La prolongada herida de la guerra de Ucrania

Dos años después de la escalada del conflicto, enfermos crónicos y personas mayores sufren el profundo impacto de la guerra y la falta de servicios sanitarios cerca de los frentes en el este y el sur del país.

MSF continúa brindando atención en Ucrania
La localidad de Kobzartsi, en la región de Mykolaiv, estuvo en la primera línea de combates. © Nuria Lopez Torres

La guerra a gran escala en Ucrania ha provocado el desplazamiento de millones de personas y sigue teniendo un impacto devastador en la salud de la población y en la situación humanitaria de las zonas expuestas a los combates, especialmente en el este y el sur del país. Casi 10 millones de personas han tenido que abandonar sus hogares en busca de seguridad dentro y fuera del país.

 

El impacto tras dos años de guerra

En las zonas cerca de los frentes, asistimos a personas heridas a causa de los bombardeos. Dada la continua presión a la que está sometido el sistema sanitario ucraniano, y con un flujo continuo de pacientes que necesitan derivarse por lesiones traumáticas a causa del conflicto, especialmente en las regiones de Donetsk, Jersón, Dnipropetrovsk y Zaporiyia, nuestras ambulancias derivan a los pacientes a otros hospitales donde pueden recibir la atención adecuada. En 2023, nuestras ambulancias trasladaron a más de 10,500 pacientes. El 57% de ellos sufrieron traumas violentos.

Los ataques contra las infraestructuras energéticas y civiles han dañado zonas residenciales. Han causado muchas víctimas y dejando a muchos sin electricidad, calefacción o incluso agua corriente. Tampoco se han librado de los ataques las instalaciones médicas, dejando a miles de personas sin acceso a la asistencia sanitaria básica y a los medicamentos esenciales.

Todo ello produce un impacto especialmente profundo y grave en la población mayor y en los pacientes con enfermedades que requieren una atención continúa. Sin un tratamiento continuo, estas corren un mayor riesgo de desarrollar complicaciones graves e incluso mortales.

MSF continúa brindando atención en Ucrania
Rita Dmitrenko, 61 años. De Kobzartsi, provincia de Mykolaiv. En esta antigua ciudad de primera línea, MSF apoyó durante semanas el único puesto de salud. © Nuria López Torres

 

“Hace unos seis meses, todo fue bombardeado: el puesto médico, la farmacia y todas las infraestructuras destruidas… pero no fue el final. Construimos casas, reforzamos nuestra comunidad”, recuerda con orgullo Liudmyla Karatsiuba, residente cerca de Kupiansk, una de las zonas más inestables del frente actual de guerra, en el noreste del país.

Tras la retoma parcial de la región de Járkiv por parte de las fuerzas ucranianas en septiembre de 2022, y el alejamiento de la línea del frente de Kupiansk, nuestros equipos llegaron al pueblo de Liudmyla para brindar tratamiento médico. Los bombardeos no habían dejado ningún edificio público para instalar una clínica. Así que Liudmyla accedió a que el equipo utilizara su casa, donde brindamos las primeras consultas médicas y psicológicas a los habitantes de la comunidad.

 

Servicios sanitarios precarios en zonas retomadas por Ucrania

Liudmyla es atentida por nuestros equipos cerca de la línea del frente. Gestionamos clínicas móviles en 100 ciudades y pueblos diferentes cercanos a la línea del frente en las regiones de Donetsk, Járkiv y Jersón. Estos dispositivos realizaron cerca de 60,000 consultas de atención primaria y más de 3,800 consultas de salud sexual y reproductiva en 2023.

La mayoría de las personas asistidas son babushkas, mujeres mayores de 60 años, muchas de ellas con enfermedades crónicas. Mientras que algunas fueron evacuadas, otras no pudieron marcharse u optaron por permanecer en sus comunidades.

“Sigue siendo urgente brindar servicios médicos a los pacientes que residen a 30 o 20 kilómetros de la línea del frente. Estos pacientes, en su mayoría mujeres mayores, suelen tener enfermedades crónicas que requieren una observación continua”, declara Maksym Zharikov, nuestro coordinador médico adjunto en Ucrania.

Son zonas que resultaron muy afectadas por los combates y en los que la población sufrió mucho. Los servicios básicos se paralizaron casi por completo. En algunas localidades, el sistema de atención primaria no se ha recuperado del todo por falta de profesionales médicos, instalaciones y medicamentos básicos.

Mediante clínicas móviles, ayudamos al personal sanitario local a reanudar algunos servicios médicos. Nuestros equipos llegan a localidades donde el sistema de atención primaria es inexistente.

Se trata de localidades donde, a menudo, apenas permanece la mitad de la población que vivía antes de la escalada del conflicto hace dos años y que padecen todavía las repercusiones en forma de falta de servicios básicos.

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© Nuria Lopez Torres

 

“Tenemos dos equipos: uno compuesto por personal de medicina, enfermería y psicología, que integran clínicas móviles. Otro solo con psicólogos y psicólogas que realizan consultas de salud mental. Visitan con regularidad varias localidades situadas por encima del río Dniéper que marca la línea de frente en estos momentos”, explica Diego Ráfales, nuestro coordinador en las regiones de Mykolaiv y Jersón.

“Los pacientes que tratamos son en su mayoría adultos mayores—confirma—. Nuestros equipos atienden pacientes graves cuyas dolencias han empeorado por las circunstancias en las que viven, lo que a menudo les causa una angustia extrema. Esto es algo que hemos visto sobre todo en las zonas retomadas en el este y el sur del país”.

 

Sistema sanitario bajo estrés

Aunque el sistema sanitario ucraniano ha realizado notables esfuerzos, la situación sigue siendo desesperada. La mayor parte de la respuesta sanitaria corre a cargo de este y de los grupos de voluntarios locales, que han respondido a un aumento de las necesidades, a menudo trabajando en duras condiciones cerca de la línea de frente. 

“Es importante recalcar que las instalaciones médicas no se han librado ni mucho menos de este patrón de devastación que se extiende a muchas infraestructuras civiles. Los ataques a las estructuras médicas y al personal sanitario afectan de manera decisiva a las capacidades del sistema sanitario, lo cual es inaceptable. Hemos visto muchas instalaciones dañadas cerca de los frentes y en zonas retomadas de Jersón, Járkiv, Mikolaiv y Donetsk”, afirma Ráfales.

El pasado 13 de febrero los ataques alcanzaron un hospital en Jersón, obligando a nuestro equipo quirúrgico a buscar refugio en el búnker. Otro ataque alcanzó a un hospital en Selydove (Donetsk) matando a tres personas e hiriendo a seis.

 

Trauma colectivo

Dos años después del recrudecimiento del conflicto, muchas personas viven en casas dañadas, a menudo en condiciones calamitosas, sin electricidad, calefacción, agua ni medicamentos adecuados, y en muchas zonas sembradas de minas terrestres; y bajo la amenaza constante de la violencia.

“Han sufrido violencia, pérdidas, aislamiento y miedo, y el país está sufriendo un trauma colectivo, las necesidades de atención psicológica son enormes, y sin una atención adecuada el riesgo de desarrollar trastornos mentales más graves es mayor”, afirma Ráfales.

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Rita Dmitrenko, 61 años. De Kobzartsi, provincia de Mykolaiv. En esta antigua ciudad de primera línea, MSF apoyó durante semanas el único puesto de salud. © Nuria López Torres

 

El año pasado, nuestras clínicas móviles realizaron 12,724 consultas psicológicas individuales.

“Nuestros equipos ven que la gente está destrozada por lo que ha pasado y sigue pasando y por la incertidumbre y el temor que ha creado esta guerra. Algunas personas están experimentando fuertes efectos psicológicos retardados. El trastorno de estrés postraumático, la ansiedad y los ataques de pánico son síntomas comunes que vemos en muchas partes de Ucrania, tanto si la persona ha huido de los combates como si se ha quedado en las zonas atacadas”, expone Ráfales.

La salud mental en adultos es clave para mantener un entorno positivo en la familia, ya que el estado psicológico de los padres suele reflejarse en los hijos. Por ello, también nos centramos en brindar apoyo psicológico a las familias.

“Al principio de la escalada, detectamos síntomas en los niños y niñas como ansiedad, ataques de pánico y miedos. Sin embargo, ahora observamos que han empezado a percibir la situación anormal como normal: se han adaptado a los sonidos de las explosiones, aunque seguimos observando reacciones de ansiedad”, relata nuestra psicóloga Alisa Kushnirova. “Es difícil —añade— predecir el comportamiento de niños y adultos una vez acabada la guerra. El apoyo psicológico será esencial durante muchos años en Ucrania”.

 


Cuando estalló la guerra a gran escala en Ucrania en febrero de 2022, ampliamos nuestras actividades para dar respuesta a las necesidades de salud; aunque ya habíamos trabajado por primera vez en el país en 1999. En 2022, realizamos 90,800 consultas externas y 13,600 consultas individuales de salud mental. Nuestras clínicas móviles realizaron cerca de 60,000 consultas de atención primaria y más de 3,800 consultas de salud sexual y reproductiva, y 12,724 consultas psicológicas individuales en 2023. En el mismo periodo, nuestras ambulancias trasladaron a más de 10,500 pacientes. Actualmente, tenemos proyectos en las regiones de Jersón, Mykolaiv, Vinnytsia, Cherkasy, Dnipropetrovsk, Zaporiyia, Járkiv y Donetsk.

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