El Consejo de Seguridad debe poner fin a su complicidad en la matanza en Gaza

MSF demanda a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU que exijan un alto el fuego inmediato y sostenido y el levantamiento del asedio de la Franja de Gaza

MSF responde ala crisis en la Franja de Gaza
Los restos destruidos de la unidad de Cirugía Reconstructiva de Extremidades del hospital de Al-Awda, en el norte de Gaza, tras un ataque el 21 de noviembre en el que murieron tres médicos, entre ellos dos miembros del personal de MSF. Franja de Gaza, Palestina, 23 de noviembre de 2023. © MSF

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debe exigir un alto al fuego inmediato y sostenido, para levantar el asedio y garantizar la ayuda sin restricciones a toda la Franja de Gaza.

Hasta la fecha, la inacción del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y los vetos de los Estados miembros, en particular de Estados Unidos, los hacen cómplices de la matanza en curso; esta inacción ha dado licencia a la carnicería masiva de hombres, mujeres, niñas y niños.

Desde que se rompió la tregua de siete días, hemos atestiguado la reanudación de las matanzas indiscriminadas y de los desplazamientos forzosos a una escala e intensidad sobrecogedoras. Sólo en el Hospital Al Aqsa se recibieron 1,149 pacientes en urgencias entre el 1 y el 7 de diciembre, 350 de los cuales llegaron muertos. El 6 de diciembre, el hospital recibió más pacientes fallecidos que heridos.

El personal médico que Médicos Sin Fronteras (MSF) tenemos en la Franja de Gaza ha atestiguado y tratado las consecuencias médicas de las atrocidades continuas y sistemáticas de las últimas ocho semanas. La campaña israelí de matanzas indiscriminadas, la denegación de alimentos y acceso a la asistencia sanitaria y los repetidos desplazamientos forzosos han hecho insoportables las condiciones de vida para más de dos millones de personas.

Las personas están en la calle, bajo la lluvia, apenas hay saneamiento. Nuestros equipos en MSF asisten a aumentos significativos de enfermedades infecciosas, como diarrea, infecciones respiratorias agudas, cutáneas y brotes como enfermedades la hepatitis. Debe permitirse inmediatamente la entrada a gran escala de ayuda humanitaria vital en la Franja de Gaza.

“Hoy en día el suministro de ayuda es simulado: no es nada comparado con las necesidades. Nuestros compañeros y compañeras se sienten impotentes cuando oyen a las niñas y niños decirles que preferirían morir a seguir sufriendo. La gente está desesperada por comer debido al cruel asedio que se les ha impuesto. Tiene que haber alguna posibilidad de sobrevivencia; nuestros médicos no pueden hacer nada por los muertos. No actuar ahora, no decretar un alto el fuego total y poner así fin al asedio sería imperdonable, alerta Christopher Lockyear, secretario internacional de MSF.

Las repetidas garantías de Estados Unidos e Israel de que esta guerra se libra sólo contra combatientes contradicen lo que vemos sobre el terreno. Al contrario, se trata de una guerra total que no perdona a los civiles. Nuestros equipos se vieron obligados, la noche del 4 de diciembre, a abandonar el hospital Al Nasser de Jan Yunis, debido a la intensidad de los bombardeos en los alrededores del centro. Parte del personal del Ministerio de Salud también ha decidido marcharse, por temor a ser presa de la misma violencia ejercida sobre los hospitales del norte de Gaza.

El fin de semana anterior a la salida de Nasser, nuestros colegas vieron cómo ingresaban una ola tras otra de personas heridas en masa. Desde el 7 de octubre, el hospital ha recibido 5,166 heridos y 1,468 pacientes que fueron declarados muertos a su llegada. El 70% de los fallecidos eran mujeres niñas y niños. Las órdenes de evacuación emitidas por Israel crean pánico. La gente no tiene adónde ir; han bombardeado el norte, el sur y la frontera de Rafah. Este cruel sistema no perdona a la población civil.

Nos desespera la intransigencia del Gobierno de Israel y su aparente negativa a comprometerse o reconocer la magnitud del sufrimiento humano en Gaza. Las treguas temporales, las pausas humanitarias y el goteo de ayuda que se ha permitido hasta ahora han sido insuficientes en un grado ofensivo. El daño causado requerirá años de ayuda humanitaria para aliviarlo; sin embargo, la magnitud de las pérdidas y el dolor que las acompaña puede que nunca se mitiguen. Una cosa está clara: no es posible aumentar la ayuda humanitaria sin un alto el fuego.

Hoy, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debe exigir un alto el fuego inmediato y sostenido, y levantar el asedio. Esta responsabilidad recae en cada uno de sus miembros: la historia juzgará el retraso en poner fin a esta carnicería; la humanidad básica exige que se actúe.

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