40 años de trabajo en Colombia después de la tragedia de Armero

El 13 de noviembre de 1985 ocurrió una de las peores tragedias en la historia de Colombia.

La violencia generada por el conflicto representó un grave problema de salud pública en Catatumbo.
La violencia generada por el conflicto representó un grave problema de salud pública en Catatumbo. © Jesús Abad Colorado

El 13 de noviembre de 1985 ocurrió una de las peores catástrofes naturales en la historia de Colombia. Médicos Sin Fronteras (MSF). Hace 40 años llegamos al municipio de Armero para atender a la población afectada y, desde entonces, hemos trabajado de manera ininterrumpida en el país.

Por la erupción del Volcán Nevado del Ruíz, ubicado en la cordillera central del país, 30 millones de metros cúbicos de lodo y piedras cayeron a las nueve de la noche sobre Armero, el pueblo que para ese entonces contaba con 29,000 habitantes y en el que fallecieron cerca de 23,000 por la catástrofe.

 

MSF fue una de las cientos de organizaciones humanitarias que llegaron al país por Armero, tragedia en la que fallecieron más de 23.000 personas.
MSF fue una de las cientos de organizaciones humanitarias que llegaron al país por Armero, tragedia en la que fallecieron más de 23,000 personas. Colombia,1985 ©MSF

 

Dos días después del suceso, el 15 de noviembre, un grupo de médicos y especialistas en logística de Médicos Sin Fronteras (MSF), aterrizaron en Armero con 22 toneladas de suministros de medicina, incluyendo medicamentos, y materiales para albergue. Hasta abril de 1986, MSF trabajamos de la mano con autoridades locales en la atención primaria en salud, logística y salud mental. En un comienzo, las principales necesidades tenían que ver con rescates; personas que habían quedado atrapadas entre toneladas de lodo y muchas más que habían quedado heridas o al borde de la muerte después de la avalancha.

“Una de las tareas más importantes era apoyar a los hospitales y tratar de llegar a la mayor de cantidad de pacientes posibles. En los primeros días en Armero pedimos unos lanzadores, unas máquinas muy grandes que ayudan a remover el lodo. Llegaron dos, uno de Francia y otro de Inglaterra. Lamentablemente la alta temperatura en Armero, casi 38 grados centígrados, dificultó muchísimo los trabajos de rescate y el caos era impresionante por la cantidad de personas desaparecidas, las que habían sido desplazadas y las que se encontraban heridas”, cuenta Pierre Marie, primer coordinador logístico de MSF en Colombia.

En medio de todas las complicaciones de los trabajos de rescate MSF apoyamos a hospitales cercanos como el de Mariquita y creó nuevos equipos de salud para trabajar en la zona. “Una de las cosas más impactantes eran los pacientes atrapados, incluyendo niños, niñas, adultos mayores, muchos con gangrena, tratando de salir del lodo”, agrega Marie.

Durante un año, MSF trabajamos en Armero y en municipios cercanos como Lérida y Mariquita con la población afectada por la erupción y con instituciones oficiales que intentaban reconstruir puestos de salud, hospitales y brindar condiciones dignas de albergue.  Cuando pasó la fase más difícil de la emergencia, MSF comenzó a realizar evaluaciones de necesidades médicas en otros departamentos de Colombia, como lo fue el caso de Chocó.

 

Armenia 1999: El personal médico de MSF examina a un adulto mayor tras el terremoto. Los servicios de emergencia y las organizaciones humanitarias desplegaron todos sus equipos ante esta catástrofe, en la cual fallecieron cerca de 1,200 personas. Foto: Mike Goldwater
Armenia 1999: El personal médico de MSF en Colombia, examina a un adulto mayor tras el terremoto. Los servicios de emergencia y las organizaciones humanitarias desplegaron todos sus equipos ante esta catástrofe. Colombia © Mike Goldwater

 

 

40 años de trabajo humanitario

En los últimos 40 años, MSF ha desarrollado 51 proyectos en zonas rurales y urbanas de Colombia. Además de Armero, una de las emergencias más recordadas fue la de del terremoto de Armenia, en 1999. El 25 de enero de ese año, un sismo de 6.2 en la escala Richter causó la destrucción de más de 35,000 viviendas. En ese suceso fallecieron por lo menos 1,185 personas y hubo más de 8,500 personas heridas. El diario El Tiempo, en su edición del 28 de enero, relataba que MSF fue una de las primeras organizaciones en llegar al lugar y que contaba con “un equipo de veinte personas trabajando en la zona” y, de la misma manera, narraba que realizó donaciones de medicamentos al Hospital San Juan de Dios. Durante nueve meses, la organización trabajó en salud primaria, cirugía, agua y saneamiento y atención en salud mental.

Tanto en la década de los noventa como en la de los 2000, MSF se caracterizó por acompañar a las poblaciones más afectadas por el conflicto. De hecho, desde 1985, MSF hemos implementado más de 30 proyectos relacionados con violencia y conflicto armado en departamentos como Antioquia, Chocó, Sucre, Córdoba, Tolima, Caquetá, Arauca y Norte de Santander. Entre 2003 y 2013, por ejemplo, MSF trabajamos en proyectos enfocados en atención a víctimas del conflicto armado en la subregión del Catatumbo, en municipios como San Calixto, El Tarra, Tibú, La Gabarra y Santa Catalina, en donde se atendió uno de los brotes más grandes de fiebre amarilla durante esa década.

 

Cauca 2014: En Cauca, los psicólogos de MSF también atendieron niños y niñas con estrés post traumático, terrores nocturnos, enuresis e incluso víctimas de violencia sexual. Anna Surinyach
En Cauca, equipo de salud mental de MSF también atendieron niños y niñas con estrés post traumático, terrores nocturnos, enuresis e incluso víctimas de violencia sexual. Cauca, Colombia, 2014. © Anna Surinyach

 

Vale la pena destacar que durante este tiempo MSF también trabajamos con el enfoque de “otras situaciones de violencia” en ciudades como Buenaventura, Cali y Tumaco. En estos proyectos, atendimos a pacientes afectados por violencia física, sexual, mental y también necesidades médicas que se presentaban no necesariamente en un contexto de conflicto armado, pero sí donde existían impactos en la salud por la violencia en estos centros urbanos.

La organización también trabajó en coyunturas de salud importantes, como la emergencia por tuberculosis en Buenaventura en 2010 o en la pandemia de COVID-19 en 2020, cuando trabajó en Tumaco, Nariño, con hospitales locales para atender a cientos de pacientes afectados por el virus, así como a comunidades apartadas y con dificultad para acceder a la salud por los constantes combates en el departamento. En años recientes, MSF ha estado presente en momentos críticos del país, como la agudización del conflicto en regiones como Catatumbo y Nariño, así como atendiendo necesidades de salud en la frontera colombo venezolana y en el Darién, donde trabajó entre 2021 y 2025 con población migrante.

 

Durante su travesía por el Darién, los migrantes deben cruzar los ríos Acandí y Tuquesa.
Durante su travesía por el Darién, los migrantes deben cruzar los ríos Acandí y Tuquesa. 2023 © Juan Carlos Tomasi/MSF

 

De acuerdo con Nancy Guerrero Castillo, directora de MSF en América del Sur, “el trabajo de MSF en Colombia ha sido ininterrumpido desde 1985. Hemos acompañado a la población en momentos muy complicados, como el terremoto del Cauca, el de Armenia o los deslizamientos en Mocoa en 2017. Lo hemos hecho de forma independiente y neutral gracias al apoyo de miles de personas que donan a MSF. A su vez, hemos denunciado los vacíos en salud y la necesidad de respetar a la población civil en el marco de conflictos. Actualmente seguimos trabajando en Catatumbo y Arauca y siempre estamos monitoreando las necesidades humanitarias en el país”.

 

 

Médicos Sin Fronteras (MSF) es una organización médico-humanitaria de carácter internacional que aporta su ayuda a poblaciones en situación precaria y a víctimas de catástrofes de origen natural o humano y de conflictos armados, sin ninguna discriminación por raza, religión o ideología política.  MSF se guía por los principios de humanidad, independencia e imparcialidad.  Actualmente, la organización cuenta con más de 500 proyectos de acción médica y humanitaria en más de 70 países, y con 7,3 millones de socios, donantes y colaboradores en todo el mundo. En reconocimiento a su labor humanitaria, MSF recibió el Premio Nobel de la Paz 1999.

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