Creando cimientos firmes para una maternidad en Sudán del Sur

El río Sobat, en Ulang, Sudán del Sur
Dos botes de MSF, usados para hacer derivaciones médicas y clínicas móviles, en el río Sobat en Ulang. © Igor Barbero

Nuestro compañero Joakin Gitlestad es un ingeniero y arquitecto que trabajó con Médicos Sin Fronteras (MSF) en Sudán del Sur para crear una sala de maternidad que ayudara a las mujeres de la comunidad a dar a luz de forma segura. Hoy te quiere contar sobre los desafíos a los que se enfrentó junto a su equipo para lograr esta misión. 

 

“Ya sea que transportes a personas o suministros, la única manera de llegar a Ulang es por aire o por bote. 

El área es remota. Al llegar por avión, desde arriba ves un largo claro en el monte. Y justo junto al lago puedes ver muchas edificaciones con techo de paja. En el centro está la pista de aterrizaje, cubierta por el ganado hasta el último momento en que el avión aterriza. Las personas en esta área han vivido años de guerra y violencia, y tienen poco acceso a la atención médica. 

En 2019 Médicos Sin Fronteras montó un pequeño hospital en Ulang, el único para atender a una población de cerca de 100,000 personas. El hospital cuenta con un departamento de urgencias que funciona las 24 horas, un centro de alimentación terapéutica para pacientes hospitalizados, brinda tratamiento para niñas y niños con desnutrición aguda y a personas con tuberculosis (TB) y VIH. Además brinda servicios de salud mental y tiene una unidad de maternidad. Y, precisamente, el equipo de maternidad necesitaba más espacio, y yo recientemente me uní al equipo para ayudarles con ello.

 

Mi trabajo

Oficialmente mi trabajo tiene el título de “logista de construcción”. En realidad, esto significa que fui mitad ingeniero y mitad gerente de construcción. 

Hice los dibujos y las especificaciones técnicas para los nuevos edificios, y luego me encargué de la contratación y supervisión de los trabajadores locales para construirlo. Además, tenía que gestionar la logística de adquirir materiales y herramientas, ¡lo cual fue un desafío en sí!

El equipo de MSF trabaja en el proyecto de construcción de una sala de maternidad en Sudán del Sur
Primera fase de la construcción de una sala de maternidad en Sudán del Sur. ©Joakin Gitlestad/MSF

 

Materiales locales

Cuando llegué empezamos la construcción completamente desde cero. Estábamos construyendo no solo una extensión para la unidad de maternidad, sino también una nueva base para el equipo.

Debido a los diferentes proyectos, teníamos una oportunidad para usar una combinación de material local y “universal”.

Para las estructuras pequeñas en la base para el equipo, usamos pasto seco para el techo y una mezcla de tierra, agua y pasto para las paredes; aunque en algunos lugares usamos también madera y ladrillos.

Para la construcción del hospital, sin embargo, necesitábamos materiales que pudieran ser fáciles de limpiar y mantener para poder cumplir con las medidas de prevención y control de infecciones. Para esto elegimos algunos ladrillos y placas de acero.

Equipo de MSF en la construcción de una maternidad en Sudán del Sur.
Joakin Gitlestad es un ingeniero y arquitecto de MSF que trabajó en la primera fase de la construcción de una maternidad en Sudán del Sur. © Joakin Gitlestad/MSF

 

Desafíos

Una de las cosas que identificamos desde el principio es que sería muy difícil construir sobre el suelo. Es una especie de suelo de algodón negro y contiene mucha arcilla, que se seca y se agrieta durante la estación de sequía, lo que puede causar problemas con los edificios. Para gestionar esto, tuvimos que hacer buenos cimientos y ser conscientes de cuánto peso poníamos en el suelo.

Nuestro siguiente desafío fueron los suministros y las habilidades del equipo. Nuestro equipo de construcción estaba compuesto por expertos en el uso de métodos locales de construcción que necesitábamos para los edificios pequeños de la base del personal, y fue fácil encontrar los materiales.

Para la unidad de maternidad y algunos de los edificios de personal más grandes, la situación fue más complicada. Las herramientas y materiales que necesitábamos frecuentemente no estaban disponibles en el mercado local, y el equipo no estaba familiarizado con las técnicas que necesitaban.

Una vez a la semana recibíamos un avión con suministros que venían desde la capital, Juba, pero la carga era demasiado limitada por el tamaño de los aviones, así que solo podíamos conseguir materiales pequeños de esta manera.

Las entregas por bote podrían tardar desde 3 a 12 semanas, lo cual se complicaba por la presencia de grupos armados a lo largo del rio.

Afortunadamente, el equipo que reunimos era muy rápido aprendiendo y de alguna manera, siempre creábamos o encontrábamos soluciones apropiadas cuando se trataba de los suministros.

 

El calor

El clima en Sudán del Sur es muy cálido, las temperaturas en Ulang superan los 45 grados Celsius. Empezábamos a trabajar a las 8 AM y terminábamos a las 5 PM, así que frecuentemente trabajábamos cuando la temperatura estaba en su punto más alto.

Trabajábamos de lunes a sábado, descansando los domingos, Los sábados eran un poco lentos, así que usualmente empezábamos una o dos horas tarde y alrededor del mediodía nadábamos alrededor del río para refrescarnos. Además había una pequeña habitación en el hospital con aire acondicionado, que podíamos visitar para descansar un poco del calor.

Nos daba mucho calor, pero pensaba en las mujeres para quienes construíamos la unidad de maternidad. ¿Cómo se sentirá estar embarazada y soportando este calor? ¿O necesitar asistencia médica en medio de este clima? 

El equipo de MSF en el proyecto de construcción de una sala de maternidad en Sudán del Sur
Joakin Gitlestad y su equipo de trabajo en la construcción de una sala de maternidad en Sudán del Sur ©Joakin Gitlestad/MSF

 

La vida en Ulang

Estuve en Ulang por tres meses. El calor hacía que fuera difícil dormir, en especial estando en tiendas de campaña con mucha vida salvaje alrededor. Esto cambiará cuando la base del personal se complete, pues la construimos con cuartos para dormir y una nueva área de cocina.

Los viernes teníamos noche de películas, y los sábados teníamos barbacoas, acertijos, baile y karaoke. La interacción social es muy buena, y éramos un grupo pequeño y unido. Incluso empecé un periódico hiper local para mis colegas todos los domingos.

Construido para durar

Ya terminé mi misión en Ulang e hice el traspaso a un colega que supervisará la siguiente fase del proyecto. Cuando terminen, estos edificios proporcionarán alojamiento mejorado para el equipo y, lo que es más importante, garantizarán que las mujeres aquí tengan acceso a instalaciones más amplias que les ofrecerán un lugar seguro para dar a luz. 

El trabajo de construcción está programado para completarse hacia finales del otoño. Sin embargo, durante mis tres meses en Ulang pudimos completar los cimientos de la base del personal y la unidad de maternidad, e incluso terminamos algunos de los edificios más pequeños.

Además hice amistades, tanto dentro de MSF como de la comunidad local, y estoy seguro de que serán amistades de por vida. 

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