“Espérame”: un documental sobre el costo humano detrás de la migración en México

Espérame, un documental sobre el costo de la migración en México
'Espérame' es un documental del director Tassilo Lopes Coelho, apoyado por MSF. @ Tassilo Lopes Coelho

Huir por violencia, necesidades de atención en salud mental o falta de oportunidades. Historias diversas que se emparentan en el sufrimiento, lucha y resiliencia por buscar una vida mejor. Bajo la dirección del cineasta Tassilo Lopes Coelho y el apoyo de Médicos Sin Fronteras nace “Espérame”, un documental seleccionado por el Festival Docs.mx que retrata de forma íntima las historias de tres personas migrantes que atraviesan México en diferentes etapas del camino.

A lo largo del recorrido desde el sur, pasando por la capital y llegando a la frontera norte con Estados Unidos, se desvelan relatos de amores y esperanzas para sobrevivir a la dureza de la selva, la estigmatización y las amenazas de la violencia criminal.  

Esta propuesta testimonial refleja, en su lado más humano, la devastadora crisis humanitaria que se agudiza cada vez más en la región y afecta la vida de miles de personas año tras año. Entre enero y agosto de 2023, el Instituto Nacional de Migración registró más de 402,000 encuentros con personas en situación irregular en México. Esto representa un aumento del 61 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior (248,735 casos). 

“Yo amo a mi país y traté de sobrevivir en él”, cuenta Joe desde el sur de México. Con la voz cortada narra su historia al cruzar el Darién y el temor de enfermarse del estómago por tomar agua de un río, donde flotaban personas que se ahogaron. Su temor no es solitario. De hecho, es compartido por las más de 307,000 personas que han cruzado el Darién durante 2023.

Luego, al llegar a Tapachula, como Joe, se enfrentan con un sistema que les aleja de la salud y la dignidad humana, obligándolos a vivir en condiciones de hacinamiento y precariedad que se replican día con día, juntando hasta 1,972 personas en búsqueda de atención médica de primera necesidad, en la ciudad fronteriza en tan solo tres semanas. Ahora, en Chiapas, Joe dibuja una nueva vida, un paso a la vez, esperando el momento para volver a moverse o, tal vez, encontrar estabilidad en el sur de México.  

En la CDMX, Judith y Maily reciben atención psicológica por el abuso sexual y doméstico que recibieron cuando eran niñas en Guatemala, además de los peligros que sobrevivieron en la ruta. Judith narra que su único deseo era que su hermana no vivera lo mismo que ella, al ser sobreviviente de abuso sexual por un familiar. “Siempre traté que ella no se sintiera como yo, de protegerla. Pero no siempre se puede proteger a tus seres queridos”, dice desde un espacio seguro de Médicos Sin Fronteras (MSF).  

Para el momento en el que la población migrante llega a la Ciudad de México, las afecciones a su salud mental son delicadas y persistentes, mientras que los números de personas que se acumulan en la capital continúan subiendo. “Según la Comisión Mexicana de Apoyo al Refugiado a (COMAR), en el último semestre se han contabilizado 19,757 solicitudes de asilo en la capital, 6 mil personas más que las de todo el año anterior.  Esto fija un incremento del 45%, por lo que es posible asumir que para finales de año se superarán las cifras totales por un margen considerable”, dijo Camilo Vélez, director adjunto de operaciones para MSF México y Centroamérica. 

Al observar las consultas de salud mental del último semestre, solo en la capital, el número de solicitudes cuenta una historia de violencia y abuso, como lo que se enfrentaron Judith y Maily para llegar a este país. “El número de sesiones grupales e individuales de salud mental registradas por MSF supera las 3,400 consultas, pero de estas el 55% llegaron por padecimientos relacionados con haber sufrido violencia y el 29.9% por separación o pérdida”, explica Vélez.  

Desde la frontera norte, en Reynosa, Roberto y Wendy caminan enamorados de la mano en el albergue Senda de Vida 2, una pareja mexicana esperando su momento para empezar a construir una familia. “Cuando la vi supe que era única”, dice Roberto en “Espérame”. Sin embargo, sus planes tuvieron un vuelco después de que el crimen organizado se acercó a demandar uso de piso por la granja en la que él cuidaba puercos.

“La delincuencia se empezó a meter. Secuestros, robos, asesinatos y uno termina trabajando solo para ellos”. Roberto decidió no tomar ese trato y huir de la violencia fue la única opción que quedó para que pudiera hacer su vida con Wendy.  

“La situación en la frontera norte, en ciudades como Reynosa y Matamoros”, dice Vélez, “es precaria y difícil de sobrellevar para la población en movimiento. A través de testimonios de pacientes, hemos identificado 188 casos de violencia grave en Reynosa durante el último semestre, 65 en el último trimestre y alrededor del 95% son casos de violencia múltiple: secuestro, agresión sexual, violencia física, violencia psicológica, robos y más”.

Como Roberto y Wendy, en muchos casos, huir de la violencia significa exponerse a sobrevivir los mismos tratos que les obligaron a marcharse.  

 

 

 

Compartir