Mali: “Mi esperanza es poder tratar a las mujeres con cáncer a tiempo”

El 4 de febrero se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer; y por eso hoy el personal sanitario del Ministerio de Salud de Mali y de Médicos Sin Fronteras (MSF) describe su lucha diaria contra esta enfermedad en Bamako, Mali. Los casos de cáncer se han duplicado con creces en África en los últimos 20 años.

El 4 de febrero se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer; y por eso hoy el personal sanitario del Ministerio de Salud de Mali y de Médicos Sin Fronteras (MSF) describe su lucha diaria contra esta enfermedad en Bamako, Mali. Los casos de cáncer se han duplicado con creces en África en los últimos 20 años.
 
A finales de 2018, los equipos de MSF y las autoridades sanitarias de Malí comenzaron a trabajar juntos en un proyecto de oncología para mejorar el diagnóstico y el tratamiento del cáncer de mama y de cuello uterino, que representan la mayoría de los tipos de cáncer para ambos sexos combinados.

Una carrera contra el tiempo

Como médica en el centro de salud de referencia en la comuna VI de Bamako, una de las más densamente pobladas de la capital, la Dra. Mama Sy Konaté y su equipo de parteras se encuentran en una carrera contrarreloj para vencer distintos tipos de cáncer que en los últimos años ha visto afectar a un número cada vez mayor de pacientes. En Mali, como en otros países, las posibilidades de remisión aumentan si la enfermedad se diagnostica en sus primeras etapas. “Mi esperanza”, dice la Dra. Mama Sy Konaté, “es descubrir que las mujeres tienen cáncer lo suficientemente temprano como para poder tratarlas a tiempo y ayudarlas a recuperarse. Mi esperanza es evitar muertes y dar una oportunidad a todas las mujeres que deseen tener hijos”.
 
Todavía queda un largo camino por recorrer, ya que la mayoría de las mujeres en Mali a las que se les diagnostica un tipo de cáncer se encuentran en las etapas avanzadas de la enfermedad. Este fue el caso de Mariam Dicko de Mopti. Mariam murió de cáncer de mama en enero.
 
 
 
Mariam descubrió que tenía cáncer hace poco más de tres años, cuando el tumor ya era bastante grande. Después de una primera intervención quirúrgica en Mopti, decidió ir a Bamako con el poco dinero que había juntado de sus amistades y familiares, pero que se agotó rápidamente después de pagar las consultas con especialistas, pruebas médicas y una segunda intervención quirúrgica. Sin poder pagar su tratamiento y abandonada por su esposo, Mariam terminó sola. Nos dijo que sentía que se había “convertido en un problema más, una carga que todo el mundo intentaba evitar”. Entonces, decidió “tocar todas las puertas con la esperanza de poder llegar a personas de buena voluntad”. Los mensajes de MSF en la radio la pusieron en contacto con la organización y, en 2021, se convirtió en una de las pacientes tratadas en nuestro proyecto.
 
El diagnóstico temprano es clave para revertir la tendencia y evitar que demasiadas mujeres mueran de cáncer de cuello uterino y de mama. Nene Sow, que ha sido partera en el hospital Gabriel Touré durante muchos años, es una firme defensora de la causa.
 
“Informar a las mujeres para que sepan qué es el cáncer y animar a tantas como sea posible a que vengan a hacerse las pruebas de detección es una parte importante de mi trabajo. No esperamos a que el 'Octubre rosa' comenzara”, continúa Nene Sow, “pero la campaña del pasado octubre nos ayudó a llegar a muchas más mujeres. No hace mucho tiempo, veía pacientes que no podían completar su tratamiento porque no podían pagar las radiografías, las consultas, los gastos de hospital, la cirugía y algunos de los medicamentos. Cuando les pedíamos que se hicieran pruebas de laboratorio, algunas mujeres se marcharon y no regresaron al hospital porque el costo era prohibitivo. Pero el apoyo de MSF está cambiando todo eso”.
 
Para mejorar el diagnóstico temprano es necesario que las comunidades estén informadas, que las y los trabajadores sanitarios estén capacitados y que las pacientes dispongan de equipos y pruebas asequibles.
 
En un país donde más del 40% de la población vive en la pobreza extrema con menos de 1,70 euros al día, una radiografía puede costar la exorbitante suma de más de 100,000 francos CFA, es decir, aproximadamente 152 euros. Es por eso que el proyecto de MSF también paga los exámenes de pacientes con sospecha de cáncer.
 
 
 
El Hospital Universitario Point G tiene el único laboratorio en Mali con capacidad para analizar biopsias y diagnosticar distintos tipos de cáncer. El profesor Cheick Boukadary Traoré está a cargo del laboratorio, que fue remodelado el año pasado con el apoyo de MSF. Describe su trabajo. “Mi trabajo consiste en analizar muestras para garantizar un diagnóstico preciso en casos de sospecha de cáncer. Nuestras pruebas postoperatorias también examinan la apariencia de órganos, tejidos y células, lo que ayuda a evaluar el tratamiento”.
 
Insiste en que la enfermedad no tiene por qué significar una “sentencia de muerte. Con los esfuerzos conjuntos del Ministerio de Salud y Médicos Sin Fronteras, ahora tenemos los recursos para salvar a algunas mujeres, siempre que el cáncer se trate en las primeras etapas". 

 

"No es una enfermedad que se deba ocultar”

 
Recibir un diagnóstico de cáncer es una noticia de gran impacto para la persona. “Pensé que me iba a morir. Me escondí para llorar y que mis hijos e hijas no me vieran”, recuerda Faye Koudiata Kanté, presidenta de la asociación de pacientes Les Combattantes du Cancer y de la Liga Nacional contra el Cáncer.
 
Modibo Cissé trabaja como psicólogo para el proyecto de MSF. Atiende a 3 o 4 pacientes al día en su oficina en el Hospital Universitario Point G, organiza sesiones de grupo y hace visitas a domicilio. El personal médico la llama regularmente cuando dan sus diagnósticos, cuando una paciente en la sala de curaciones está emocionalmente alterada o cuando una paciente y sus familiares reciben malas noticias.
 
Cree que “la familia de la paciente tiene un papel esencial. Está pasando por una experiencia que le cambiará la vida y necesita su apoyo. Uno de mis objetivos es contribuir a que ese apoyo sea de calidad, que la paciente se integre socialmente porque todavía hay creencias negativas sobre que el cáncer es el resultado de una maldición. Hay que explicar que es como cualquier otra enfermedad, que no es contagiosa. También suelo aconsejar a las pacientes que estén abiertas a expresar sus sentimientos a lo largo de su viaje, -aunque puede ser difícil,- y que compartan sus emociones para que puedan recibir apoyo”.
 

Testimonio de Faye Koudiata Kanté:

“Me extirparon un seno debido al cáncer. Primero pensé que me había picado una hormiga. Cuando me di cuenta que parte de mi seno estaba hinchado, fui al hospital y me dijeron que era cáncer. Eso fue difícil. Durante la consulta no podía dejar de mirar la pila de archivos en la mesa del oncólogo. Me dijo, 'oh sí, y eso no es nada comparado con todos los casos que no se diagnostican'.
 
Ese día me prometí que si me recuperaba de la enfermedad montaría una asociación para informar a las mujeres. Fue porque no sabía lo suficiente que terminé extirpándome mi seno. No quería que les pasara lo mismo a otras mujeres, nuestras hijas o nuestras bisnietas. La asociación fue creada el 4 de febrero de 2016 y desde entonces compartimos información sobre la enfermedad y el cribado. No tenemos los recursos para hacer más, pero si los tuviéramos, ayudaríamos a las mujeres a pagar su tratamiento. Creamos conciencia en la televisión y la radio, durante bodas, bautizos y funerales y vamos de puerta en puerta. No es una enfermedad que deba esconderse”.
 

Paquete de tratamiento integral

El proyecto de MSF incluye acompañar a las pacientes a lo largo de sus viajes terapéuticos para garantizar que reciban un paquete de tratamiento completo que no tengan que pagar. En colaboración con el personal del Ministerio de Salud, administramos quimioterapia y cubrimos el costo de la cirugía y la radioterapia. Los cuidados paliativos, la supervisión de enfermería de heridas tumorales, los servicios de salud mental y el apoyo social forman parte integral de la asistencia de MSF.

Zeinebou Tapa Danyoko trabaja con MSF en el departamento de hematología-oncología del hospital Point G. Cada día acuden a recibir quimioterapia unas 15 pacientes con cáncer de cuello de útero o de mama. 

“La primera vez, suelen tener mucho pánico y miedo”, dice la enfermera. “Hago todo lo posible para explicarles lo que ocurre y tranquilizarlas. Cuando es necesario, hago que intervenga el psicólogo. Me encanta ayudar a las mujeres que son como yo, apoyarlas en un momento difícil, cuidarlas. Las mujeres con cáncer no deben desanimarse ni rendirse. Todo lo contrario. También es importante que lo comenten con sus familiares, que hablen con sus madres, hermanas y amigas; y que las animen a acudir a las revisiones periódicas”.
 
 
En 2021, 645 mujeres fueron diagnosticadas con cáncer de mama y de cuello uterino y recibieron ayuda de MSF con exámenes y tratamiento. El proyecto de MSF administró o pagó 1,910 sesiones de quimioterapia, 105 de radioterapia y 119 procedimientos quirúrgicos.
 
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer utiliza datos del registro nacional de cáncer del distrito de Bamako y modelos epidemiológicos para generar estimaciones para la población en conjunto. Según la Agencia, 4,400 de los cerca de 14,000 nuevos casos de cáncer en 2020, fueron cáncer de mama o de cuello uterino. Hay realidades trágicas detrás de lo que aún son estadísticas subestimadas, pero la movilización de las y los trabajadores de la salud y las pacientes en la lucha contra el cáncer es muy real, una lucha que debe intensificarse, que no se conseguirá sin un apoyo adicional.
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