Madagascar: un país afectado por el cambio climático

Madagascar es uno de los países más vulnerables al cambio climático. Cada año, de noviembre a abril, el país se enfrenta a una temporada de ciclones que debilita aún más a las comunidades, ya de por sí frágiles.

Junto con las comunidades del suroeste de Madagascar, los equipos de MSF realizaron consultas médicas tras el ciclón Honde.
Junto con las comunidades del suroeste de Madagascar, los equipos de MSF realizaron consultas médicas tras el ciclón Honde. © Nomena Tiavina Rajerison/MSF

“Nuestras vidas han cambiado por completo con el ciclón Honde. Tan solo en febrero, ya habíamos sido azotados por una tormenta. Debo admitir que el futuro se presenta muy difícil”, explica Jean Biscotin, residente de Behompy, uno de los municipios rurales más afectados de la región de Atsimo Andrefana, Madagascar. “Lo que más me asusta ahora con el cambio climático es la posibilidad de que nos afecten más ciclones”.

Dos semanas después, la tormenta Jude azotó el sur del país.

 

El campo sigue inundado tras el paso del ciclón Honde.
El campo sigue inundado tras el paso del ciclón Honde, como consecuencia del cambio climático. © Nomena Tiavina Rajerison/MSF

 

El ciclón Honde afectó las regiones meridionales de Androy, Anosy, Ihorombe, Menabe y Atsimo Andrefana, con vientos que alcanzaron los 120 km/h y ráfagas de hasta 165 km/h. Dos semanas después, la tormenta Jude azotó tres de estas regiones y dejó a cerca de 200,000 personas afectadas, más de 46,000 desplazadas y 13 fallecidas. Las inundaciones y los fuertes vientos dañaron infraestructuras críticas y sumergieron miles de hectáreas de cultivos.

“No puedo describir lo difícil que es y cuánto sufrimos. Hoy no nos queda nada: ni comida ni refugio”, dice Nordine, agricultora de Behompy, en el distrito de Tuléar II. “Los ciclones han devastado nuestras tierras. Los cultivos que deberíamos estar comiendo ahora han sido destruidos o arrasados. Nuestros hogares han quedado devastados”.

Así como Nordine, muchas familias lo perdieron todo tras los dos fenómenos meteorológicos extremos.

A principios de marzo, equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) viajaron al suroeste de la isla, una de las zonas más afectadas, para responder a las necesidades urgentes y evaluar la magnitud del impacto sanitario. El 5 de marzo, nuestros equipos iniciaron actividades en el distrito de Tuléar II, inicialmente en respuesta a Honde, antes de ampliar sus esfuerzos tras el paso de Jude. Tuléar II, ubicada en la región de Atsimo Andrefana, es una zona sumamente aislada que sufrió graves daños tanto por el paso de Honde como por Jude.

 

MSF instaló una clínica móvil en las comunas rurales de Belalanda y Behompy para apoyar y brindar atención a la población afectada.
MSF instaló una clínica móvil en las comunas rurales de Belalanda y Behompy para apoyar y brindar atención a la población afectada. Madagascar 2025. © Nomena Tiavina Rajerison/MSF

 

El acceso se volvió aún más difícil debido a la crecida de las aguas y al bloqueo de carreteras, lo que retrasó significativamente la entrega de ayuda, especialmente a las localidades costeras. Los equipos de emergencia de MSF tardaron casi tres días en transportar los suministros de socorro desde la capital, Antananarivo, hasta el distrito.
A medida que avanzaban hacia las zonas afectadas por el desastre, nuestros equipos presenciaron la devastación de primera mano.

“El estado de las carreteras empeoró a medida que avanzábamos”, afirma Narcisse Wega, jefe de misión de MSF en Madagascar. “Cuatro días después del paso del ciclón Honde, muchas carreteras permanecieron inundadas u obstruidas, lo que dificultó la entrega de ayuda y el acceso a las zonas más afectadas”.

“Tras el paso de Jude, nuestros equipos tuvieron que esperar varios días antes de zarpar para intervenir en la costa suroeste debido a que las carreteras estaban cortadas”, continúa Wega. “Con los fuertes vientos, cruzar era imposible, y algunas de las comunas más afectadas se encontraban a 30 km de Tuléar, lo que requería unos 30 minutos en barco”.

 

Las consecuencias médicas por las inundaciones fueron graves

“Los ciclones dañaron el sistema solar que mantenía la cadena de frío del distrito, interrumpiendo la vacunación infantil rutinaria y poniendo a los niños y niñas en riesgo”, afirma Wega. “En Ankilimivony, una de las comunas más afectadas de Tuléar II, encontramos un centro de salud completamente destechado por los fuertes vientos. Sin techo, estaba inutilizable”, explica. “El personal médico local tuvo que usar sus propias casas para seguir atendiendo a los pacientes”.

 

Personal de MSF durante la distribución de kits de higiene y artículos de primera necesidad. Madagascar 2025.
Personal de MSF durante la distribución de kits de higiene y artículos de primera necesidad. Madagascar 2025. © Nomena Tiavina Rajerison/MSF

 

En cuatro semanas de actividades, se instalaron ocho clínicas móviles en siete de las comunas más afectadas: Behompy, Belalanda, Miary, Betsinjaka, Anakao, Beheloka y Soalara Sud. A través de ellas, los equipos brindaron atención médica a 2,817 personas en coordinación con las autoridades locales. Además, se distribuyeron alimentos y kits de higiene a 1,289 hogares. Cada familia recibió alimentos, jabón y solución purificadora de agua.

MSF donamos suministros al distrito sanitario de Tuléar II para garantizar el tratamiento de los casos de desnutrición aguda grave identificados durante nuestras clínicas móviles y proporcionamos equipos para la rehabilitación del centro de salud de Ankilimivony después del huracán Jude.

Madagascar es uno de los países más vulnerables al cambio climático. Cada año, de noviembre a abril, el país se enfrenta a una temporada de ciclones que debilita aún más a las comunidades, ya de por sí frágiles. Situada en el océano Índico, la isla se ve afectada regularmente por fenómenos meteorológicos extremos, que se han intensificado debido al cambio climático.

Desde 2022, 12 tormentas tropicales y ciclones han azotado la isla durante las temporadas de ciclones, afectando a más de dos millones de personas y causando importantes daños materiales.

En el sur de Madagascar, una región que ya sufre sequías recurrentes y un acceso limitado a infraestructuras básicas, los ciclones perturban aún más un equilibrio ya de por sí frágil. La mayoría de los habitantes de estas zonas rurales son agricultores, cuyo sustento depende en gran medida de las condiciones climáticas, lo que los hace particularmente vulnerables a las perturbaciones medioambientales. Esta vulnerabilidad también se ha observado en el distrito de Ikongo, en la región de Fitovinany, donde MSF trabaja desde 2022.

Más allá de la emergencia inmediata, estos desastres sucesivos plantean inquietudes sobre la resiliencia de las comunidades ante el impacto del cambio climático en la salud y las condiciones de vida.

“Nos preocupa especialmente la creciente frecuencia de estas crisis climáticas”, afirma Wega. “A este ritmo, a las comunidades les resulta cada vez más difícil recuperarse después de cada catástrofe”.

Desde principios de año, tras una temporada de lluvias anormalmente seca, Madagascar ya se ha enfrentado a tres ciclones y múltiples episodios de lluvias torrenciales. Esto incluye las lluvias que provocaron las inundaciones en Antananarivo el 16 de febrero y el 22 de marzo, donde nuestros equipos distribuyeron kits de higiene y alimentos a las comunidades afectadas.

En Madagascar, Médicos Sin Fronteras trabaja en estrecha colaboración con las autoridades locales para responder a emergencias epidemiológicas y desastres naturales. En 2022, los equipos de MSF intervinieron tras los ciclones Batsirai y Emnati, inicialmente para apoyar a las comunidades afectadas y posteriormente para tratar la desnutrición. Actualmente, continuamos nuestra labor en el distrito de Ikongo, brindando atención médica básica y servicios pediátricos.

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