Sudán: “Las espeluznantes escenas en Jartum siempre me perseguirán”

El viaje de las personas refugiadas desde Jartum hasta los campos en el este de Sudán

MSF brinda atenciòn al as personas refugiadas que llegan al campo de Um Rakuba en Sudán
Para los refugiados etíopes como Salim* y Qamar*, que ya habían escapado de la violencia en su tierra natal, su viaje desde Jartum hasta el este de Sudán estuvo plagado de riesgos. © MSF

Desde el 15 de abril, diferentes estados en Sudán han sido afectados por los enfrentamientos, la violencia generalizada y el acceso limitado a la atención médica y recursos esenciales. 

Esto ha afectado drásticamente la vida de millones de personas, llevándolas al desplazamiento y causando una afluencia de personas refugiadas que buscan seguridad en países vecinos 

Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados  (ACNUR), Sudán alberga una de las poblaciones refugiadas más grandes de África. Un 61 por ciento de la población vive fuera de los campos y un 39 por ciento está asentada en ellos. Muchas personas refugiadas viven en asentamientos fuera de los campos, comunidades de acogida y áreas urbanas. Otras residen en campos, especialmente en el este de Sudán y el estado del Nilo Blanco. 

Para la población refugiada etíope como Salim* y Qamar*, quienes ya habían experimentado el escapar de la violencia en su tierra natal, su viaje desde Jartum hacia el este de Sudán estuvo lleno de riesgos. Relataron los detalles agotadores de su travesía junto a sus cuatro hijos después de llegar a su segundo lugar de reasentamiento en un campo en el este de Sudán, donde Médicos Sin Fronteras (MSF) brindamos apoyo médico y de emergencia. 

“Nuestro punto de entrada a Sudán en noviembre de 2020 fue el centro de recepción de refugiados en Hamdayet, situado en la frontera sudanesa-etíope. Desde allí, nos trasladaron al campo de refugiados de Um Rakuba. Aunque intentamos adaptarnos a la vida en el campo, nuestras circunstancias empeoraron cuando nuestra tienda fue consumida por el fuego. Toda nuestra comida y la ropa de nuestros hijos quedó destruída. Como resultado, tomamos la decisión de abandonar el campo y viajar a Jartum. Llevé a mis hijos y acompañé a mi esposo para comenzar su tratamiento contra la enfermedad cardíaca”, dijo Qamar. 

Huir de la violencia en Tigray, Etiopía, no fue el fin de su exposición a situaciones que ponen en peligro la vida. Poco imaginaron que serían atrapados en otra ola de violencia cuando estalló el conflicto actual en Sudán en abril. 

Salim recuerda los detalles de su escape de Jartum.  

“En la mañana del 15 de abril, se escucharon disparos y enfrentamientos. Yo estaba fuera de nuestra casa y regresé rápidamente. La intensidad de la lucha entre las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) y las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) era abrumadora. La batalla tuvo lugar en la calle justo frente a nuestra casa, con bombas cayendo sobre las casas circundantes. El aire estaba lleno del ensordecedor ruido de aviones de guerra y explosiones. Busqué refugio mientras mis hijos se escondían bajo la cama. Fue descorazonador pensar que había huido de mi propio país debido a la guerra, solo para enfrentar la posibilidad de morir en el país en el que busqué refugio”, dijo Salim.  

“Quince días después, nuestros suministros de alimentos se agotaron y nos quedamos sin dinero. Casi todos nuestros vecinos abandonaron Jartum”, continúa. “Uno de ellos, al enterarse de nuestra situación desesperada, nos ayudó a llegar a la estación de autobuses e incluso cubrió el costo de nuestros boletos a Wad Madani. Mientras partíamos, presencié humo elevándose y edificios envueltos en llamas. Esa espantosa escena me perseguirá para siempre. A lo largo del camino, nos encontramos con hombres armados en un puesto de control que nos preguntaron si estábamos armados. Les aseguré que éramos refugiados y simplemente queríamos vivir en paz con nuestros hijos. Nos dejaron pasar, pero temblábamos de miedo”. 

La familia pasó 11 días en Wad Madani, encontrando alojamiento temporal en una escuela que carecía de servicios básicos. Sin boletos de transporte para llegar al campo de Um Rakuba en el estado de Al-Gadarif, lucharon para proporcionar alimentos a sus cuatro hijos. La ayuda de otras familias les proporcionó los boletos necesarios para viajar al campo de Um Rakuba. 

En el estado de Al-Gadarif, desde MSF gestionamos hospitales autónomos de atención médica secundaria en los campos de personas refugiadas de Um Rakuba y Tanedba. Estos hospitales también brindan atención a un número significativo de pacientes de las comunidades de acogida. Antes del conflicto actual, en el hospital de Um Rakuba, la mayoría de las admisiones en el centro de alimentación terapéutica provenían de la comunidad de acogida. 

En los últimos años en el campo de Um Rakuba, nuestros equipos han brindado acceso a una atención médica primaria, secundaria y de emergencia integral. Incluye apoyo ambulatorio y hospitalario para niños, además de centros de alimentación terapéutica y transfusiones de sangre. También brindamos referencias a instalaciones de atención médica secundaria y terciaria, así como para servicios de salud mental.  

“Tan pronto como llegué al campo de Um Rakuba, llevé a mis hijos al hospital de Médicos Sin Fronteras para tratar las enfermedades de la piel y la diarrea que contrajeron durante nuestro escape de Jartum. No tengo refugio, comida, nada aquí. Dependo de la ayuda de mis parientes entre los refugiados en el campo. Hacemos un llamado a otras organizaciones para que nos ayuden. No tenemos nada. Vinimos a Sudán no en busca de trabajo o dinero. Vinimos para salvar nuestras vidas y proteger a nuestros hijos”, dijo Salim. 

La situación vista a través de los ojos de niños como Mondi*, de 11 años, proporciona una perspectiva única del impacto del conflicto. 

“Me estaba preparando para ir a la escuela cuando vi a mi madre aterrorizada, pidiéndonos que nos escondiéramos bajo la cama. Lloré junto con mis hermanos porque el sonido de las bombas era muy aterrador. No me gusta la guerra porque me hizo pasar mucha hambre. Mi padre no podía comprarnos comida. No quiero volver allí; hicieron llorar a mis hermanos”. 

Estas palabras resaltan el profundo miedo y trauma experimentado por las niñas y niños que presencian y sufren las consecuencias del conflicto.  

“Frente a la crisis actual, uno de los mayores desafíos en el campo de refugiados de Um Rakuba, en el este de Sudán, es el acceso a refugio seguro, así como la precaria condición de la infraestructura de refugio, especialmente durante la temporada de lluvias. Hace unos días, algunas viviendas fueron destruidas por fuertes vientos y lluvias. Con la llegada de aproximadamente 850 nuevos refugiados desde Jartum la situación empeoró. Algunos refugiados viven con parientes en el campo, pero la mayoría se encuentra en refugios comunes con malas condiciones de vida. Están traumatizados y tienen un acceso muy limitado a servicios esenciales como alimentos, refugio y saneamiento”, afirma Zahir Gul, coordinador del proyecto de MSF en Um Rakuba.

Desde MSF hemos estado trabajando activamente en el campo para personas refugiadas desde 2020, brindando apoyo vital a refugiados y comunidades de acogida. Incluso antes de la crisis actual, estábamos abogando por un mayor apoyo para abordar la falta de servicios, donde las consecuencias de importantes recortes de financiación ya eran visibles.  

A pesar del conflicto actual, la situación de seguridad en esta parte de Sudán sigue siendo relativamente tranquila y accesible. Sin embargo, no estamos viendo que las organizaciones humanitarias regresen para reanudar las actividades a un nivel que satisfaga las necesidades de las personas en el este de Sudán.  

En Médicos Sin Fronteras hacemos un llamado a los donantes y organizaciones humanitarias para que redoblen su inversión y aseguren que se puedan garantizar los servicios más básicos, incluyendo refugio adecuado, atención médica, nutrición y asistencia de protección. 

 

Desde abril hasta junio de 2023, nuestros equipos en Um Rakuba brindaron alrededor de 4,000 consultas ambulatorias a la comunidad de acogida y refugiada. También donamos suministros médicos y medicamentos al Ministerio de Salud del estado para apoyar al Hospital de Al-Gadaraf a partir del 21 de junio. 

Desde el recrudecimiento de la crisis actual en Sudán, desde Médicos Sin Fronteras hemos estado trabajando activamente en 12 estados: Jartum Kassala, Al-Jazeera, Darfur Occidental, Darfur Norte, Darfur Central, Darfur Sur, Mar Rojo, Al-Gadaraf, Nilo Azul y Nilo Blanco.

 

*Los nombres han sido cambiados para proteger el anonimato de las personas.

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