Mujeres y niñas en Darfur están en un constante riesgo de sufrir violencia sexual

La verdadera magnitud de esta crisis sigue siendo difícil de cuantificar, ya que los servicios siguen siendo limitados y las personas enfrentan barreras para buscar tratamiento o hablar sobre su experiencia.

Vista del campamento de Aboutengue, que alberga a refugiados de Sudán. Chad, noviembre de 2024.
Vista del campamento de Aboutengue, que alberga a refugiados de Sudán. Chad, noviembre de 2024. © Thibault Fendler/MSF

Las mujeres y niñas en la región de Darfur en Sudán están cerca de un constante riesgo de sufrir violencia sexual. La verdadera magnitud de esta crisis sigue siendo difícil de cuantificar, ya que los servicios siguen siendo limitados y las personas enfrentan barreras para buscar tratamiento o hablar sobre su experiencia. Sin embargo, todas las sobrevivientes que hablan con los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Darfur y al otro lado de la frontera, en Chad, comparten historias horribles de violencia brutal y violaciones. Con los hombres y los niños también en riesgo, la magnitud del sufrimiento es incomprensible. 

 

Ilustraciones de testimonios sobre la violencia sexual que sufrieron pacientes de MSF durante su largo viaje desde El Fasher, Sudán, hasta Tiné Chad, y viceversa.
Ilustraciones de testimonios sobre la violencia sexual que sufrieron pacientes de MSF durante su largo viaje desde El Fasher, Sudán, hasta Tiné Chad, y viceversa. © Dora Naliesna

 

“Las mujeres y las niñas no se sienten seguras en ningún lugar. Son atacadas en sus propias casas, cuando huyen de la violencia, buscando comida, recogiendo leña o trabajando en el campo. Nos dicen que se sienten atrapadas”, afirma Claire San Filippo, coordinadora de emergencias de MSF.  

“Estos ataques son atroces y crueles, y a menudo involucran a múltiples perpetradores. Esto debe terminar. La violencia sexual no es una consecuencia natural ni inevitable de la guerra; puede constituir un crimen de guerra, una forma de tortura y un crimen contra la humanidad. Las partes en conflicto deben exigir responsabilidades a sus combatientes y proteger a las personas de esta violencia repugnante. Los servicios para sobrevivientes deben ampliarse de inmediato, para que tengan acceso al tratamiento médico y la atención psicológica que necesitan desesperadamente”, concluye. 

La violencia sexual se ha extendido tanto en Darfur que mucha gente habla escalofriantemente de ella como si fuera algo inevitable. Algunas personas vinieron por la noche a violar a las mujeres y a llevarse todo, incluyendo los animales. Escuché a algunas mujeres siendo violadas por la noche. Los hombres se escondían en los baños o en cuartos que podían cerrar, como mi esposo y mis hermanos, de lo contrario serían asesinados. Las mujeres no se escondían porque a nosotras solo nos golpeaban y nos violaban, pero a los hombres los mataban”, dijo una mujer de 27 años al equipo de MSF en Darfur Occidental. 

No es sólo durante los ataques a pueblos y ciudades, o durante el viaje hacia un lugar seguro que las personas han sido violadas y golpeadas. La limitada asistencia humanitaria está obligando a las personas a correr riesgos para sobrevivir: caminan largas distancias para satisfacer sus necesidades básicas y aceptan trabajos en lugares peligrosos. Otras deciden no correr el riesgo, pero se quedan sin fuentes de ingresos, lo que reduce aún más su acceso al agua, a los alimentos y a la atención médica. Esto no garantiza la seguridad, pues hay personas que han sido atacadas también en sus casas. 

 

Ilustraciones de testimonios sobre la violencia sexual que sufrieron pacientes de MSF durante su largo viaje desde El Fasher, Sudán, hasta Tiné Chad, y viceversa.
Ilustraciones de testimonios sobre la violencia sexual que sufrieron pacientes de MSF durante su largo viaje desde El Fasher, Sudán, hasta Tiné Chad, y viceversa. © Dora Naliesna

 

En Médicos Sin Fronteras brindamos atención a 659 sobrevivientes de violencia sexual en Darfur Sur entre enero de 2024 y marzo de 2025. 

  • El 86% de las personas dijeron haber sido violadas. 
  • El 94% de las sobrevivientes eran mujeres y niñas. 
  • El 56% afirmó haber sido agredida por una persona no civil (integrante del ejército, la policía, otras fuerzas de seguridad o grupos armados no estatales). 
  • El 55% reportó violencia física adicional durante la agresión. 
  • El 34% sufrió violencia sexual mientras trabajaba en el campo o se desplazaba a él. 
  • El 31% eran menores de 18 años, el 29% eran adolescentes (entre 10 y 19 años), el 7% menores de 10 años y el 2,6% menores de 5 años. 

Estas alarmantes estadísticas probablemente subestiman la verdadera magnitud de la violencia sexual en Darfur Sur. 

 

La situación es similar en otros lugares donde MSF puede brindar atención a sobrevivientes, como el este de Chad, que actualmente alberga a más de 800,000 personas refugiadas sudanesas. En Adré, casi la mitad de las 44 sobrevivientes atendidas por MSF desde enero de 2025 eran niñas y niños. En la provincia de Wadi Fira, 94 sobrevivientes fueron atendidas entre enero y marzo de 2025, 81 de ellas menores de 18 años. Los testimonios de pacientes y cuidadores tanto en el este de Chad como en Darfur, Sudán, lo confirman. 

Un hombre le contó al equipo de MSF en Murnei, Darfur Occidental: “Hace tres meses, una niña de 13 años fue violada por tres hombres… la atraparon, la violaron y luego la abandonaron en el valle…llamaron a algunas personas para que la llevaran al hospital. Yo era una de esas personas. Era solo una niña pequeña”. 

Muchas sobrevivientes reportan haber sido violadas por más de una persona. En Metché, al este de Chad, 11 de las 24 sobrevivientes atendidas entre enero y marzo de 2025 fueron atacadas por múltiples agresores. Las experiencias que comparten las pacientes en diversos lugares lo confirman.  

 

Ilustraciones de testimonios sobre la violencia sexual que sufrieron pacientes de MSF durante su largo viaje desde El Fasher, Sudán, hasta Tiné Chad, y viceversa.
Ilustraciones de testimonios sobre la violencia sexual que sufrieron pacientes de MSF durante su largo viaje desde El Fasher, Sudán, hasta Tiné Chad, y viceversa. © Dora Naliesna

 

“Cuando llegamos a Kulbus, vimos a un grupo de tres mujeres con algunos hombres de las FAR [Fuerzas de Apoyo Rápido] custodiándolas. Las FAR también nos ordenaron que nos quedáramos con ellas. Nos dijeron: ‘Son las esposas del ejército sudanés o sus hijas’. Luego nos golpearon y nos violaron allí mismo, en la calle, en público. Había nueve hombres de las FAR. Siete de ellos me violaron. Quise perder la memoria después de eso”, dijo una sobreviviente de violación de 17 años a MSF. 

En algunos casos, los atacantes acusaron directamente a las sobrevivientes de apoyar al otro bando. Una mujer compartió su historia: “Tengo un certificado de enfermería de primeros auxilios. [Cuando nos detuvieron], la FAR me pidieron que les diera mi bolso. Cuando vieron el certificado dentro, me dijeron: ‘¡Quieres curar al ejército sudanés, quieres curar al enemigo!’. Luego quemaron mi certificado y me llevaron para violarme. Les dijeron a todas las demás que se quedaran en el suelo. Estaba con otras mujeres, incluida mi hermana. Solo me violaron por mi certificado”. 

Es vital que las sobrevivientes accedan a servicios después del ataque, ya que la violencia sexual es una emergencia médica. Las consecuencias físicas y psicológicas, tanto inmediatas como duraderas, pueden poner en peligro la vida. Sin embargo, las sobrevivientes tienen dificultades para acceder a la atención médica y protección debido a la falta de servicios, el escaso conocimiento de los pocos servicios disponibles, el alto costo del viaje a los centros y la reticencia a hablar del abuso por vergüenza, miedo al estigma o a las represalias. 

No puedo decirle nada a la comunidad porque sería una vergüenza para mi familia. Así que no dije nada sobre lo que me pasó hasta hoy. Solo pido ayuda médica ahora. Tenía demasiado miedo de ir al hospital. Mi familia me dijo: “No se lo digas a nadie”, contó a MSF una sobreviviente de 27 años en el este de Chad. 

 

Ilustraciones de testimonios sobre las violaciones que sufrieron pacientes de MSF durante su largo viaje desde El Fasher, Sudán, hasta Tiné Chad, y viceversa.
Ilustraciones de testimonios sobre la violencia sexual que sufrieron pacientes de MSF durante su largo viaje desde El Fasher, Sudán, hasta Tiné Chad, y viceversa. © Dora Naliesna

Donde existen servicios, las sobrevivientes necesitan vías de derivación claras y accesibles para obtener la ayuda que necesitan. En Darfur Sur, el estado con el mayor número de personas desplazadas en Sudán, a finales de 2024 MSF añadió un componente comunitario a su atención a las sobrevivientes de violencia sexual. Las parteras y los trabajadores de salud comunitarios recibieron capacitación y equipamiento para proporcionar anticonceptivos de emergencia y primeros auxilios psicológicos a las sobrevivientes.  

También apoyaron la derivación de sobrevivientes a clínicas de atención primaria y hospitales secundarios apoyados por MSF para recibir atención integral. Desde la incorporación de este modelo comunitario, MSF ha observado un aumento considerable en el número de mujeres y adolescentes que buscan atención. 

Los equipos de MSF siguen atendiendo a nuevas sobrevivientes de violencia sexual. En Tawila, donde las personas siguen llegando después de los ataques al campo de Zamzam, y en El Fasher, Darfur Norte, el hospital recibió a 48 sobrevivientes de violencia sexual entre enero y principios de mayo, la mayoría desde el inicio de los combates en el campo de Zamzam en abril. 

“El acceso a los servicios para las sobrevivientes de violencia sexual es deficiente y, como la mayoría de los servicios humanitarios y de atención de la salud en Sudán, debe ampliarse urgentemente. Las personas —en su mayoría mujeres y niñas— que sufren violencia sexual necesitan atención médica urgente, incluyendo apoyo psicológico y servicios de protección. La atención debe adaptarse desde el principio para mitigar las numerosas y abrumadoras barreras que enfrentan las sobrevivientes cuando buscan atención médica tras la violencia sexual”, afirma Ruth Kauffman, responsable médica de emergencias de MSF. 

Los ataques brutales y las violaciones deben detenerse, las partes en conflicto deben garantizar la protección de la población civil, respetando sus obligaciones bajo el Derecho Internacional Humanitario para proteger a los civiles, y los servicios médicos y humanitarios para las sobrevivientes de violencia sexual deben ampliarse urgentemente en Darfur y el este del Chad. 

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