El aumento de casos de sarampión no muestra signos de disminuir

Seis meses después de que aumentara el número de niñas y niños con sarampión, el Dr. Ei Ei Khaing, jefe del equipo clínico de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el hospital materno infantil de Taiz Houban, Yemen, describe los esfuerzos para abordar esta enfermedad potencialmente mortal.

“He visto de primera mano cómo el actual aumento de casos de sarampión afecta a las niñas y niños en el hospital de MSF en Taiz Houban. Aunque el sarampión es una enfermedad prevenible, la cobertura de vacunación entre los menores tratados contra el sarampión es sólo del 16%. Una vez que el virus se propaga en la comunidad, la morbilidad y la mortalidad pueden ser elevadas, especialmente entre los niños pequeños.

El sarampión es endémico en la zona donde trabajamos. En nuestro hospital materno infantil estamos acostumbrados a atender un promedio de ocho pacientes con sarampión cada mes. Pero en junio pasado, el patrón empezó a cambiar. De repente, las cifras aumentaron de forma alarmante, y llegaron a nuestro hospital niñas y niños de muchos distritos de la gobernación de Taiz.

Pronto el número de pacientes con sarampión se duplicó. No podíamos arriesgarnos a la contaminación cruzada en nuestras salas, así que a finales de agosto decidimos abrir una unidad de aislamiento dedicada al sarampión. Seis meses después, el aumento de los casos de sarampión no muestra signos de disminuir y nuestros esfuerzos para abordar y contener la infección parecen bastante limitados.

En el período inicial, es fácil pasar por alto o diagnosticar erróneamente los síntomas. Hasta el cuarto día de contraer sarampión, el menor presenta síntomas parecidos a los de la gripe: fiebre, tos, rinitis y dolor de garganta. Después del cuarto día, se desarrollan las notorias manchas de sarampión.

Los niños y niñas menores de cinco años se ven especialmente afectados por el sarampión, ya que su sistema inmunológico no está lo suficientemente desarrollado para resistir la infección. Una vez que contraen sarampión, una inmunodepresión temporal provoca infecciones relacionadas con el sarampión, como neumonía, conjuntivitis, inflamación del oído y la boca, diarrea e inflamación del cerebro.

Recibimos muchos pacientes pediátricos con casos complicados de sarampión, más de los que he conocido en mi vida. No hay una razón sencilla para esto.

La población de Taiz, igual que en el resto de Yemen, tiene dificultades para acceder a la atención sanitaria. El conflicto de casi una década en Yemen ha tenido un costo devastador en la infraestructura sanitaria del país. Muchos centros de salud no funcionan o no están bien equipados para atender las necesidades de las personas. Además, los servicios básicos de salud en los establecimientos de salud públicos son costosos para la mayoría de la población, cuya capacidad económica es bastante limitada.

La falta de servicios de atención primaria de salud empuja a los cuidadores a retrasar la llegada de sus hijos enfermos a nuestro hospital. Tienen la esperanza de que los síntomas se resuelvan por sí solos con remedios caseros o medicamentos de la farmacia local, si la tienen. Además, las largas distancias que hay que recorrer para llegar hasta aquí suponen una limitación adicional, ya que la mayoría apenas puede permitirse los gastos de transporte.

Nuestro hospital no cuenta con unidad de cuidados intensivos, por lo que derivamos a otros hospitales a los pacientes que requieren ventilación mecánica. A veces, los cuidadores me dicen que prefieren tener a sus hijos en nuestras instalaciones gratuitas y dejar el resto a la voluntad de Dios.

Mohammad*, de cuatro años y medio, llegó al hospital una semana después de desarrollar una erupción de sarampión. Tenía encefalitis, una de las raras complicaciones posteriores al sarampión. Sus síntomas eran fiebre, desorientación y debilidad en la parte inferior del cuerpo. Mohammad pasó 15 días en el hospital, tras los cuales sus síntomas desaparecieron gradualmente y pudo volver a caminar. Ver a los pacientes mejorar y ayudar a aliviar su sufrimiento me da una gran sensación de utilidad.

Sin embargo, existen limitaciones en lo que podemos hacer cuando los pacientes llegan a nuestro hospital tarde en su enfermedad. Nunca olvidaré a Abdallah*, de dos años y medio, que ingresó en la unidad de sarampión una tarde a las 19:30 horas. Llegó con sarpullido, fiebre y enormes úlceras alrededor de la boca y los labios. Sospechamos que, además de su infección de sarampión, había contraído difteria.

A las 23:30 horas, Abdallah estaba cada vez más angustiado y no podía respirar bien.

00:30 horas empezó a mostrar signos de shock séptico. Nos preparábamos para trasladarlo a un hospital público donde tratan la difteria, pero nos preocupaba que su cuerpo no pudiera soportar el viaje de dos horas.

3:30 horas entró en shock séptico con signos de obstrucción aguda de las vías respiratorias, por lo que lo intubamos para ayudarlo a respirar mejor. Desafortunadamente, todas estas complicaciones desbordaron su cuerpo y Abdallah sufrió un paro cardiopulmonar. No sobrevivió. Me destrozó el corazón.

Entre agosto y diciembre de 2023, nuestra unidad de sarampión recibió a 1,332 pacientes pediátricos, el 85% de ellos menores de cuatro años. Sólo en febrero de 2024 recibimos 220 pacientes con sarampión.

Nuestras proyecciones epidemiológicas no prevén una disminución de los ingresos de pacientes a corto plazo. Si no se contiene la transmisión del sarampión, las niñas y niños de esta zona sufrirán una serie de enfermedades que pueden llegar a ser mortales si no se tratan adecuadamente y a tiempo”.

*Los nombres se han cambiado para proteger la privacidad.