El brote de sarna en los campos de refugiados Rohigya

MSF responde al brote de sarna en los campos para refugiados en Bangladesh
Md AJu habla con el asistente médico de MSF. Visitó la clínica Jamtoli de MSF para buscar tratamiento para la sarna. ©Farah Tanjee/MSF

Un brote de sarna empeora en los campos para personas refugiadas rohingya y se necesitan más medidas para cerrar las brechas de acceso a la atención médica. 

Los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el campo para personas refugiadas más grande del mundo, ubicado en Bangladesh, están abrumados por el continuo brote de sarna y hacen un llamado a otros actores de la salud para que asuman su responsabilidad. 

Ajmot Ullah es un refugiado Rohingya de 26 años que vive en el campo para personas refugiadas más grande del mundo, en Cox’s Bazar, Bangladesh, desde 2017. 

Las y los refugiados rohingya no pueden trabajar legalmente en Bangladesh. Para sobrevivir, Ajmot depende casi exclusivamente de ayuda humanitaria, al igual que casi un millón de otros refugiados rohingya en los campos. 

Sin embargo, la ayuda por sí sola nunca ha sido del todo suficiente, “sobre todo cuando se produce una enfermedad grave, porque no podemos visitar las instalaciones médicas fuera de los campos por nuestra cuenta, dice Ajmot. 

Los refugiados Rohingya en Cox’s Bazar han estado viviendo en campos sobrepoblados durante casi seis años, sin estatus legal, sin posibilidad de trabajar, con perspectivas educativas extremadamente limitadas o sin acceso a servicios esenciales. Por otro lado, la pandemia de COVID-19 ha agregado aún más restricciones y estrés a su vida diaria. 

“No es solo la COVID-19. En los campos, cualquier tipo de brote complica un poco más nuestra situación y aumenta el desafío para nuestra sobrevivencia”. 

MSF responde al brote de sarna en los campos para refugiados en Bangladesh
Md AJu visitó la clínica Jamtoli de MSF para buscar tratamiento para la sarna. ©Farah Tanjee/MSF

 

“Mi esposa tuvo sarna hace un par de años. Fue a un centro de MSF, recibió tratamiento y finalmente mejoró. Ahora toda mi familia sufre de sarna nuevamente. Nuestro hijo de cuatro años lo tiene desde diciembre pasado. Primero tuvo erupciones en las manos, que se extendieron a todo el cuerpo. Gastamos dinero en médicos y en farmacias locales cercanas. Eventualmente mejoró, pero la sarna volvió a atacarlo muy rápidamente. No duerme mucho; llora mucho del dolor, y le pica todo el cuerpo, sobre todo de noche. Mis otros dos hijos también sufren de sarna ahora, mientras que mi esposa y yo tenemos síntomas de sarna nuevamente. Se ha convertido en una pesadilla para mi familia”, dice. 

Aumento del número de pacientes con sarna en las instalaciones de MSF 

Desde hace más de un año, MSF y otras organizaciones de salud presentes en los campos han estado tratando de controlar el brote de sarna. El número de pacientes con sarna ha superado la capacidad de respuesta de MSF por sí sola. 

 Al atestiguar un gran aumento de casos de sarna, MSF amplió su tratamiento para la sarna desde marzo de 2022 y desde entonces ha completado alrededor de 135,000 consultas relacionadas con la sarna. 

“Eso es aproximadamente de 750 a 800 pacientes por día, mientras que nuestra capacidad de admisión diaria asciende a un máximo de 600 a 700”, dice el Kawsar, supervisor médico adjunto de MSF en la clínica de Jamtoli. 

MSF responde al brote de sarna en los campos para refugiados en Bangladesh
Shazeda Begum de 30 años visita la clínica Jamtoli de MSF con su hija Asma (8 años). Asma sufre una grave infección de sarna. ©Farah Tanjee/MSF

 

Mientras trataba a pacientes con sarna durante un año y observaba cómo fluctúan los números, con MSF llegando a sus límites; las instalaciones de Jamtoli y Hakimpara se vieron obligadas a comenzar a aceptar solo pacientes de sus áreas de captación principales (Campamentos 14 y 15) a partir del 1 de febrero de 2023. 

En las instalaciones de MSF, los pacientes acuden a buscar asesoría médica para la sarna y expresan su frustración por no recibir suficiente atención en otras instalaciones. Muchos pacientes nos dicen que están siendo redirigidos a las instalaciones de MSF. 

 

Condiciones de vida difíciles en los campos 

El fuerte aumento de casos de sarna está directamente relacionado con las condiciones de vida en los campos, donde las personas comparten espacios pequeños y estrechos y algunos tienen acceso inadecuado al agua para satisfacer sus necesidades diarias. 

“Una vez que una persona contrae una infección altamente contagiosa, puede propagarse rápidamente y la reinfección es muy probable. Erradicar la sarna en los campos de refugiados Rohingya, que están densamente poblados, es un desafío. La enfermedad tiene un impacto significativo en la calidad de vida de las personas que se encuentran condiciones de vida ya arduas”, dice el Dr. Kawsar. 

MSF responde al brote de sarna en los campos para refugiados en Bangladesh
El equipo de promoción de la salud de MSF brinda sesiones a las y los pacientes que acudieron a la clínica de Jamtoli para una consulta médica. ©Farah Tanjee/MSF

 

Retos de higiene en los campos 

Taher, de 18 años, es un estudiante de Madrasa (centro educativo religioso), que sufre de sarna desde hace un mes y medio. Pasa la mayor parte de su tiempo en la Madrasa y nos habla de su lucha por mantener una buena higiene. 

“Sé que si nos contagiamos de sarna, no podemos compartir la ropa y que debemos mantener buenas condiciones de higiene. En Madrasa, compartimos ropa de cama y una habitación para seis niños. No tenemos suficiente espacio. Hice todo lo posible para mantener los estándares de higiene, pero es difícil. Aún así, compartimos ropa de cama; compartimos ropa, todo. Ahora también compartimos la sarna, dice. 

Dil Nawas es una joven de 16 años que, junto con su madre, visita las instalaciones de Médicos Sin Fronteras para recibir tratamiento contra la sarna. Se infectó una vez el año pasado y se volvió a infectar este año. También comparte lo difícil que es mantener una higiene decente en un campo sobrepoblado. 

“Sé cómo se propaga la sarna entre las personas. Necesitamos mantener una buena higiene y mantener nuestra ropa limpia, pero es difícil para nosotros debido a los espacios hacinados y al acceso inadecuado al agua en las cercanías. Debemos recolectar agua de lugares lejanos. Aunque hay un punto de agua cerca, no hay suficiente agua para todos nosotros. Conseguir agua es una lucha diaria”, dice Dil Nawas. 

 

El impacto en la salud mental de los pacientes y el personal sanitario 

Ajmot se ve cansado cuando visita la clínica de Jamtoli con sus familiares. Están esperando para encontrarse con un médico. “Como padre, me siento impotente. No tengo dinero para ver a un médico calificado. Nos enteramos de los servicios médicos gratuitos de MSF de las personas cercanas a nuestros campos y vinimos aquí para buscar tratamiento”. 

Ayat y Hamid Noor, sus dos hijos menores (2, 5 años y seis meses), contrajeron sarna de su hijo mayor, Abdullah, que ha estado infectado desde hace más de seis meses. 

“Él (Hamid Noor) llora mucho y se pone inquieto. Por lo tanto, no puedo dormir por la noche. No soporto escucharlo llorar todo el tiempo”, dice Ajmot. 

MSF responde al brote de sarna en los campos para refugiados en Bangladesh
Soyed Ullah está tomando medicamentos del dispensador de medicamentos de MSF. ©Farah Tanjee/MSF

 

Otras personas también compartieron su preocupación por la reinfección y el impacto que tiene en su salud mental

”Recibí tratamiento en diferentes centros de salud. Mejora con el tiempo y la medicación. Me ha estado pasando así durante un año”, dice Dil Nawas. ”Empecé a dormir durante el día y me puse muy ansiosa. Pude conocer a un médico de MSF que me dio medicamentos que me ayudaron mucho. Ya no estoy tan ansioso; creo que estaré bien”, dice Dil Nawas. 

En las instalaciones de Jamtoli y Hakimpara de MSF, seis asistentes médicos trabajan en el centro dedicado al tratamiento de la sarna. MSF ha evaluado que un asistente médico puede atender a 100 pacientes al día.  

Los miembros del equipo médico de MSF que están directamente en contacto con los pacientes son testigos de sus sufrimientos y penas. “No podemos brindar tratamiento a todos nuestros pacientes”, dice Hafiza Akhter, asistente médico de MSF en nuestro centro de Jamtoli que trabaja con el equipo de tratamiento de la sarna. 

“Les derivamos a sus instalaciones cercanas. Si pudiéramos tratarles a todos, nos sentiríamos mucho mejor. La sarna también crea mucho estrés mental: la gente viene de muy lejos. Las madres agotadas con bebés afectados, y están desesperadas porque sus hijos lloran constantemente. Además de eso y debido a las restricciones de movimiento, son detenidas en diferentes puntos de control en el camino. Me siento impotente cuando trato con tales pacientes”. 

 

El tratamiento de la sarna debe estar disponible en los centros de atención primaria de salud dentro de los campamentos

En tiempos económicos desafiantes y con tantas crisis compitiendo por la atención del mundo, la crisis de las personas refugiadas Rohingya se está convirtiendo en lo que llamamos una “crisis olvidada”.  

Esto puede hacer que toda la situación sea aún más grave. La respuesta a la crisis de los refugiados Rohingya es frágil y cualquier “impacto” adicional, como una disminución de la financiación, podría empeorar aún más la situación. 

El nivel actual de servicios proporcionados por las diferentes ONG y agencias que trabajan en la respuesta apenas cubre las necesidades. De particular preocupación es el acceso aparentemente inadecuado a las instalaciones de salud funcionales que enfrentan las personas Rohingya, como lo demuestra la respuesta actual a la sarna. 

La enfermedad de la piel debe ser manejada en cualquier centro de atención primaria de salud, pero desde que comenzó un brote en marzo del año pasado, encontramos cada vez más pacientes que no reciben el tratamiento adecuado en estas clínicas, y muchos vienen a nuestros centros de atención primaria de salud, a veces desde grandes distancias. Estas brechas en la atención médica básica están llevando nuestra capacidad al límite.   

“Esta es realmente una condición muy triste para nosotros. La sarna es una enfermedad desatendida y las personas no se recuperarán sin el tratamiento adecuado. Las instalaciones de MSF tienen un área dedicada en nuestro centro de atención médica primaria para tratar a pacientes con sarna, pero MSF por sí sola no puede brindar tratamiento a toda la comunidad Rohingya. El tratamiento de la sarna debería estar disponible en otros centros de salud distribuidos en los campos”, dice el médico Kawsar, supervisor médico adjunto de MSF. 

“Estas brechas en la atención médica básica están llevando nuestra capacidad al límite. Hacemos un llamado a otros actores de la salud para que intensifiquen su intervención”.

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