“Las médicas en Afganistán nos enseñan a tratar casos que jamás hemos visto”

MSF brinda atención materno infantil en Afganistán
Foto de archivo: El personal de MSF camina por el pasillo del departamento de hospitalización femenina en el hospital Boost. © riane Zerah

Elia Martínez es ginecóloga y obstetra. Ha trabajado con Médicos Sin Fronteras (MSF), en varios países, entre ellos Afganistán donde atendió a mujeres en embarazo. Esta doctora nos comparte sus aprendizajes y retos en un contexto tan complejo. 

 

¿Por qué elegiste especializarte en ginecología? 

Me gusta mucho trabajar con mujeres. Quizá porque me identifico más con este grupo en específico. Además porque es una especialidad que integra las dos partes de la medicina que más me gustan: la parte clínica y la quirúrgica.  Teniendo en cuenta que una mujer embarazada puede padecer diferentes situaciones de salud durante su embarazo, como enfermedades crónicas degenerativas o infecciosas. 

 

¿Cómo llegaste a Médicos Sin Fronteras (MSF)? 

Decidí trabajar en MSF porque desde pequeña mis papás nos inculcaron a mi hermana y a mí el crecer con una visión solidaria y humanista. Y una de las personas a las que más admiro es el Che Guevara que fue un médico internacionalista. Además de esto, tuve la oportunidad de estudiar medicina en Cuba, lo que creo que terminó de fortalecer esta idea de ser un médico solidario. 

Lamentablemente, como sabemos, hay muchos lugares donde el acceso a los servicios de salud es un reto. Al terminar mi especialidad, la cual hice en México, y trabajar un tiempo tanto en hospitales públicos como en privados, encontré a Médicos Sin Fronteras como una de las organizaciones que me podía ayudar a cumplir este sueño, de ir a donde más se necesite, y aportar este granito de arena para un mundo mejor. 

 

¿Cuál fue tu primer proyecto? 

Fue en 2016, en Afganistán, en una región que se llama Jost. Era un hospital especializado en maternidad, uno de los más grandes que cubre MSF. Le llaman la fábrica de bebés porque traemos muchos bebés al mundo. Es un reto dentro de la organización el poder encontrar mujeres ginecólogas que puedan ir a este tipo de contextos. Como sabemos, en la cultura musulmana, las únicas personas que pueden tratar mujeres, son otras mujeres. Realmente quedé enamorada de este proyecto y constantemente regreso porque me brinda satisfacción. 

Una pediatra de MSF atienede aun recién nacido en una maternidad de Afganistán
Foto de archivo: Las pediatras de MSF cuidan a los recién nacidos en la sala de neonatología del hospital de maternidad de MSF Khost, Afganistán. ©Oriane Zerah

 

¿En qué consiste tu trabajo allá? 

Es un hospital que atiende emergencias obstétricas, por lo que vemos casos complicados, son pacientes que llegan en su mayoría en condiciones críticas y que afortunadamente tienen a Médicos Sin Fronteras para ayudarlas.  Estamos es un lugar al que acuden mujeres de otras regiones. 

Creo que es un proyecto que salva muchas vidas, tanto de mujeres como de bebés y además es muy bonito porque el personal es femenino: las doctoras, las parteras, las jefas médicas o las jefas de enfermería o de partería, y esto hace que no solamente sea un centro de atención médica, sino un centro de formación profesional para estas parteras o doctoras, porque también hacemos capacitación y somos una fuente de trabajo que en este contexto actual de Afganistán representa un mayor reto. 

 

¿Qué recuerdas de esos días en este hospital de maternidad? 

Una de las cosas que me sorprendió mucho fue el número de rupturas uterinas que pude ver. En el mercado negro se consiguen medicamentos que ayudan a la fertilidad, que hacen que en esta población el embarazo múltiple sea muy frecuente, no solamente de gemelos, sino de trillizos, cuatrillizos e incluso quíntuples. Y también toman medicamentos para inducir el trabajo de parto, obviamente al tomarlo de manera no controlada causa que tengan muchas contracciones y que esto pueda terminar en estas rupturas uterinas o en otro tipo de complicaciones.  

¿Cómo trabajan con el personal médico local? 

Los objetivos y las actividades del equipo han cambiado a lo largo de estos años. Al principio nuestra tarea era más de asistencia médica directa. Como personal internacional estábamos ahí para resolver las emergencias quirúrgicas o las emergencias médicas, para liderar las actividades y capacitar al equipo, porque una de las prioridades para Médicos Sin Fronteras es apoyar al personal nacional a desarrollar sus capacidades profesionales. La idea es que si en algún momento MSF tiene que salir del país, el personal nacional esté listo para seguir brindando esta atención a la población y conforme hemos hecho esta capacitación, el personal ha adquirido independencia. 

El ver como las mujeres que trabajan ahí, están tan motivadas a aprender, a desarrollarse, a seguir creciendo es algo que me gusta mucho y disfruto poder participar en esto, y así como nosotras les enseñamos a ellas, ellas también nos enseñan a nosotras porque son grandes especialistas que están acostumbradas a tratar casos que nosotras nunca hemos visto. 

¿Qué tipo de casos? 

En México, por ejemplo, que es donde vivo, las indicaciones de cesáreas seguían siendo en embarazos múltiples, partos pélvicos, desprendimientos prematuros de placenta. Cuando llegué allá, por el contexto de mujeres con muchos hijos y que, al final, por su cultura y religión, lamentablemente, el valor de las mujeres también está dado por el número de hijos capaces de traer, pues se valora mucho que la mujer pueda tener partos, y si tienen una cesárea aumenta su riesgo para que el siguiente embarazo termine en cesárea. Con esto también se puede limitar el número de hijos que pueden llegar a tener. Y eso sin hablar de las complicaciones que pueden enfrentar, porque no sabemos si en un futuro ellas podrán tener acceso a un hospital que tenga todo lo necesario para una intervención quirúrgica. 

Rayes, bebé nacido en Afganistán
Foto de archivo: Rayes, bebé nacido en Afganistán © MSF

 

¿Qué momento te quedó marcado?

Una de las lecciones más importantes para mí es el respetar las culturas, no juzgar y tratar de ser flexible en mi toma de decisiones pensando siempre en el bienestar de la paciente, en el contexto en el que está. Es una de las cosas más valiosas con la que yo me quedo de todas mis misiones y que siempre quiero transmitir a mis compañeras que empiezan en esta vida de la medicina humanitaria. 

¿Cuál es tu mensaje en el mes de las mujeres? 

Algo que refuerza esta decisión de haber escogido la especialidad es encontrar y enfrentar las limitaciones que tienen las mujeres en muchos lugares del mundo al acceder a los servicios de salud. Lamentablemente, en cualquier crisis humanitaria, ya sea una catástrofe natural o de desplazamiento o un conflicto armado, siempre los servicios de salud tienden a colapsarse y enfocarse en las urgencias. Y uno de los sectores que terminan más afectados es la parte que tiene que ver con la salud materna, sexual y reproductiva. Los recién nacidos y niños son quienes más se ven afectados, y de las poblaciones más vulnerables, en este tipo de crisis. 

Es muy importante que sigamos insistiendo acerca de la necesidad de seguir brindando servicios de calidad en todas las crisis humanitarias. Sobre todo servicios de salud sexual y reproductiva, no solamente en la parte de la atención del embarazo como puede ser en Afganistán. Sino también pensar en las víctimas de violencia sexual que aumentan también en este tipo de conflictos. La planificación familiar que también es algo que se debe de tener como una prioridad porque al final en una crisis o en un desplazamiento con personas migrantes o en un conflicto armado lo menos que queremos es que estas mujeres se embaracen si no lo desean porque corren más riesgo ya que sabemos que el acceso a los servicios de salud va a ser más difícil. 

Debemos seguir trabajando para ellas y con ellas. Mejorar nuestros servicios, tratar de llegar a más lugares y continuar luchando porque cada vez haya más proyectos donde podamos seguir ayudando a más mujeres. 

MSF brinda atención materno infantil en Afganistán
Foto de archivo: Una madre alimenta a su bebé en la sala de neonatología de MSF. © MSF

¿Cómo puede apoyar la población civil? 

Obviamente necesitamos las donaciones económicas para seguir llevando servicios a donde se necesite. Apoyar no solo económicamente, también compartiendo la información que nosotros brindamos, las historias que compartimos en redes sociales, la información que tenemos. Seguir hablando y visibilizando este tipo de conflictos y de crisis. Tratando de hacer una conciencia colectiva, de empatía, de solidaridad y de humanismo. Necesitamos entender que estas realidades existen y aunque estén lejos, aunque sólo las escuchemos o las veamos en televisión o en redes, existen. 

Nosotros no vamos a cambiar el mundo lamentablemente, es muy difícil, pero un buen inicio es empezar a cambiar la vida o el mundo de las personas con las que trabajamos, a las que les llega este servicio o esta atención, el tratar a una paciente con respeto, con dignidad, darle un servicio de calidad, eso hace una gran diferencia. También, trabajar con la población local, al capacitarlos, seguir desarrollando y reforzando sus capacidades. Plantando estas semillas en las personas con las que trabajamos para que sigan replicando este modelo de solidaridad y de ayuda humanitaria. No hay que perder la fe en este momento. 

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