“Por primera vez sentí que se me trataba como ser humano” Atender a sobrevivientes de tortura en México

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MSF brinda apoyo a víctimas de tortura en CAI
Maynor tiene 30 años y es de Honduras. Hace cinco meses salió con su familia por amenazas del crimen organizado. Viaja con su esposa y sus hijos de 11, 8 y 5 años. Vendió todo su patrimonio para tener dinero y salir con su familia. © Yesika Ocampo

En México, desde el año 2012, Médicos Sin Fronteras (MSF) ofrece atención médica y humanitaria a personas afectadas por la violencia, personas migrantes y población en movilidad en diferentes zonas del país. Desde entonces, nuestros equipos han observado una evolución en los niveles de violencia que sufre esta población.

“Según el testimonio de las personas atendidas por nuestros equipos, las expresiones de la violencia a las que se enfrentan están relacionadas principalmente, con la exposición al crimen organizado y la delincuencia. Han sufrido actos categorizados como tortura, tratos crueles inhumanos y degradantes; violencia sexual, agresiones, secuestros, entre otros”, afirma Gemma Domínguez, jefa de Misión de MSF en México.

Estos actos ocurren tanto en los países de origen como a lo largo de la ruta migratoria.”A nuestros puntos de atención llegan personas que presentan graves afectaciones físicas y psíquicas que comprometen su funcionalidad, las cuales requieren de protección y de una respuesta de salud interdisciplinaria y gratuita a la que difícilmente pueden acceder en México”, señala.

Desde el 2018, desde MSF hemos atendido de manera integral a 602 sobrevivientes de tortura y otros tratos crueles en el Centro de Atención Integral (CAI) en Ciudad de México a través de un modelo de atención que involucra a personal médico, de psicología, psiquiatría, enfermería, fisioterapia y trabajo social, entre otros profesionales de la salud. Este modelo busca contribuir con su proceso terapéutico, mejorar la funcionalidad de las personas sobrevivientes y restaurar su dignidad.

“El CAI es un espacio donde ofrecemos atención integral y multidisciplinar en el que coordinamos otros servicios como albergue, apoyo legal, protección, inserción educativa y laboral con otros actores presentes en la Ciudad de México, entre otras ayudas. Podemos decir que el CAI es un centro más especializado para sobrevivientes de tortura”, afirma Domínguez.

A finales del 2021, en Médicos Sin Fronteras iniciamos una estrategia integral y adaptada al contexto mexicano para la atención de las personas sobrevivientes en los diferentes puntos donde ofrecemos servicios de salud a la población migrante con el objetivo de llegar a un mayor número de sobrevivientes.

Desde entonces, nuestros equipos han atendido a 809 sobrevivientes en Tapachula, Palenque, Coatzacoalcos, Nuevo Laredo y Piedras Negras. En estos lugares también se ofrece una atención integral e interdisciplinar adaptada al periodo de tiempo en el que la persona estará en ese punto y a la disponibilidad de otros actores y servicios.

MSF brinda atención a sobrevivientes de violencia y/o tortura
Una clínica móvil de MSF en el Albergue Municipal de Nuevo Laredo, Tamaulipas. Allí se ofrece atención a personas desplazadas por la violencia, mexicanos y extranjeros. © Yesika Ocampo/MSF

 

Maynor* es un hondureño de treinta años que fue asistido por MSF en Tapachula, Chiapas. Salió de Honduras por amenazas. Sufrió tortura y violencia en su país de origen, a lo largo de la ruta y en un Centro de Detención en Estados Unidos. Hace dos años fue deportado bajo el Título 42 con su pequeño de seis años. Esta vez viaja también con su esposa y sus otros dos hijos.

“Íbamos llorando cuando nos subieron al avión para llevarnos de regreso a Honduras. Nadie quería regresar. Esta es la tercera vez que intento llegar a Estados Unidos, ahora con mi familia. Aquí en México estamos luchando, sufriendo bastante. Los problemas psicológicos siempre están ahí, no poder dormir, tener depresión y ansiedad. Todos mis hijos se han enfermado. Conseguir atención médica no es fácil. Nos discriminan mucho”, comenta.

Las personas sobrevivientes de tortura que asistimos en México son personas que han sufrido mucho, cuya situación psicoemocional les dificulta la toma de decisiones en su vida diaria. El espectro de síntomas que presentan abarca trastorno por estrés postraumático y estrés agudo, los cuales se ven agravados por el duelo migratorio o haber perdido a algún familiar.

Pedro pertenece a un pueblo indígena de Honduras. Es defensor del medio ambiente. Sufrió un atentado en el que asesinaron a un miembro de su familia. Logró sobrevivir y huyó con su familia.

“Muchos campesinos se han dedicado a sembrar drogas porque no hay otras opciones. Hay niñas que son abusadas sexualmente. Madres y padres que venden a sus hijos al mejor postor. Me opuse a todo eso por eso llevo una bala en la cabeza. Descargaron un arma en mi cuerpo. Mi sistema nervioso está afectado, pero aquí estoy, con vida. Necesito salvaguardar a mi familia y atender mi salud física y mental”, dice.

Las consecuencias físicas de la tortura y la violencia extrema son muy serias, algunas personas suelen requerir procesos quirúrgicos y terapia de rehabilitación física. Muchos de las personas sobrevivientes quedan con secuelas físicas en alguna parte de sus miembros u órganos.

Carolina es mexicana, sobrevivió a una tentativa de feminicidio. “Afortunadamente escapé de mi captor y de las terribles torturas que efectuó contra mí. Mis afectaciones son tanto físicas como emocionales. Tengo múltiples secuelas que afectan mi movilidad. En términos emocionales; estrés postraumático y pesadillas recurrentes. He podido arrancar un poco de justicia para que metieran a la cárcel a mi agresor, pero todos mis problemas de salud me han causado muchísimos problemas familiares. Necesito sanar. Para quienes hemos sufrido violencia extrema y tortura, en México no existen instancias que realmente puedan atender nuestra salud de manera integral como lo hace Médicos Sin Fronteras. En el CAI, por primera vez sentí que se me trataba como ser humano sin ser revictimizada”, señala.

En el 2022, el CAI brindó atención especializada a 100 personas. El 78,6% procedía de Centroamérica, el 15,71% de México y el 5,69% de América del Sur. El 52.8% fueron mujeres, el 37.7% hombres y el 9,4% personas con otras identidades de género.

MSF brinda atención a sobrevivientes de tortura
José Luis es un sobreviviente de tortura que concluyó positivamente su tratamiento. © Yesika Ocampo/MSF

 

Gustavo salió de Honduras por amenazas de pandillas. En su camino a México sufrió de extorsión y un intento de violación. “Ha sido muy difícil adaptarme. Pienso que es más difícil para mí porque soy de la comunidad LGTBQI+. He sido discriminado por ser gay y por ser migrante”, dice.

Es necesario brindar servicios de apoyo y atención integral a todos los sobrevivientes. “A lo largo de estos años nuestros equipos han acompañado a estas personas en sus procesos de recuperación para que puedan continuar con sus proyectos de vida”, señala Domínguez.

Las secuelas de la tortura son difíciles de sanar, pero con la atención adecuada es posible. “Durante estos cinco años nuestros equipos no solo han sido testigos de la crueldad que se manifiesta tanto en los países de origen de las personas forzadas a huir de sus comunidades como en la ruta migratoria; también hemos sido testigos de los enormes desafíos que enfrentan las personas sobrevivientes para acceder a un tratamiento integral, así como del largo camino hacia su recuperación”, concluye Domínguez.

José Luis es un joven mexicano sobreviviente de tortura que concluyó satisfactoriamente su tratamiento con MSF. “Después de lo que me pasó empecé a sentir como que estaba inmerso en el océano. Sentía que me iba sumergiendo y las cosas se hicieron más complicadas. Estuve en la parte más profunda y oscura, pero logré salir de todo eso. Pienso que los atardeceres son parte de los días y como en la vida, hay etapas malas y buenas. Al final todo concluye. Me sentía como en un infierno, logré salir y ahora estoy aquí hablándoles, soy la voz del que logró salir”, dice.

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