La lucha contra la propagación de la fiebre de Lassa en Nigeria

MSF se enfrenta a la propagación de la fiebre de Lassa en Nigeria
Un médico del Ministerio de Salud administra una inyección intravenosa a un paciente con fiebre de Lassa ingresado en la sala de casos confirmados de la unidad de virología del Hospital Federal Universitario de Abakaliki, en el estado de Ebonyi. Nigeria, marzo de 2023. © MSF/Abba Adamu Musa

“Mi suegra me preguntó cómo me sentía y le dije que estaba bien, pero yo sabía que no lo estaba”, dice Ngozi, una pequeña comerciante de Abakaliki. “vomitaba y no podía mantener mis ojos abiertos”.

Después de probar varios tratamientos en casa, Ngozi fue llevada al hospital de Abakaliki, en el estado de Ebonyi, al sureste de Nigeria, donde le diagnosticaron fiebre de Lassa. “Después de dos días allí, mi salud se deterioró e incluso perdí el conocimiento en algún momento”. 

La fiebre de Lassa es una fiebre hemorrágica que causa daños graves en varios órganos, reduciendo la capacidad de funcionamiento del cuerpo. El virus es contagioso y puede propagarse de persona a persona a través de fluidos corporales, como saliva, orina, sangre y vómito. 

La enfermedad afecta entre 100,000 y 300,000 personas cada año en África occidental y causa alrededor de 5,000 muertes. El año pasado en Nigeria, hubo 8,978 casos sospechosos y 1,227 casos confirmados de fiebre de Lassa, según el Centro Nigeriano para el Control de Enfermedades.  

La ciudad de Abakaliki ha esperimentado repetidos brotes de la enfermedad desde 2018, cuando un equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) llegamos para ayudar a identificar a las personas con síntomas y atender a los pacientes en el Hospital Federal Docente Alex-Ekueme (AE-FUTHA, por sus siglas en inglés). 

Alrededor de unos 600 kilómetros más al norte, un segundo equipo de MSF ayuda a atender pacientes con fiebre de Lassa en el hospital Tafawa Balewa, en el estado de Bauchi, desde 2022. El año pasado, nuestros equipos atendieron a 618 pacientes con sospecha o confirmación de fiebre de Lassa. 

 

Transmitida por ratas 

La fiebre de Lassa es transmitida por una especie de rata que se encuentra principalmente en tres estados del este y sur de Nigeria: Edo, Ondo y Ebonyi. Cuando los roedores infectados se alimentan de la comida que queda afuera, dejan rastros del virus a través de su saliva y heces. La enfermedad suele alcanzar su punto máximo en la época de sequía, cuando las ratas buscan comida en los alrededores de las casas de las personas. 

“La transmisión de la fiebre de Lassa se produce durante todo el año, pero durante la estación seca, de diciembre a abril, se producen grandes brotes estacionales, cuando las ratas abandonan los campos para buscar comida de otras fuentes, como las casas”, explica Ben Uzoma, responsable de promoción de la salud de MSF. 

Para ayudar a combatir la enfermedad en su origen, hemos puesto en marcha una “estrategia de control de vectores” en las comunidades locales de Abakaliki, que incluye  colocar trampas para ratas, uso de pesticidas contra ratas y compartir  información sanitaria sobre la gestión adecuada de los residuos, la preparación y el almacenamiento de alimentos. 

Un médico de MSF es rociado con agua y cloro diluido después de una ronda en la unidad de virología del Hospital Federal Universitario de Abakaliki. Nigeria, marzo de 2023. © MSF/Abba Adamu Musa

 

Dificultades diagnósticas 

Cuando una persona se infecta con el virus, puede experimentar síntomas como fiebre, dolores corporales, dolores de estómago y vómitos, síntomas muy similares a los de la malaria, lo que puede dificultar la identificación oportuna de los casos de fiebre de Lassa. 

Oluchi*, madre de cuatro hijos del estado de Ebonyi, no sabe cómo contrajo la enfermedad, pero recuerda cuándo comenzaron los síntomas. 

“Empecé a tener fiebre alta y vomitaba”, dice. “Mi esposo me llevó a un hospital privado, donde me recetaron medicamentos contra la malaria, pero los síntomas solo empeoraron”. 

“Los médicos no pudieron determinar qué me pasaba, así que me derivaron al hospital Alex-Ekueme para que me hicieran la prueba de la fiebre de Lassa”. 

Para ayudar a detectar con anticipación los casos de fiebre de Lassa, nuestros equipos han desarrollado un formulario de detección en colaboración con el hospital Alex-Ekueme, con el que el personal sanitario puede detectar casos sospechosos registrando y analizando los síntomas de los pacientes y comparándolos con su historial médico y el contacto con roedores o una persona infectada. 

 

Atención al paciente 

Tan pronto como un paciente llega a AE-FUTHA con sospecha de fiebre de Lassa, es admitido en el centro de aislamiento del hospital, construido por MSF. Los pacientes que dan positivo son trasladados inmediatamente a la “unidad de virología” para recibir tratamiento. Esta medida de barrera se implementa para separar a los pacientes con fiebre de Lassa de otros pacientes y minimizar el riesgo de infección para el personal de la salud y los familiares de los pacientes. 

“Después de que mi prueba saliera positiva, comencé a recibir tratamiento”, afirma Ngozi. “Me dieron comida, agua y todo lo que necesitaba. El equipo médico y de enfermería me monitoreaba constantemente durante todo el día, y después de siete días los resultados de mis pruebas fueron negativos”. 

“Mi curación fue rápida y recibí mucho apoyo de los consejeros de salud mental de MSF”, explica Ngozi. “Siempre estuvieron presentes durante mi tratamiento”. 

La experiencia de Oluchi con Lassa fue tan desgarradora que pensó que iba a morir. 

“Me asustó mucho la idea de morir, estaba aterrorizada”, dice. “Pero uno de los consejeros de salud mental de MSF venía a menudo a consolarme y me decía que no me preocupara”. 

 

Desafíos para abordar la fiebre de Lassa 

A pesar de nuestros esfuerzos, sigue habiendo desafíos para hacer frente a los brotes de la enfermedad en Nigeria. Entre ellos se encuentran la falta de concientización entre el personal sanitario, la escasez de formación e investigación sobre la fiebre de Lassa, la escasez de recursos en comparación con el costo del tratamiento y el acceso limitado a los centros  de salud. 

El AE-FUTHA es el único centro de tratamiento para la fiebre de Lassa en el sureste de Nigeria, mientras que la mayoría de los hospitales de África Occidental no están totalmente equipados para tratar casos complejos. 

Mientras tanto, para muchas personas con síntomas, buscar atención médica en un hospital sigue siendo la última opción. Las personas enfermas suelen empezar consultando a vendedores de medicinas o curanderos tradicionales, lo que significa que los pacientes suelen llegar tarde al hospital con complicaciones graves. En esta etapa, sus posibilidades de sobrevivir pueden ser escasas. 

Las personas sobrevivientes de la fiebre de Lassa también suelen enfrentarse al estigma de sus comunidades debido a la falta de conocimientos sobre la enfermedad. Algunas personas creen erróneamente que los sobrevivientes son contagiosos y que contraer la enfermedad es un signo de falta de higiene o un castigo de Dios. 

“Cuando regresé a casa, mis compañeros me excluyeron”, dice Oluchi. “Corría el rumor de que había estado en la morgue por lo  delgada que estaba. La gente huía de mí debido a la naturaleza contagiosa de la enfermedad”. 

MSF se enfrenta a la propagación de la fiebre de Lassa en Nigeria
Un promotor de salud de MSF habla con la gente sobre la fiebre de Lassa en el mercado de Iboko. Nigeria, julio de 2023. © MSF/Nathalie San Gil

 

 

Trabajar con las comunidades 

Los promotores de salud de Médicos Sin Fronteras trabajan con las comunidades para contrarrestar la desinformación y la falta de conocimiento sobre la fiebre de Lassa. “Informamos a las personas que auienes han sido tratadas y curadas de la fiebre de Lassa ya no son contagiosas”, afirma Uzoma. 

Durante la temporada alta de la enfermedad, nuestros equipos organizan actividades de educación sanitaria y participación comunitaria, dirigidas a centros religiosos, mercados y escuelas en zonas críticas. 

“Sabemos que el cambio de comportamiento no ocurre instantáneamente y que debemos hablar continuamente de ello antes de que las personas comiencen a cambiar”, concluye Uzoma. 

 

*Los nombres de los pacientes han sido cambiados. 

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