El Geneina, Darfur Oeste: Se reduce la ayuda humanitaria, pero las necesidades permanecen

Geneina, West Darfur

El doctor Hashim Jama Omer Osman es un médico sudanés que desde 2013 trabaja para Médicos Sin Fronteras (MSF). Antes de unirse a MSF, pasó cuatro años trabajando para otras ONG internacionales, trabajó también en varias zonas de Sudán y en varios proyectos de MSF en Jordania, Nigeria, Somalia y Etiopía. Actualmente, es responsable médico del proyecto de MSF en El Geneina.

El doctor Hashim Jama Omer Osman es un médico sudanés que desde 2013 trabaja para Médicos Sin Fronteras (MSF). Antes de unirse a MSF, pasó cuatro años trabajando para otras ONG internacionales, trabajó también en varias zonas de Sudán y en varios proyectos de MSF en Jordania, Nigeria, Somalia y Etiopía. Actualmente, es responsable médico del proyecto de MSF en El Geneina.

"MSF lleva años trabajando en Darfur, comenzó sus actividades en El Geneina, la capital de Darfur Oeste, en febrero de 2021. El conflicto en Darfur terminó con la vida de cientos de miles de personas hace más de diez años. Aunque la magnitud de la violencia ha disminuido, sigue habiendo brotes ocasionales de violencia intercomunal.  

En enero y en abril, más de 150 personas murieron a causa del conflicto y más de 100,000 se vieron obligadas a abandonar sus hogares. Krinding, un campo para personas desplazadas, quedó totalmente destrozado por el fuego, dejando a la población otra vez sin hogar. Millares de personas desplazadas se encuentran actualmente dispersas en unos cien lugares de asentamiento, como se les denomina, que son grupos de refugios improvisados en zonas abiertas o edificios públicos en diversas partes de la ciudad. Ante la posibilidad de una escalada de violencia, muchas personas no se animan a volver a sus pueblos. 

 

 

MSF intervino inicialmente proporcionando formación sobre situaciones con víctimas en masa y kits para brindar respuesta en el Hospital Universitario de El Geneina. Decidimos intervenir a largo plazo tras constatar la urgente necesidad de agua potable, saneamiento y atención sanitaria, así como la inadecuada respuesta humanitaria. Cuando sí hay instalaciones sanitarias, normalmente, solo una parte de la comunidad siente que puede acceder a ellas sin riesgos. 

Las pésimas condiciones de vida en los asentamientos favorecen la proliferación de enfermedades. La población vive en refugios precarios, hechos con palos y láminas de plástico y que a menudo se deshacen con la lluvia. Antes de que MSF empezara a suministrar agua potable, las personas desplazadas tenían que buscar y pagar el agua por su cuenta, algo que les resultaba muy costoso. MSF construyó letrinas e instaló grifos, pero las aguas residuales, el agua estancada y la defecación al aire libre siguen siendo un problema. 

 

 

En marzo, MSF activó clínicas móviles, al principio en cinco asentamientos dentro de la localidad de El Geneina para que las personas desplazadas tuvieran un lugar donde recibir atención sanitaria. Estas clínicas estaban casi siempre llenas de pacientes, lo que ponía de manifiesto la gran carencia de servicios. 

En agosto, movilizamos estas clínicas fuera de El Geneina, en Wadi Rati y Kelkech, para llegar a grupos de personas que no pueden acudir fácilmente a la ciudad. MSF es una organización neutral e imparcial, y está comprometida con la asistencia médica a todas las personas que la necesiten, independientemente del lado del conflicto en que se encuentren.

En junio, abrimos una clínica fija en Al Jamarek, donde solemos atender a entre 250 y 300 pacientes al día, entre ellos un número considerable de niños y niñas con desnutrición moderada y grave. La semana pasada, 50 niños y niñas con desnutrición recibieron atención en nuestro centro de alimentación terapéutica ambulatoria de la clínica. Además, asistimos en el parto a 19 mujeres.

Personas del vecino Chad también cruzan la frontera para acudir a la clínica, que ofrece atención primaria, vacunas para menores de 18 meses, servicios de salud sexual y reproductiva, salud mental, curación de heridas, derivaciones y atención a sobrevivientes de violencia sexual. La presencia de MSF cubre, por tanto, un importante hueco en la medicina preventiva y curativa para miles de personas que no reciben atención sanitaria. Nos gustaría que otras organizaciones establecieran clínicas fijas en cada localidad de El Geneina, para garantizar estos servicios para todas las personas. 

MSF también apoya económicamente y mediante capacitaciones al personal del Ministerio de Salud destinado a nuestras clínicas y, recientemente, comenzamos a brindar apoyo en materia de agua y saneamiento al Hospital Universitario de El Geneina, al que derivamos a pacientes que necesitan hospitalización. También empezaremos a brindar apoyo a los servicios de hospitalización de pediatría y nutrición, y a mejorar las medidas de prevención y control de infecciones.

Cuando llegamos, encontramos partes enteras del barrio de Al Jabal quemadas. Las tiendas y los refugios de las personas habían sido incendiados en los enfrentamientos y la comunidad había huido. Como la situación se ha calmado en los últimos dos meses, la población empieza a regresar y a reconstruir lo perdido. Hay una gran necesidad de apoyo en materia de nutrición, vacunación y atención ambulatoria. MSF ofrece clínicas móviles cinco días a la semana y actualmente capacita al personal de salud comunitario, para que sepa detectar la desnutrición. No deberíamos ser la única entidad presente en este contexto: todas las organizaciones humanitarias deberían prestar atención médica y otros servicios a todas las comunidades afectadas por el conflicto. 

Además de todo esto, las y los habitantes de El Geneina y sus alrededores se enfrentan al riesgo de brotes de enfermedades. Si no se toman medidas para mejorar la situación del agua y el saneamiento en estos lugares, el riesgo de cólera es muy real. 

 

 

MSF ha apoyado al Ministerio de Salud en la preparación de un plan contra el cólera, que incluye capacitación, elaboración de protocolos y habilitación de centros y unidades de tratamiento del cólera si surgieran casos. Nuestros equipos de promoción de la salud están sensibilizando a la población sobre los riesgos de las enfermedades transmitidas por el agua, pero con esto no va a ser suficiente: deben mejorarse las letrinas y la higiene. Lamentablemente, algunas de las organizaciones aquí presentes están reduciendo su presencia o retirándose por completo debido a problemas de financiación. Esto no hará más que seguir deteriorando la salud de las personas.

Instamos a las organizaciones humanitarias y a los donantes a esforzarse más por apoyar a toda la población de El Geneina y sus alrededores. La necesidad de mejorar el acceso a los servicios y el apoyo a la prevención de brotes de enfermedades es más necesaria que nunca".

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