Se intensifica la crisis por el agua ante el aumento de las temperaturas en Chad

Con las temperaturas especialmente altas de los últimos meses, la búsqueda diaria de agua potable se ha convertido en una lucha incesante para la mayoría de los 860,000 personas refugiadas sudaneses y las comunidades que los acogen

En el campo de tránsito de Adré, los sistemas de agua construidos por MSF produjeron 654 m³ de agua al día solo en mayo. Desde marzo de 2025, uno de los pozos extrae agua mediante una bomba solar y luego la distribuye en cinco puntos.
En el campo de tránsito de Adré, los sistemas de agua construidos por MSF produjeron 654 m³ de agua al día solo en mayo. Desde marzo de 2025, uno de los pozos extrae agua mediante una bomba solar y luego la distribuye en cinco puntos. © Gabriella Bianchi/MSF

Ante la creciente escasez de ayuda internacional y el aumento de las necesidades, equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) intervienen cada vez más para proporcionar servicios de agua y saneamiento a cientos de miles de personas refugiadas y residentes locales en el este de Chad.

 

Vista del campo para personas refugiadas de Sudán en Chad.
La crisis de refugiados en Chad se desarrolla en un contexto de reducción de la financiación mundial. © Alessio Romenzi

 

Con las temperaturas especialmente altas de los últimos meses, la búsqueda diaria de agua potable se ha convertido en una lucha incesante para la mayoría de los 860,000 personas refugiadas sudaneses y las comunidades que los acogen. Ahora, con la temporada de lluvias acercándose rápidamente, la crisis no hará más que empeorar. El riesgo de inundaciones, la contaminación del agua y la saturación de los servicios de salud son una amenaza inminente. MSF colaboramos estrechamente con las autoridades de Chad, asumiendo la respuesta a la población refugiada. Siendo la más afectada por la disminución de la ayuda internacional.

 

Más de dos años de guerra generan olas de desplazamiento

Tras más de dos años de guerra entre las Fuerzas Armadas de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido, decenas de miles de personas siguen huyendo a través de la frontera, con más de 85,000 recién llegadas a las provincias de Wadi Fira y Ennedi Este desde el 23 de abril de 2025, según ACNUR. Cada ola de desplazamientos aumenta la presión sobre los ya frágiles sistemas de agua y saneamiento en los campos y las zonas circundantes.

Proporcionar agua y saneamiento a gran escala en estas condiciones es costoso y complejo. Pocas organizaciones humanitarias cuentan con los recursos para responder, y los recientes recortes de financiación están minando aún más su capacidad. Como resultado, MSF, ya sobrecargada por encima de su mandato médico principal, nos vemos obligados a asumir una mayor carga.

 

Falta de agua potable y letrinas

En los campos de personas refugiadas repartidas por las provincias de Ouaddai, Wadi Fira y Ennedi Este, la mayoría de la población refugiada sigue recibiendo mucho menos de los 20 litros de agua potable recomendados al día. La crisis del agua es más difícil para mujeres, niñas y niños. Con largas filas y un suministro limitado, la mayoría pasa horas al día bajo el sol para conseguir agua.

 

Fila de personas refugiadas esperando a que les distribuyan agua. Chad 2025.
En el campo de tránsito de Adré, los sistemas de agua construidos por MSF produjeron 654 m³ de agua al día solo en mayo. © Gabriella Bianchi/MSF

 

“Añadí mis tres bidones a la fila hace nueve días. Miren: todavía no han llegado a la fuente”, dice Leila, refugiada en el campo de Metche. “Tengo que vigilarlos constantemente; si no los adelanto, los tiran a un lado. No puedo sobrevivir con tres bidones para mi familia de nueve. Compro más con mis cupones de comida”, explica.

Además, no hay suficientes letrinas, y muchos campos no cumplen con el estándar mínimo de 1 por cada 50 personas. Tanto el saneamiento deficiente como el agua insalubre aumentan el riesgo de infecciones cutáneas y la propagación de la hepatitis E, la fiebre tifoidea, la polio y el cólera. También pueden provocar enfermedades diarreicas, que impiden que el cuerpo absorba nutrientes vitales, causando o agravando la desnutrición. En los últimos dos años, MSF atendimos a 43,908 pacientes con desnutrición aguda y respondimos a brotes de hepatitis E y fiebre tifoidea en Adré, Aboutengue y Metche.

“Con la llegada de las lluvias, la población empezará a beber directamente de los wadis (o ríos) contaminados que utilizan como letrinas”, explica Yasmina, líder de la zona 3 del campo de Metche. “El peligro de propagación de enfermedades aumentará”.

 

En el campo de tránsito de Adré, los sistemas de agua construidos por MSF produjeron 654 m³ de agua al día solo en mayo. Desde marzo de 2025, uno de los pozos extrae agua mediante una bomba solar y luego la distribuye en cinco puntos.
En el campo de tránsito de Adré, los sistemas de agua construidos por MSF produjeron 654 m³ de agua al día solo en mayo. Desde marzo de 2025, uno de los pozos extrae agua mediante una bomba solar y luego la distribuye en cinco puntos. © Gabriella Bianchi/MSF

 

MSF, principal proveedor de agua y saneamiento ante el aumento de las necesidades

Desde el inicio de la crisis, MSF hemos sido un importante proveedor de agua potable en tres campos de refugiados de la región de Ouaddai: en Adré, Aboutengue y Metche.

En Aboutengue y Metche, MSF instalamos inicialmente sistemas de agua de emergencia, que posteriormente se cedieron a organizaciones socias. Desde entonces, el suministro de agua en Aboutengue ha disminuido de un promedio de 12 a 9 litros por persona al día. Este descenso se debe en parte a problemas geológicos: los pozos en algunas zonas no alcanzan la profundidad necesaria para producir agua suficiente para satisfacer la creciente demanda.

Ante la insatisfacción de las necesidades de agua de las 46,000 personas refugiadas de Sudán en Aboutengue, y la pronta reubicación de 5,000 personas más en el campo. MSF trabajamos con socios para mejorar el sistema de agua mediante la instalación de una red adicional alimentada por energía solar.

En el campo de tránsito de Adré, los sistemas de agua construidos por MSF produjeron 654,000 litros de agua al día solo en mayo. Desde marzo, uno de los 10 pozos ha estado extrayendo agua mediante una bomba alimentada por energía solar. MSF estamos invirtiendo en pozos alimentados por energía solar con el objetivo de que sean autosuficientes y sostenibles para la comunidad.

“Esta infraestructura hídrica, que pronto se transferirá a otro actor, mejora la gestión y la sostenibilidad de los recursos al conectar a las comunidades de personas refugiadas y de acogida al mismo sistema de agua, fortaleciendo así la resiliencia local”, afirma Toussaint Kouadio, coordinador de agua y saneamiento de MSF.  Antes de la temporada de lluvias, cuando el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, vinculadas a las inundaciones, alcanza su punto máximo, MSF rehabilitamos 229 letrinas en Adré y construímos 80 nuevas diseñadas para uso a largo plazo. En colaboración con otros actores, también se vaciaron 539 letrinas.

Para tratar todas las aguas residuales de las letrinas del campo, MSF estamos instalando una nueva planta de gestión de lodos fecales, similar a la que se construyó en Aboutengue. Esta infraestructura permanente busca crear servicios de saneamiento sostenibles para toda la localidad, así como oportunidades potenciales para la economía local. Para frenar las enfermedades y mejorar la higiene, MSF también distribuímos jabón y bidones en el campo de Aboutengue. Solo en la primera semana de julio, rep’partimos más de 26000 bidones, junto con 400 gramos de jabón por persona al mes.

 

MSF instaló una planta de gestión de lodos fecales en Aboutengue para permitir servicios de saneamiento más sostenibles y brindar una oportunidad para la economía local.
MSF instaló una planta de gestión de lodos fecales en Aboutengue para permitir servicios de saneamiento más sostenibles y brindar una oportunidad para la economía local. © Gabriella Bianchi/MSF

 

En Metche, donde 41,000 refugiados aún carecen de agua suficiente, ningún otro actor ha intervenido para mejorar la infraestructura. Por ello, MSF estamos preparando una nueva red de agua para apoyar tanto a refugiados como a la comunidad de acogida.

Ante la llegada de miles de refugiados de Sudán, a la árida provincia de Wadi Fira, donde el agua potable es extremadamente limitada, MSF hemos construido 50 letrinas de emergencia y distribuido 60,000 litros de agua al día en el campo de tránsito de Tine, además de brindar servicios básicos de atención médica. A medida que continúan las reubicaciones desde los campos de tránsito a los de refugiados, que ya carecen de agua y saneamiento adecuados, la presión sobre los escasos recursos no hará más que aumentar.

Crecientes necesidades en medio de la emergencia climática, los desplazamientos masivos y los recortes de ayuda.
Chad es vulnerable a ciclos recurrentes de sequía e inundaciones, agravados por la crisis climática. El pronóstico de fuertes lluvias para este año ha suscitado una preocupación urgente, y el gobierno y sus socios están considerando un plan nacional de contingencia.

Mientras tanto, la situación de las personas refugiadas en Chad se desarrolla en un contexto de disminución de la financiación mundial. A principios de 2025, Estados Unidos recortó casi toda la ayuda exterior, seguido de reducciones por parte de varios países europeos. Agencias de la ONU como ACNUR y UNICEF, actores clave en agua y saneamiento, se enfrentan a déficits presupuestarios.

 

En el campo de tránsito de Adré, los sistemas de agua construidos por MSF, uno de los 10 pozos extrae agua mediante una bomba solar, que la distribuye a cinco puntos de distribución adicionales.
En el campo de tránsito de Adré, uno de los sistemas de agua construidos por MSF, extrae agua mediante una bomba solar, que la distribuye a cinco puntos adicionales. © Maurizio Debanne/MSF

 

Los recortes presupuestarios que enfrentan otras organizaciones capaces de implementar servicios de agua a gran escala están limitando su capacidad de respuesta, lo que supone una carga cada vez mayor para MSF para cubrir la carencia.
“Estamos actuando porque el agua potable y el saneamiento son vitales, especialmente con la llegada de la temporada de lluvias”, afirma Toussaint. “Pero cada centavo que se gasta aquí es uno menos para la atención médica. Médicos Sin Fronteras no podemos hacerlo solos: necesitamos que otros con la capacidad y la financiación intervengan para satisfacer las crecientes necesidades”, concluye.

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