aplicación de soluciones, lo que renueva la esperanza de que la implementación, tan postergada, pueda finalmente avanzar donde más importa. 

“Nuestra experiencia demuestra que un enfoque de arriba abajo no solo sería ineficaz, sino que, de hecho, sería imprudente no aplicar los conocimientos de las comunidades tradicionales para ayudarnos a abordar un reto tan complejo como la emergencia climática”, afirma Renata Reis, directora ejecutiva de MSF Brasil. Ella espera que el papel destacado que se espera que desempeñen los movimientos de base en esta edición de la COP pueda marcar una diferencia positiva. “Si nuestros esfuerzos pasan por alto los conocimientos locales e indígenas, corremos el riesgo de ignorar las necesidades reales y agravar las desigualdades existentes”, concluye. 

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