Mozambique: El aumento de la violencia compromete cada vez más el acceso a la atención médica en Cabo Delgado

Hacemos un llamado para que se proteja al personal médico y a los centros de salud de la violencia, y para garantizar una respuesta humanitaria coordinada en los lugares que experimentan un aumento de las necesidades debido a la llegada de personas desplazadas.

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Vista de la ciudad de Macomia, donde equipos de MSF brindan apoyo médico en campamentos para desplazados internos, tras casi un año de suspensión de actividades. Cabo Delgado, Mozambique, mayo de 2025.
Vista de la ciudad de Macomia, donde equipos de MSF brindan apoyo médico en campos para personas desplazadas internas, tras casi un año de suspensión de actividades. Cabo Delgado, Mozambique, mayo de 2025. © Marília Gurgel/MSF

Mientras Cabo Delgado experimenta un alarmante aumento de la violencia, el acceso a la atención médica para las comunidades en circunstancias vulnerables se ve gravemente comprometido. Casi ocho años de conflicto en el norte de Mozambique ya han tenido un gran impacto en los habitantes de la provincia, donde más de 400,000 personas se encuentran desplazadas. Los combates y la inseguridad han obligado a reducir las actividades médicas y han limitado la movilidad del personal médico y de las comunidades en las zonas afectadas.

 

La ciudad de Macomia se ha convertido en refugio para miles de personas que huyen de la violencia en las zonas cercanas. En junio, las autoridades informaron de la llegada de 163 familias, principalmente de Chai y Meluco, tras los ataques a sus aldeas.
La ciudad de Macomia se ha convertido en refugio para miles de personas que huyen de la violencia en las zonas cercanas. © Marília Gurgel/MSF

 

Médicos Sin Fronteras (MSF) hacemos un llamado para que se proteja al personal médico y a los centros de salud de la violencia, y para garantizar una respuesta humanitaria coordinada en los lugares que experimentan un aumento repentino de las necesidades debido a la llegada de personas desplazadas.

En 2025, tras ataques e incidentes violentos 43,000 personas se han visto desplazadas, y más de 134,000 personas se vieron afectadas por la violencia solo en mayo, según OCHA. Este es el aumento más significativo de la violencia desde junio de 2022. Muchos de los incidentes violentos recientes ocurrieron en el distrito de Macomia, Mocímboa da Praia, Muidumbe y Meluco, e incluso se extendieron a la vecina provincia de Niassa.

Macomia, una importante ciudad en el centro de Cabo Delgado, fue atacada por un grupo armado no estatal en mayo de 2024, lo que obligó a MSF, así como a otras organizaciones humanitarias, a detener o suspender sus actividades. Logramos reanudar gradualmente nuestras operaciones en abril de 2025. Más de un año después del ataque, solo un centro de salud está operativo en el distrito, en comparación con los siete centros de salud que funcionaban anteriormente.

 

Vista de la ciudad de Macomia, donde equipos de MSF brindan apoyo médico en campamentos para desplazados internos, tras casi un año de suspensión de actividades. Cabo Delgado, Mozambique, mayo de 2025.
Vista de la ciudad de Macomia, donde equipos de MSF brindan apoyo médico en campos para personas desplazadas internas, tras casi un año de suspensión de actividades. Cabo Delgado, Mozambique, mayo de 2025. © Marília Gurgel/MSF

 

“Con el aumento de los desplazamientos, muchas personas han buscado refugio en Macomia, saturando el único centro de salud en funcionamiento”, afirma el Dr. Emerson Finiose, médico de MSF en Macomia. “Tenemos dificultades para realizar derivaciones médicas. Debemos priorizar los casos más graves, lo que deja una brecha significativa en la atención para el resto de la comunidad”.

La situación en Macomia ilustra la fragilidad del sistema de salud en Cabo Delgado, un patrón que se repite en los otros tres distritos donde MSF está presente: Mocímboa da Praia, Mueda y Palma. Desde el inicio del conflicto, más del 50% de los centros de salud de la provincia han sido total o parcialmente destruidos, según datos oficiales. Esta situación se agravó aún más cuando el ciclón Chido azotó el sur de Cabo Delgado a finales del año pasado.

Al mismo tiempo, muchos centros de salud no funcionan debido a la ausencia de personal sanitario; los servicios se suspenden o reducen con frecuencia, especialmente en zonas de difícil acceso, y muchos de los centros en funcionamiento carecen de recursos o están ubicados demasiado lejos para que muchas personas puedan acceder a ellos de forma segura.

En 2025, MSF se vio obligado a suspender actividades extramurales en comunidades periféricas en cinco ocasiones debido a la inseguridad, durante al menos dos semanas cada vez, especialmente en Macomia y Mocímboa da Praia. Esto dejó a miles de personas sin acceso a la atención médica y puso en peligro la continuidad de la atención a los pacientes.

 

Tras un seguimiento atento del contexto, en abril de 2025 MSF comenzó a reanudar gradualmente el apoyo y a trabajar junto a los equipos del Ministerio de Salud para brindar atención muy necesaria en el único centro de salud funcional en la ciudad de Macomia.
Tras un seguimiento atento del contexto, en abril de 2025 MSF comenzamos a reanudar gradualmente el apoyo y a trabajar junto a los equipos del Ministerio de Salud. © Marília Gurgel/MSF

 

Los equipos de MSF brindan atención médica básica, tratamiento para el VIH y la tuberculosis, servicios de salud sexual y reproductiva, apoyo en salud mental, así como atención materno infantil. También realizamos donaciones de medicamentos y suministros médicos, y proporcionamos servicios de agua y saneamiento. Entre enero y mayo de 2025, MSF realizamos un promedio mensual de 18,000 consultas médicas (tanto hospitalarias como ambulatorias), 30 derivaciones de pacientes que necesitaban atención especializada y atendió 740 partos en los cuatro distritos donde tenemos actividades.

Las limitaciones, y en ocasiones la incapacidad, para brindar atención debido a este contexto inestable tienen un profundo impacto. Esto se evidencia en nuestros datos médicos: en abril, nuestros equipos en Mocímboa da Praia realizaron 12,236 consultas ambulatorias. En mayo, a medida que se intensificaron los incidentes, esa cifra se redujo drásticamente a 1,951.

Una parte crucial de la respuesta de MSF la llevan a cabo los equipos de promoción de la salud y los agentes de salud comunitarios (APE en portugués). Trabajan con las comunidades para compartir información esencial sobre salud y promover prácticas saludables, como el lavado de manos y el tratamiento del agua para prevenir enfermedades. MSF capacita a algunos de estos trabajadores para identificar y tratar enfermedades comunes, como la malaria, una de las principales causas de muerte en la región, y para procesar la derivación de pacientes que requieren atención especializada.

“Compartir información de salud es muy importante en tiempos de conflicto, cuando muchas personas se ven afectadas psicológicamente”, afirma Fátima Abudo Laíde, promotora de salud de MSF en la comunidad de Malinde, distrito de Mocímboa da Praia. “A veces, una persona está enferma, pero no puede hablar abiertamente, porque no se encuentra bien emocionalmente. Les ayudo a buscar tratamiento en el centro de salud más cercano, para que no se sientan aislados. He enfrentado situaciones difíciles, como acompañar a una mujer en labor de parto a las tres de la mañana, a pesar de sentirme insegura. Pero estamos aquí para apoyar a nuestra comunidad, superar el miedo y asegurarnos de que nadie se quede sin ayuda”.

Además de sufrir angustia psicológica aguda y trauma, algunos pacientes se ven obligados a interrumpir sus tratamientos. Esto es especialmente preocupante para mujeres embarazadas, adultos mayores, personas con discapacidad y personas con enfermedades crónicas o VIH.

“Recuerdo un caso en la comunidad de Mbau: una mujer embarazada entró en trabajo de parto a altas horas de la noche”, cuenta Sunga Antônio, partera de MSF en el Hospital Rural de Mocímboa da Praia. “El promotor de salud nos pidió ayuda, pero era demasiado tarde y arriesgado evacuarla. Dio a luz en la comunidad y solo pudimos llevarla al hospital por la mañana. Lamentablemente, entró en coma, probablemente por complicaciones, ya que estaba embarazada de gemelos. Si el centro de salud local hubiera estado funcionando, podría haber recibido atención oportuna y tenido un parto sin complicaciones”.

Los recientes recortes en la ayuda humanitaria siguen empeorando la situación en Cabo Delgado. Esta escasez de fondos ilustra un problema global más amplio: la capacidad colectiva para responder a las necesidades de la población se está desmoronando en todos los sectores y organizaciones. “El conflicto de Cabo Delgado se ha convertido en una grave crisis humanitaria”, afirma Finiose. “Afecta todos los aspectos de la vida, especialmente la atención médica y la educación, y despoja a las personas de su dignidad. Necesitamos acceso seguro a las comunidades necesitadas y el apoyo de otras organizaciones para poder ayudarlas a afrontar las consecuencias de esta crisis”.

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