Decenas de palestinos masacrados en centros de distribución de alimentos respaldados por EE. UU. e Israel

Los pacientes contaron a MSF que recibieron disparos desde todos los lados por parte de drones, helicópteros, barcos, tanques y soldados israelíes sobre el terreno.

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MSF flag blowing in the wind at Aweil project base.
MSF flag blowing in the wind at Aweil project base. © FREDERIC SEGUIN/MSF

Decenas de palestinos murieron y cientos resultaron heridos hoy, 1 de junio, mientras esperaban recibir alimentos en los nuevos centros de distribución de la Fundación Humanitaria de Gaza en Rafah y cerca del Corredor de Netzarim, según el Ministerio de Salud. Equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) nos unimos a la respuesta a las víctimas en el hospital Nasser de Khan Younis (Jan Yunis). Los pacientes contaron a MSF que recibieron disparos desde todos los lados por parte de drones, helicópteros, barcos, tanques y soldados israelíes sobre el terreno.

“Los acontecimientos de hoy han demostrado una vez más que este nuevo sistema de entrega de ayuda es deshumanizante, peligroso y sumamente ineficaz. Ha causado muertes y lesiones a población civil que podrían haberse evitado. La ayuda humanitaria solo debe ser proporcionada por organizaciones humanitarias con la competencia y la determinación de hacerlo de forma segura y eficaz”, afirma Claire Manera, coordinadora de emergencias de MSF. Los equipos de MSF en el hospital Nasser atendieron hoy a pacientes con heridas graves. Algunos pacientes en estado crítico siguen siendo operados. Pero con los bancos de sangre casi vacíos, el propio personal médico ha tenido que donar sangre.

“Los pasillos del hospital estaban llenos de pacientes, pero a diferencia de lo que había visto antes, donde la mayoría eran mujeres y niños, hoy eran principalmente hombres. Estaban en sus camas en los pasillos porque las habitaciones ya estaban saturadas de heridos. Presentaban heridas de bala visibles en las extremidades y su ropa estaba empapada de sangre”, cuenta Nour Alsaqa, responsable de comunicaciones de MSF. “Parecían destrozados y angustiados tras intentar conseguir comida para sus hijos e hijas, regresando heridos y con las manos vacías. Afuera, se oían gritos, sirenas y una avalancha constante de recién llegados a urgencias. En medio del caos, nos confirmaron que el hermano de un compañero había muerto mientras intentaba recoger ayuda del centro de distribución”, añade.

Mansour Sami Abdi, padre de cuatro hijos, describió el caos: “La gente se peleó por cinco palés. Nos dijeron que lleváramos comida, y luego dispararon desde todas las direcciones. Corrí 200 metros antes de darme cuenta de que me habían disparado. Esto no es ayuda. Es mentira. ¿Se supone que debemos ir a buscar comida para nuestros hijos y morir?”.

“Me dispararon a las 3:10 am. Como estábamos atrapados, sangré sin parar hasta las 5:00 am. Había muchos otros hombres conmigo. Uno de ellos intentó sacarme. Le dispararon en la cabeza y murió sobre mi pecho. Habíamos ido allí solo por comida, solo para sobrevivir, como todos los demás”, dice Mohammad Daghmeh, de 24 años, desplazado en Al-Qarara, Khan Younis.

Esta es la segunda vez que este nuevo sistema de distribución de ayuda provoca un derramamiento de sangre. El 27 de mayo, la primera tarde de distribución en Rafah, las fuerzas israelíes dispararon a decenas de personas mientras se distribuían cantidades totalmente insuficientes de suministros básicos en medio del caos. Como resultado del asedio total impuesto por las autoridades israelíes el 2 de marzo, el 100% de Gaza corre ahora el riesgo de hambruna, según Naciones Unidas. Desde el 19 de mayo, los pocos cientos de camiones de comida que llegaron —una fracción insuficiente de lo necesario— han sembrado la desesperación entre los más de dos millones de personas que llevan tres meses prácticamente sin comida, agua ni medicamentos. El bloqueo total o parcial de la entrada de ayuda humanitaria a Gaza ha agravado la situación de todos los gazatíes.

En Médicos Sin Fronteras insistimos en que, junto con las órdenes de desplazamiento y los bombardeos que matan a civiles, esta forma de utilizar la ayuda como arma puede constituir crímenes de lesa humanidad. Solo un alto al fuego duradero y la apertura inmediata de las fronteras de Gaza a la ayuda humanitaria —incluyendo alimentos, suministros médicos, combustible y equipo— pueden aliviar esta catástrofe provocada por el hombre.

 

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